Fátima Arellano
Después de la muerte de su esposo, Ivania asumió el papel de jefa de hogar haciéndose cargo ella sola de su hija de ocho años y de todas las responsabilidades de la casa; también emprendió la búsqueda de un nuevo trabajo.
El impacto que tuvo la pérdida de su esposo no solo le afectó emocionalmente a ella y a su hija, sino que ahora debían acostumbrarse a un nuevo ritmo de vida. Ella debía trabajar y a la vez desempeñar su rol de madre y mujer.
Luego de unos meses, Ivania notó un brote de pequeñas ronchas en su espalda, acompañados de una ligera picazón y sensación de ardor. Al pasar dos días y ver que estas lesiones no desaparecían decidió acudir a un dermatólogo para averiguar de qué se trataba. Al examinarla, el doctor le diagnosticó herpes zóster, posiblemente provocado por estrés.
De acuerdo con la dermatóloga Gema López, esta es una enfermedad viral causada por el virus varicela zóster, el mismo causante de la varicela.
“El virus de la varicela queda latente en cualquier región nerviosa del cuerpo y en algún momento, como por ejemplo si se está pasando por un estrés, se reactiva. Tiene que haber una depresión del sistema inmunológico para que se pueda activar el herpes zóster”, explica la doctora López.
La mayor manifestación del herpes zóster es la aparición de las vesículas o pequeñas ampollas llenas de líquido que se agrupan asemejando racimos de uvas, aunque según López, otros síntomas como fiebre, dolor de garganta y malestar general pueden aparecer de forma previa. Luego de siete o 10 días aparecen las lesiones en la piel.
Agrega que esta enfermedad se diferencia de la varicela y el herpes simple por la sensibilidad (dolor al roce de la piel) y el dolor en el área.
El doctor Neri Olivas, especialista en medicina interna, explica que el virus vive dentro del nervio dermatoma y cuando se activa las lesiones aparecen a lo largo de la extensión del nervio.
“Si aparece en el abdomen, por ejemplo, viene desde la región lumbar hasta el ombligo como una faja, terminando hasta donde llega el nervio”.
El fuerte dolor y la sensación de piel quemada caracterizan esta enfermedad que puede afectarnos a cualquier edad; sin embargo, ambos especialistas coinciden en que es más frecuente en personas mayores y en aquellos que padecieron varicela en los primeros dos años de vida.
Las vesículas pueden desaparecer luego de dos semanas. El doctor Olivas menciona que puede notarse secreción de líquido y al secarse se forma una costra hasta desaparecer.
La doctora López afirma que dependiendo de la lesión es posible que queden cicatrices o manchas oscuras o claras en la piel que desaparecerán con el tiempo.
El diagnóstico temprano de esta enfermedad puede ayudar a controlar la enfermedad y evitar secuelas como la neuralgia posherpética.
“Después del herpes zóster puede quedar una neuralgia posherpética, una afectación en el nervio que provoca un dolor terrible como si el virus estuviera activo nuevamente. Hasta el roce con la ropa provoca dolor”, señala el médico internista.
Agrega que las medicinas para tratar convulsiones y prevenir dolor de cabeza pueden utilizarse para contrarrestar esta enfermedad.
Por su parte, la dermatóloga Gema López afirma que también se puede utilizar compresas frías como secantes.
“Lo más natural y práctico puede ser con agua de manzanilla y colocar compresas frías, nunca calientes. Es bueno utilizar ropa que permita una buena ventilación y que sea suave para que evite la fricción. Asimismo, se puede usar cremas con antiviral, como aciclovir o un polvo secante antiséptico llamado Domeboro y un jabón suave neutro para el baño”, sugiere López.
Ante cualquier señal de herpes zóster es fundamental acudir de forma inmediata al médico, para evitar la prolongación de la enfermedad.
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