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monseñor Silvio Báez

Monseñor Silvio José Báez, Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de Managua. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Monseñor Silvio Báez: “Es difícil sacar a Ortega de sus esquemas políticos”

Desde que regresó a Nicaragua, en 2009, monseñor Silvio Báez se ha destacado como una de las voces que más se escucha en contra de los desmanes del gobierno de turno. Por eso y más, LA PRENSA lo ha escogido como el personaje del año 2017

Al comienzo del año 2009, monseñor Silvio José Báez vivía su “mejor momento”. Era vicedecano de la Facultad de Teología de los Padres Carmelitas en Roma, el Teresianum. Dirigía la revista científica de la facultad. Impartía cátedra sobre las Sagradas Escrituras. Tenía contratos con editoriales para realizar publicaciones. Y estaba a punto de cumplir un sueño: publicar un manual de Antropología Bíblica.

Una decisión del papa Benedicto XVI le cambió la vida. Decidió enviarlo a Managua, como obispo auxiliar. Además de todo lo que estaba viviendo en Roma, a Báez le dolía también tener que dejar a su “familia”, a los demás hermanos carmelitas. Una de las cosas por las que en 1979 Báez decidió hacerse sacerdote carmelita era porque con ellos había encontrado mucha fraternidad, oración intensa y una misión evangelizadora. Justo lo que andaba buscando. Entre los carmelitas Báez se siente en familia.

Pudo haberse negado a venir a Nicaragua y seguir con su vida en Roma, pero Báez dice que debía de tener una justificación válida, y no la tenía. Muchos sentimientos encontrados inundaron el alma de Báez, porque al mismo tiempo recordó que se había convertido en sacerdote pensando en que quería servir al pueblo de Nicaragua. En Roma se había olvidado de ese cometido, pero la decisión de Benedicto XVI le devolvió a sus orígenes.

Un pensamiento en especial asaltó la mente del sacerdote. Sabía que no estaba bien la situación política en Nicaragua, recién pasado el fraude de las elecciones municipales del 2008. “Conociéndome, que me gusta decir las cosas por su nombre, que soy un partidario apasionado de la verdad”, recuerda Báez que se decía a sí mismo.

En Nicaragua, su familia pensaba en la remota idea de que lo nombraran obispo en el país. Pero la noticia los tomó por sorpresa. Uno de los hermanos de monseñor Báez, de nombre Xavier, recuerda que le decía: “Ni quiera Dios que te nombren obispo, vas a venir a un problemón en Nicaragua”.

Monseñor Silvio Báez, recién regresado a Nicaragua, cuando fue nombrado obispo auxiliar de Managua, en abril del año 2009. LA PRENSA/ ARCHIVO

El jueves 9 de abril del 2009, monseñor Báez fue nombrado como obispo auxiliar de Managua. Lo ordenaron el 30 de mayo en la catedral. Los temores que él y su familia tenían se han convertido en realidad. Báez es hoy una de las voces más críticas de la actual dictadura de la pareja presidencial, conformada por Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo. “Bravucón” lo llamó Ortega recientemente, sin mencionar su nombre, pero todo el pueblo entendió que se refería a Báez, quien días antes anunció que no votaría en las últimas elecciones municipales porque no cree en el actual sistema electoral del país.

Por esa valentía y aplomo para decir la verdad sobre la situación política actual del país, el Diario LA PRENSA ha seleccionado a monseñor Báez como el personaje del año 2017 en Nicaragua.

A pesar de que sus mensajes tienen repercusiones políticas, monseñor Báez explica que la intención de él no es hacer activismo político partidario o en contra de algún partido. “Yo hablo desde el Evangelio, pero la fe no puede quedar relegada al interior del templo. La fe es incompleta sin la dimensión política. El discurso religioso es incompleto sin lo social y lo político. Yo no apoyo ideologías. Los sacerdotes no debemos hacer política partidaria”, afirma Báez.

