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Zoe González Zamora tiene 22 meses. Ella crece en un ambiente ideal que permite que su factor genético pueda desarrollarse mejor.

La fórmula del crecimiento

El crecimiento y desarrollo de un bebé están influenciados por muchos factores. Por supuesto que el factor genético juega un papel muy importante, porque los genes determinan mucho de lo que el niño va a desarrollar, pero no es lo único a considerar, ya que también son fundamentales los factores ambientales que le rodean.

Fátima Arellano

El crecimiento y desarrollo de un bebé están influenciados por muchos factores. Por supuesto que el factor genético juega un papel muy importante, porque los genes determinan mucho de lo que el niño va a desarrollar, pero no es lo único a considerar, ya que también son fundamentales los factores ambientales que le rodean.

Así lo confirma el doctor Gerardo Mejía, pediatra genetista del Hospital Infantil Manuel de Jesús Rivera, “La Mascota”, quien nos explica que en los factores genéticos la información que tienen tanto los espermatozoides como los óvulos es muy variada y por eso se deben considerar las características de las cuatro familias: las dos de la mamá y las dos del papá, es decir, los abuelos.

“Los genes se vienen transmitiendo de generación en generación. De esa manera, si hubo entre la familia personas altas con ojos y cabello claros, podría nacer en dos o tres generaciones siguientes, un bebé con esos mismos rasgos físicos, así ya los padres no tengan esas características. Por eso siempre he dicho que la genética es determinante, pero no lo único”.

De acuerdo con el doctor Mejía, desde que la mujer está embarazada el ambiente en el que se rodea es muy importante y mucho más cuando nace el bebé, pues también de eso depende que su desarrollo sea saludable.

“Para que un bebé crezca sano y fuerte también es necesario que se sienta amado y que sus padres se lo demuestren. Los niños sienten cuando hay violencia, se deprimen, dejan de comer y jugar y se enferman. Los padres tienen que velar por su sano desarrollo, porque no se enfermen y tengan completas todas sus vacunas”, exhorta el doctor Mejía.

Malformaciones congénitas

Los rasgos físicos, afirma el doctor Mejía, podrían verse afectados por factores ambientales. Eso da paso a las malformaciones congénitas.

“Si la mujer ingiere alcohol en cantidades suficientes durante el embarazo, el bebé podría nacer con aspectos faciales denominado síndrome de alcoholismo fetal. Si tiene otros hábitos como fumar o si sufre de toxoplasmosis, entre otras enfermedades, el bebé tiende a presentar malformaciones y luego vienen los lamentos”.

Para evitar las malformaciones congénitas, el doctor Mejía recomienda que la madre tenga hábitos saludables y que opte por realizarse chequeos preconcepcionales; es decir, antes del embarazo.

“Es importante saber las enfermedades que hay en las familias y su origen. Recomiendo que las parejas se realicen los exámenes pertinentes antes del embarazo y que eviten químicos y tóxicos que siempre afectan al bebé. Si deseamos que nuestros hijos tengan el crecimiento y desarrollo acorde a su información genética, es fundamental tomar en cuenta todos estos factores”, insta el pediatra y genetista Gerardo Mejía.

Andrea Velásquez tiene 14 meses. Ella juega con una mesita musical disponible en Almacenes Simán. LA PRENSA/ ALFREDO ZÚNIGA.

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