Geraldina González C.
La llegada de fin de año crea el ambiente idóneo para reflexionar sobre lo que hemos logrado en ese año, cómo nos hemos comportado y lo que debemos aprender a dejar atrás.
Cuando llega el año nuevo solemos plantearnos metas u objetivos que pretendemos alcanzar a lo largo de los 365 días venideros. Pero, ¿en verdad cumplimos todas esas metas que de la forma más positiva nos proponemos en estos días?
Este 2013 me dejó muchas cosas positivas, y también me dio la oportunidad de cumplir muchas de las metas que me propuse, como concluir estudios de idiomas y lograr poner en práctica lo que he estudiado. Y aunque estoy muy feliz por esas metas y otros logros más, he de confesar que al menos un par de propósitos se quedaron plasmados sobre una hoja de papel.
De acuerdo con la psicóloga clínica Ledia Gutiérrez, esta temporada es idónea para redefinir nuestros propósitos y llevar una secuencia de hechos hasta cumplir el ciclo.
“Es el tiempo propicio para marcar fechas de inicio de un nuevo ciclo de cambios en la vida, para reflexionar por qué no has cumplido tus metas o por qué no te las has propuesto”, expresa Gutiérrez.
Nuestra lista de metas puede incluir desde comenzar a ofrecer una sonrisa a quien se encuentre a nuestro alrededor, hasta ahorrar dinero para comprar una casa o un carro nuevo; inclusive cambios en nuestros hábitos personales. Más que el número o tipo de metas, lo importante es mantenernos firmes en su cumplimiento.
Según la psicóloga, podemos trazarnos un sinfín de metas que sean realizables, es decir, que a lo largo del año poco a poco podamos alcanzarlas.
Perseverancia
¿Cuántas veces nos hemos propuesto empezar una nueva dieta balanceada y una rutina de ejercicios, y luego de dos meses empieza a convertirse en una realidad lejana? Sí, quizás requiera un poco más de esfuerzo de nuestra parte, no obstante, la constancia y perseverancia también forman parte de nuestras metas.
“Lograr alcanzar las metas sin abandonarlas a lo largo del camino es otra meta. Debemos revisar periódicamente lo que nos hemos propuesto y retomarlas si las hemos descuidado. Mantener la motivación no es fácil y adquirir nuevos hábitos tampoco, por eso es que debemos supervisarlas y ser disciplinados para poder cumplirlas”, exhorta la especialista.
Y es que no hay satisfacción más grande que ver nuestros propósitos realizados y darnos cuenta que ese sacrificio que en algún momento quizás nos hizo pensar en la posibilidad de desistir, valió la pena.
¿Y si no las cumplo?
Así como nos complace ver nuestras metas cumplidas, saber que por algún motivo no llegamos a concretarlas podría afectarnos a nivel emocional, o bien hacernos reflexionar en eso que nos impidió y retomarlas.
“El no alcanzar las metas propuestas podría desmotivarnos y que luego no queramos retomarlas por temor a no volver a cumplirlas, pero este no es buen consejo. Lo correcto es analizar por qué no las cumpliste y qué te lo obstaculizó”, insta Gutiérrez.
Todas esas metas que durante este año no pude lograr aún pueden concretarse en el nuevo año, pues cada año es una oportunidad para retomar eso que nos faltó y llevarlo a la realidad.
La sensación de frustración y sentir que fracasamos podrían llegar a nuestra puerta. En el caso de encontrarnos inmersos en depresión por las metas no cumplidas, la especialista menciona que lo ideal es buscar ayuda profesional para superar ese estado y hacer una revisión del manejo de nuestra vida. “Es necesario analizar por qué no conseguimos nuestro propósito y superar esos obstáculos para llegar a la meta con el sentido del bien cumplido”.
Si bien algunas situaciones se escapan de nuestras manos y nos impiden realizar todas las metas propuestas, recuerda que lo importante es nunca desistir y retomarlas en cada nueva oportunidad que la vida nos presente. Mientras Dios nos conceda vida y salud, solo necesitamos poner de nuestra parte el deseo de emprender eso que tanto anhelamos, lograr. ¡Feliz año 2014!