La preparación académica de monseñor Silvio Báez incluye el aprendizaje de lenguas que ya no se hablan pero que son necesarias para comprender mejor las Sagradas Escrituras. LA PRENSA/ ARCHIVO

Una excelente formación

La cuna de Báez fue la ciudad de Masaya. Sus padres, Vilma Ortega Ramírez y Silvio Báez Tablada, le inculcaron amor por el estudio, especialmente su madre que era maestra de profesión.

Desde pequeño aprendió sobre los vaivenes de la política nicaragüense. Su padre era pariente de dos mártires, los hermanos Luis Felipe y Adolfo Báez Bone, quienes fueron asesinados por la Guardia Nacional en abril de 1954, cuando participaban en un complot contra el dictador Anastasio Somoza García. “Mi papá nos contaba que ellos murieron por la libertad. Yo no sentía simpatía por Somoza”, recuerda Báez.

Báez, nacido en 1958, era tan buen alumno, estudiando en el Salesiano de Masaya, que en 1969 estuvo a punto de ganar una competencia por el galardón de mejor alumno del país.

El obispo Silvio José Báez cuando era un niño de 11 años de edad y compitió para mejor alumno de primaria de todo el país. En la imagen, su madre Vilma Ortega le acomoda el cuello de la camisa. LA PRENSA/ ARCHIVO

Cuando llegó el tiempo de la universidad, entró en la UCA a estudiar Ingeniería Eléctrica. Cursó varios años, pero antes de culminar tomó una decisión que dejó perplejos a su madre, a su novia y a los padres jesuitas de la UCA: decidió irse a estudiar al seminario de los carmelitas en Costa Rica.

La novia lo entendió un poco, porque ella también era activa en la Iglesia católica. Su madre no podía creer que su hijo se le iba a otro país. Y los sacerdotes jesuitas le ofrecieron estudio gratis y que después se incorporara a la compañía de Jesús. La presión sobre Báez fue grande. Además, era 1978, prácticamente el último que permaneció en pie la dictadura somocista. Pero Báez había encontrado en los carmelitas lo que andaba buscando.

Báez fue ordenado sacerdote en 1985 y nueve meses después, en ese mismo año, los carmelitas lo mandaron a Roma para que estudiara las Sagradas Escrituras. Él recuerda que todos los años venía a Nicaragua aunque fuera por una semana, pero fueron treinta años los que pasó fuera del país. Algunos de sus enemigos de ideas lo acusan de que no puede opinar sobre la situación del país porque pasó fuera del país todo ese tiempo y los demás obispos sí estuvieron en Nicaragua, pero Báez considera que él nunca dejó de amar Nicaragua.

Uno de los que piensa así es Daniel Ortega. Cuando llamó bravucón a Báez, Ortega dijo: “A sus 91 años (Obando y Bravo) fue a votar el día 5 de noviembre, participó en las elecciones, como participó también el cardenal Leopoldo Brenes. ¿Por qué? Porque el cardenal Miguel y el cardenal Leopoldo Brenes vivieron toda esa etapa aquí en Nicaragua; ellos no estaban fuera, vivieron esa etapa, supieron lo que era el dolor en las familias nicaragüenses. Ahora es fácil, que, unos que se la pasaron afuera todo ese tiempo, vengan a hablar como los más bravucones y los más radicales”.

Báez considera que desde fuera del país él aprendió a conocer los problemas nacionales. “Las cosas a la distancia se ven mejor, se entienden mejor, se ven con mayor profundidad. Ese tiempo afuera me ayudó a crecer en amor por Nicaragua”, explica el sacerdote.

Regresando a la formación académica de Báez, en Roma se convirtió en doctor de las Sagradas Escrituras. Además es exégeta. El trabajo de un exégeta de la Biblia es descubrir el sentido original que tuvo el texto para sus lectores primeros y presentarlo con el lenguaje y los problemas de hoy, explica Báez.

Báez domina el italiano como el español, habla inglés y francés y lee el alemán. Aunque para ser exégeta tuvo que aprender otros cuatro idiomas, antiguos y de los cuales tres ya no se hablan: arameo, hebreo antiguo, griego antiguo y una lengua oriental de la cual solo queda la forma escrita, pero se perdió la pronunciación: el ugarítico.

