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Nicaragua tiene una deuda impagable con Roberto Clemente, quien dio su vida por ayudar cuando el país más lo necesitaba. LA PRENSA/ARCHIVO/AP

Nicaragua tiene una deuda impagable con Roberto Clemente, quien dio su vida por ayudar cuando el país más lo necesitaba. LA PRENSA/ARCHIVO/AP

Recuerdo de Roberto Clemente sigue imborrable

Roberto Clemente falleció un día como hoy hace 44 años, en un accidente aéreo, al caer el avión en el que trasladaba ayuda a Nicaragua.

Se puede ser grande pero no necesariamente bueno. Roberto Clemente alcanzó la cima en ambas facetas. Quizá porque identificó su propósito en la vida, y tras aceptarlo, se dispuso a honrarlo con todas sus fuerzas, al extremo que 44 años después de su muerte, su legado sigue más vigente que nunca y parece recobrar brillo con el paso del tiempo.

Un día como hoy pero de 1972, Clemente, consumada estrella del beisbol que abrió camino en las Grandes Ligas a golpe de talento y tenacidad, saltó a la inmortalidad al entregar su vida, mientras se disponía a traer ayuda a nuestra Managua devastada por el terremoto. Y sin proponérselo, pasó de ser deportista brillante, a humanista admirable.

Nadie jugó con tanto fuego adentro como Clemente y aunque al principio los faros no apuntaban hacia él, más tarde se ganó el reconocimiento de la crítica y la reverencia de los aficionados, debido a sus espectaculares habilidades, a la consistencia de su labor y a la gracia sorprendente con que ejecutaba sus acciones sobre el campo de juego.

Lea también: Retiro del 21 de Roberto Clemente en Grandes Ligas se acerca

Clemente es para nosotros cada vez más distante y a la vez más cercano. Su exuberancia atlética y el nivel de su desempeño, lo llevaron a convertirse en el patrón por el cual se mide a los más talentosos jugadores latinos, pero el afecto y cariño que sintió por nuestro país y que lo probó con acciones concretas, lo vuelven cada vez más próximo.

La figura de Clemente, la firmeza de sus convicciones y la valentía que lo llevó a tomar la decisión de abordar un avión que no inspiraba seguridad, justo cuando en su hogar y en el mundo se celebraría el arribo del Año Nuevo, aún nos estremecen, y más aún el desenlace fatal, que nos golpea como un recto a la mandíbula imposible de asimilar.

Un final poético

Pero como suele ocurrir con casi todas las figuras legendarias, el final de Clemente fue también poético. Su cuerpo no fue encontrado porque se esparció por el mundo. Cerró su carrera con 3,000 hits exactos para convertirse en frontera de la grandeza y acumuló títulos individuales y colectivos para no dejar espacio a dudas sobre sus capacidades.

Después de ser extraído por los Piratas desde las fincas de los Dodgers a través de la Regla 5, Clemente debutó con los Piratas en 1955 a sus 20 años. Y a pesar de ofrecer destellos importantes en sus cinco primeros años, fue hasta en su sexta campaña que alcanzó niveles estelares. Bateó .314, remolcó 94 carreras y fue al Juego de Estrellas.

Ese 1960, marcó inicio de la etapa de esplendor y grandeza para el Cometa de Carolina. Fue a 12 Juegos de Estrellas en las siguientes 13 temporadas. Ganó cuatro títulos de bateo en la Liga Nacional, un premio de Jugador Más Valioso y recibió 12 Guantes de Oro, como reconocimiento a su formidable defensa, aderezada por un brazo potente.

Clemente también ayudó a los Piratas a ganar dos Series Mundiales. La de 1960 a los Yanquis y la de 1971 a los Orioles. Conectó de hits en cada uno de los 14 partidos que jugó y fue Más Valioso en el clásico de 1971, en el que bateó para .414. En el año final en 1972, bateó para .312 y se despidió con su hit 3,000, un doble ante Jon Matlack.

A 44 años de su muerte, el legado de Clemente sigue brillando y no solo en el planeta beisbol. Es también un ejemplo para intentar ser lo mejor posible, y a la vez, ser capaz de compartir tus dones y posibilidades con los más necesitados, justo como lo hizo él.

Así fue

Roberto Clemente Walker nació el 18 de agosto de 1934 en Carolina, Puerto Rico. Su muerte fue el 31 de diciembre de 1972.

Debutó en Grandes Ligas en 1955 con los Piratas, su equipo de toda la vida. Jugó 18 años y terminó con .317 de promedio.

Fue a 12 Juegos de Estrellas, ganó 12 Guantes de Oro, capturó cuatro títulos de bateo y un premio de Jugador Más Valioso.

Ganó dos Series Mundiales con los Piratas, en 1960 ante los Yanquis y 1971 ante los Orioles. En esta última fue Más Valioso.

Deportes Roberto Clemente terremoto 1972 archivo

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COMENTARIOS

  1. Arturo Payan
    Hace 8 años

    Una leyenda para Nicaragua, Puerto Rico y cualquier admirador de béisbol y ser himanitario.

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