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La doctora Greta Solís, junto a sus dos hijos y su padre, Napoleón Solís. LA PRENSA/ A. ZÚNIGA

“No solo soy médico, también soy amiga”

Surgió cuando hice mi práctica de internado rotatorio aquí en los hospitales de Managua. Cuando comencé a tener contacto directo con los pacientes de las diferentes especialidades (medicina interna, ginecología, cirugía y pediatría), observé cómo la ginecología era una especialidad en la que brindabas mucha felicidad porque traer al mundo a un bebé es causa de alegría.

Geraldina González C.

¿Cómo surgió su interés por la ginecología?

Surgió cuando hice mi práctica de internado rotatorio aquí en los hospitales de Managua. Cuando comencé a tener contacto directo con los pacientes de las diferentes especialidades (medicina interna, ginecología, cirugía y pediatría), observé cómo la ginecología era una especialidad en la que brindabas mucha felicidad porque traer al mundo a un bebé es causa de alegría. El grupo de médicos que pertenecían a la especialidad de ginecología era alegre, estudiaban y trabajaban, y los otros médicos eran un poco más serios, entonces yo dije que tenía que estar en el grupo alegre porque a mí me gusta la alegría y porque ayudar a traer vida a este mundo me parece algo maravilloso, sublime y cercano a Dios. Me decidí por la ginecología y no me equivoqué. Para mí el trabajo es un hobby. Cada vez que viene una paciente, siento que viene a mi casa a visitarme.

¿Cómo ha sido la experiencia de representar a Nicaragua a nivel internacional en conferencias en diversos países?

Ha sido muy importante. Prácticamente yo era la única nicaragüense que iba a conferencias fuera del país. Siempre pensé que yo representaba a un país pequeño al que se supone le falta mucho desarrollo científico y por eso me decía que no podía fallar, por mi país y por mí. Le doy gracias a Dios por tanto mérito. Al comienzo siempre hay algún temor, pero luego la experiencia te lo va dando todo.

¿Cuál ha sido el mayor aprendizaje a nivel personal que le ha dejado su trayectoria profesional?

Todos estos logros me han dejado la satisfacción de saber que lo que hago lo estoy haciendo bien, y que lo que he hecho está dando sus frutos porque de alguna manera estoy logrado cambiar o mejorar la calidad de vida de la mujer nicaragüense, latinoamericana y a nivel mundial. Esa es mi satisfacción personal.

¿Cómo ha equilibrado su trabajo con su vida familiar?

Evidentemente los hijos sufren siempre. Cuando la madre es trabajadora realmente es muy difícil. Algunas veces llegué a sentir que era mala madre porque no estaba el tiempo suficiente con mis hijos. En una ocasión el doctor Arturo Esquivel, un médico muy mayor, exdirector del hospital San Juan de Dios en Costa Rica, me dijo: “usted no deje pasar las situaciones importantes de sus hijos por el trabajo. Primero tiene que ser su familia, tiene que dedicarle tiempo a sus hijos y no solamente a su trabajo”. Yo pienso que para la mujer en particular es muy difícil sobresalir porque además de ser madre, hay que atender la casa, ver a los hijos y también estudiar.

¿Cuál ha sido el momento más difícil que ha enfrentado?

En 2010 sufrí lo peor que ha pasado en mi vida: perdí a mi madre. Eso me ha dolido mucho hasta el día de hoy porque mi madre también era mi amiga, mi protectora, mi confidente y mi compañera. Perderla fue un golpe muy duro. A veces te llegás a meter al trabajo y eso es una vorágine, te va comiendo y despertás cuando tenés un golpe tan duro como ese que tuve. Ahora, no dejo a mi papá solo. Trabajo hasta las cinco de la tarde y no atiendo los sábados. Antes salía hasta las nueve de la noche. He variado un poco eso y estoy dedicando más tiempo a mis hijos aunque ellos ya tienen su carrera y ya crecieron, pero siempre trato de compartir en familia.

¿Cuál ha sido su motivación para salir adelante?

Ser una mujer que acepta retos. No huyo, siempre los enfrento, eso es parte de mi personalidad y es algo que me gusta y gracias a Dios he salido bien hasta ahora.

¿Y cuál ha sido la clave para cumplir todos esos retos?

A parte de aceptar el reto del tamaño que sea y prepararse para eso, la clave del éxito con mis pacientes ha sido estudiar, saber escuchar a mis pacientes y brindarles la confianza, porque a veces la persona va buscando a alguien que las escuche, que las oiga y ese es el “algo más” que yo tengo. No solo soy médico, también soy amiga.

¿Qué metas tiene para este año?

Mi plan siempre es mejorar la atención de mis pacientes. Para lograrlo tengo planeado ir a hacer un curso a Argentina en cirugía cosmética de mi especialidad ginecológica. También deseo retomar las conferencias que abandoné un poco el año pasado. Tengo planeado ir a congresos a Cancún, Quito, Guatemala y Estados Unidos, y por supuesto pienso tomar vacaciones (risas). A veces las pacientes no comprenden eso y yo les digo que para poder atenderlas bien tengo que estar un poquito de vacaciones. Me gusta ir a mi casa de la playa en Quizalá y siempre viajo dos veces a Estados Unidos para hacer compras, porque me fascina la moda, comprar ropa, accesorios, perfumes, ¡me fascina!


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