En la cocina de monseñor Silvio Báez. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Pocos recursos

Báez dice que todo el aprendizaje que ha obtenido le ha servido especialmente para darse cuenta de que la Iglesia está al servicio del ser humano. “No concibo a una Iglesia de grandes recursos. El poder debe estar en Jesucristo”, dice.

De hecho, Báez, quien vive en un apartamento en el seminario La Purísima, en Carretera Sur, dice que él no posee bienes. Únicamente tiene su teléfono, un Ipad, sus libros, pero no tiene ni carros ni propiedades. Sí tiene una cuenta bancaria, pero es muy poco el dinero que hay en ella. “El poco dinero lo tengo ahí para no tenerlo en el ropero”, expresa el religioso, quien afirma que él mismo maneja la camioneta que le asignó la Iglesia, limpia y cocina porque no tiene para pagar a un conductor o a una cocinera.

Báez reconoce que lo único que recibe son regalos, cuando visita las parroquias, que le gente se le acerca para darle algo, pero no son personas pudientes ni grupos poderosos.

Monseñor Silvio Báez añora el tiempo libre para leer un libro, ver alguna película o escuchar música clásica. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Como un extranjero

Cuando monseñor Báez regresó a Nicaragua casi no conocía a nadie. Solo a unos pocos obispos. Al cardenal Leopoldo Brenes, porque era sacerdote cuando Báez era seminarista. A monseñor Bosco Vivas, porque son parientes. A monseñor David Zwicht, porque lo conoció en Costa Rica con los capuchinos. Y al cardenal Miguel Obando, porque lo veía en las noticias.

Es verdad que lo recibieron con cariño, afirma, pero en algún momento llegó a sentirse extranjero.

Báez comenzó a dedicar bastante tiempo para conocer a los curas, para visitar las parroquias de Managua, Carazo y Masaya. En esas visitas le tomó bastante afecto al padre Marlon Pupiro, párroco de La Concha, quien fue asesinado en el 2011. Esa es una muerte que le duele mucho a Báez. Tiene una foto de Pupiro en un piano que conserva de cuando era niño y que fue un regalo de su padre.
En la actualidad, Báez puede contar con los dedos a sus amigos. Y es mejor así para él porque dice que de esa manera nadie le roba tiempo que le puede dedicar a los demás, sin privilegios.

Su círculo más cercano, según dice Báez, son los obispos de la Conferencia Episcopal. Ese es su primer grupo de amigos. Cuando se le pregunta quién es su mejor amigo entre los obispos, Báez prefiere no responder. “Sería injusto”, dice.

Cuando se reúnen en la Conferencia Episcopal, Báez confiesa que hay discusiones entre ellos, pero no las califica de “violentas”, sino como “serias”. Báez asegura que todos los obispos están unidos en cuanto a la realidad del país. “Ningún obispo puede decir que estamos viviendo el mejor momento de nuestra historia”, dice Báez. En lo que difieren principalmente los obispos, según Báez, es en las formas, que si hablan ahorita o después, que si la carta es larga o corta. Pero todos están unidos en que las cosas en el país necesitan mejorar.

Lo que sí causa cierta inconformidad es cuando se habla de que Báez es con toda probabilidad el sacerdote mejor preparado de Nicaragua. Pero Báez le resta importancia al asunto diciendo que agradece a Dios por el camino por donde lo condujo académicamente.

El segundo círculo de amistades de Báez lo conforman su hermano Xavier y su cuñada Yolanda. Ellos le visitan todos los viernes y le ayudan con la limpieza de la casa. “Laicos tengo muy pocos amigos”, dice el sacerdote, quien busca tener tiempos libres para leer algún libro, ver una película o escuchar música clásica.

Junto al cardenal Leopoldo Brenes, monseñor Báez repelió a las turbas de la Juventud Sandinista, cuando el caso conocido como OcupaInns. LA PRENSA/ ARCHIVO

Báez y el poder

A Daniel Ortega, Báez solo lo ha visto en dos ocasiones. El 21 de mayo de 2014, cuando Ortega llegó a la Nunciatura junto a su esposa Rosario Murillo, y la otra vez cuando monseñor Leopoldo Brenes regresó de Roma convertido en cardenal.

Sobre el día de la reunión en la Nunciatura, Báez recuerda que Ortega escuchó a los obispos, pero él también habló. “(Ortega) me pareció una persona que tiene ciertas ideas bastante claras y que es muy difícil de sacarlo de sus esquemas políticos. Muy difícil hacerle ver las cosas de otra manera”, indicó Báez. De Murillo, Báez dijo que solo hizo presencia en esa reunión, en la cual no hubo tensión.

El día que Brenes llegó al país ya cardenal, Báez dice que no tuvo contacto personal con Ortega ni con Murillo. Y sobre la reciente declaración de Ortega, llamándolo bravucón, Báez dice que no sintió temor ni nada parecido.

“No mencionó mi nombre, pero el pueblo interpretó que se refería a mí. Yo hasta ahora no he dicho ni una sola palabra. Lo único que puedo decir de ese incidente es que para mí fue la ocasión de experimentar con mucha gratitud la cercanía, apoyo, oraciones, de una grandísima cantidad de personas, de grupos, comunidades, una gran parte del pueblo nicaragüense que me expresó su cariño. Es lo que me queda en la memoria y en el corazón. Le agradezco al pueblo de Nicaragua”, expresó Báez.

Nuevos vínculos sociales

El obispo auxiliar de Managua, monseñor Silvio Báez, considera que para el próximo año 2018 en el país se deben de crear “nuevos vínculos sociales”, ya que el tejido actual está “muy roto”.

Báez indicó que para el 2018 se debe de buscar el bien común de todos los nicaragüenses y compartir las riquezas naturales en justicia y paz, buscando también construir un mejor país, con esperanza.

De acuerdo con el sacerdote, se debe de abandonar el camino del servilismo y buscar el sendero de la servicialidad, como lo hizo Jesús, reduciendo también la brecha entre ricos y pobres.


Homilía

Uno de los últimos mensajes de monseñor Silvio Báez a los nicaragüenses se produjo el pasado 11 de diciembre, cuando brindó una homilía por la paz y los derechos humanos y en la cual se centró en el relato del paralítico que Jesús sanó. Aquí algunos extractos de lo que dijo en esa ocasión:

“Hoy vivimos lamentablemente en una sociedad interesada en producir paralíticos. Hay personas y grupos de poder comprometidos en mantener a las personas con parálisis mental, en donde la ideología dominante trata de evitar a toda costa que las personas piensen con libertad, se eduquen con excelencia, se informen con objetividad y disciernan con profundidad moral. Existe también la parálisis del miedo. Hay muchas personas que están paralizadas por el miedo, incapaces de alzar su voz o de manifestar su indignidad ante las injusticias y los abusos de las autoridades civiles y militares, privándose de ejercer sus derechos ciudadanos”.

“Se está favoreciendo un sistema económico en donde el dinero ocupa el lugar de la persona, paralizando así las posibilidades de realización de tantos jóvenes, la atención social a tantos ancianos y provocando la exclusión social de las grandes mayorías y la explotación irresponsable y criminal de los recursos de la naturaleza, pues un sistema económico centrado en el dios dinero necesita también luego saquear la naturaleza”.

“Hay muchas personas paralizadas debido al desempleo o la migración forzada. La misma sociedad parece no inquietarse, da la impresión de ir cultivando un corazón paralítico, apático e indiferente frente al dolor y la injusticia”.

“El paralítico del evangelio también puede ser cualquiera de nosotros, cualquiera de los que estamos aquí. Podemos ser paralíticos a causa de nuestros propios pecados y colaborar, sin darnos cuenta, a las parálisis humanas y sociales. El mundo no está dividido entre los malos, a quienes Dios rechaza porque hacen actos abominables, y los buenos, que luchan por la verdad y la justicia y siempre se comportan en modo recto. No. Todos, de alguna manera, hemos sido agentes de iniquidad, responsables de lo negativo que existe o cómplices del mal”.


Tuitero

Monseñor Silvio Báez emite opiniones o comparte frases todos los días en su cuenta de Twitter. De hecho, escribió un libro sobre sus tuits que se llama #EvangelioDeHoy: Tuits de la Buena Nueva de Jesús de Nazaret.

“El libro es fruto de varios años de estar presente en las redes sociales, de modo particular en Twitter. Estoy convencido de que internet y las redes sociales son una experiencia real, constituyen un verdadero espacio de vida que se está convirtiendo cada vez más en parte integrante de la vida cotidiana”, asegura monseñor Báez.

El obispo Báez señala que su nuevo libro va dirigido a todo público, pero sobre todo “a los jóvenes, que son la población mayoritaria en las redes sociales”.

Las rutinas de monseñor Báez

Tras vivir casi veinte años en Roma, a monseñor Silvio Báez le gusta cocinar al estilo de la cocina italiana. Eso sí, dice que también le encanta la cocina nicaragüense y nunca desprecia un nacatamal o un indio viejo.

En su casa, en el Seminario La Purísima, Báez es quien realiza las labores domésticas. Cocina, limpia, hace las compras.
Lo primero que hace al levantarse es rezar. “Pido muchísimo por Nicaragua. Siento un llamado profundo a orar por Nicaragua. Pido por el que más sufre, por el que está sin trabajo. Cuando voy a una parroquia siempre prometo orar por la gente. Y lo cumplo”, dice Báez, quien cuenta con una capilla privada donde tiene el Santísimo.

Báez trata de comer sano por la mañana, frutas y yogur. Sale a correr antes que los seminaristas se levanten. “No quiero que digan, ahí va monseñor corriendo”, expresa.

“Yo voy al mercado. No tengo miedo, me muevo con mucha libertad. Yo limpio. Yo cocino. Cuando fui fraile yo era el que lavaba los platos porque no me gustaba cocinar, pero aquí he tenido que aprender”, agrega Báez.

Mientras vivió fuera de Nicaragua, monseñor Báez llevó barba por casi veinte años. Vivía encerrado en las bibliotecas donde nadie lo veía. Pero ahora se afeita todos los días. “Todos los días tengo que hablar con la gente, hablar en público. Además, las canas no me gustan en la barba”, señala.

Escoltado por su hermano Xavier y su cuñada Yolanda. Monseñor Silvio Báez siempre recibe las visitas de sus parientes, quienes aprovechan para ayudarle en la limpieza del apartamento que el sacerdote tiene en el seminario La Purísima. LA PRENSA/ ÓSCAR NAVARRETE

Niñez y familia

“Crecí en un ambiente de cariño, con la presencia de mis padres a mi lado”, dice monseñor Silvio Báez. Son cuatro hermanos, entre ellos una mujer.

El papá, Silvio Báez Tablada, abandonó el hogar cuando Báez tenía 15 años de edad. Se fue con otra mujer. La mamá, Vilma Ortega Tablada, jamás les inculcó rencor contra el padre.

Don Silvio Báez regresó muchos años después. No explicó específicamente por qué se fue, pero sí, en una cena de fin de año, le pidió perdón a su familia un año antes de morir. “Los hijos le dijimos que estuviera tranquilo”, relata Báez.

La pasión de Báez siempre fue el beisbol. Siempre iba a ver jugar al San Fernando. También aprendió el ajedrez, porque se lo enseñó la mamá, quien falleció en marzo del 2016.

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COMENTARIOS

  1. fred walsh
    Hace 7 años

    Dijiste la verdad hermano otra vez La Prensa va a dividir la oposición jejejeje el sargento debe de estar enojado ya.

  2. Juan Angel Almendarez Castillo
    Hace 7 años

    Parece que el proximo gobierno gana la oposicion y el lider es conventual. Por la vispera y la sotana votaremos clericalmente.

  3. Carlos M Alvarado
    Hace 7 años

    Este cura tiene la mentalidad de los curas Somocistas,elitistas que vivian bien con carros y casonas besando las manos de los aristocratas de los pueblos diciendole al pobre que la otra vida sera mejor pues Dios ama a los humilditos…hoy en dia les dan virgenes que sudan,rosario, y procesiones para pagar penitencia…….eso es perverso

  4. Camilo Camo Centeno
    Hace 7 años

    Dios siempre lo guié en sus decisiones. Lo admiro mucho por ser un fiel seguidor de Jesucristo.

  5. Cesar
    Hace 7 años

    Definitivamente un gran instrumento de Dios este Monseñor.

  6. Edmund Dantes
    Hace 7 años

    Felicito decididamente a La Prensa por este reconocimiento que le refresca al país que tenemos personas impecables que caminan el camino y dicen lo que dicen, armados de la verdad que tanta falta hace. Construir una democracia y un mejor sistema de gobierno, requiere obligado esfuerzo de todos, y esto lo que aquí falta y donde somos culpables desde los que más educación y privilegio tenemos y no hacemos nada a cambio de mantener nuestro dinero o posición, hasta los empleados que por mantener un puesto sacrifican su auto respeto y el futuro de sus hijos.

  7. jorge estrada
    Hace 7 años

    Hola Monseñor mis mas gratas admiraciones por su valentía de utilizar la única arma que tenemos los ciudadanos de buen nombre y de buena vocación que es la herramienta de la Denuncia, con esta arman se han caído sistemas en todo el mundo atraves de la historia y esta no será la excepción, Estoy seguro que si su denuncia hubiera sido cuando Somoza gozaba de los oportunismo del poder y la dictadura con que manejo el país, Usted hubiera hecho el mismos acto de denuncia que lo hacer hoy, los comandante y miembros del gobierno que este tiempo no eran mas que guerrilleros que luchaban en gran desventaja contra la artillería del poder económico y político de Somoza, Ellos estos comandantes de hoy, lo elogiarían y lo tendrían en un gran pedestal, pero como ahora a todos ya les olvido que la lucha fue por la justicia del país y ahora son grandes empresarios y grandes millonarios después que no tenían nada, entonces les molesta sus discursos, pero Monseñor no tenga duda que la semilla de la denuncia que usted esta sembrando aunque los poderosos de hoy estén muy confiados en sus poderes, en sus riquezas, el fruto de esta semillas será mas poderosos que todos sus maquinarias aplastantes, siga adelante Monseñor aunque la semilla sea pequeña esta con su fe y la de todos los Nicaragüenses que desde fuera del gobierno vemos tanta injusticia, crecerá como la semilla de Mostaza, aunque su granito de sal incomode a la carne que se pudre, este tendrá en su momento su beneficio de sanar la podredumbre de la ambición, la corrupción , la injusticia con que se sigue manejando algunas situaciones del país y principalmente nuestro sistema electoral que aunque el gobierno crea que todos somos ignorantes de tanta infamia a la patria de ensuciar lo sagrado del Sufragio como lo hizo Somoza, la patria lo demandara pronto hasta que nuestro sistema sagrado de sufragio sea completamente limpio y se les permita a todos los partidos políticos las mismas oportunidades porque hoy el gobierno usando sus instrumentos legales a su conveniencia persiguen , intimidan y excluyen a los otros partidos políticos de manera injusta y engañosa , utilizando la ley como herramienta a su favor pero en el fondo no es mas que una patraña para cumplir sus fines fraudulentos de ensuciar el mas sagrado don de oportunidad que tiene un pueblo para elegir libremente y limpiamente a sus gobernantes. Saludos yAdmiracion Monseñor,

  8. Ernesto Martinez
    Hace 7 años

    Eres un gran hombre ….sacerdote con conviccion de justicia y verdad . Que Dios siempre lo Bendiga

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