La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos estableció directrices para incorporar la perspectiva de estos derechos en la atención a la pandemia por Covid-19. Estás están referidas a: medidas de emergencia, detención, niños en detención, migrantes, mujeres, personas LGBT, personas con
discapacidad y espacio cívico.
¿Es posible cumplir con estas directrices en un país que previo a la pandemia vivía el estallido de una crisis social y política? Nicaragua no era vista con buenos ojos por las denuncias de violaciones de derechos humanos y hoy debe enfrentarse al Covid-19 y la recomendación es hacerlo con ese enfoque.
La directriz de espacio cívico, por ejemplo, aborda temas como: importancia del espacio cívico durante la pandemia; participación en el diseño de la respuesta a la crisis; maximizar el acceso a la información; respeto a la libertad de expresión; protección a la sociedad civil y los derechos al acceso a la información y la libertad de expresión.
Nicaragua en el artículo 46 del Constitución Política establece la vigencia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como la protección y reconocimiento de los mismos.
De acuerdo a Carlos Guadamuz, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca Más, las directrices de las Naciones Unidas buscan que ante la pandemia del Covid-19 se mantengan las garantías mínimas de la población en el tema de derechos humanos, pero en el país hay una ruptura del pacto social que no permite ni este mínimo.
“El deber del estado de respetar, proteger y garantizar los derechos humanos. Constitucionalmente el Estado, el gobierno y todos los funcionarios se deben al pueblo de Nicaragua. Un pacto social que a lo interno está roto. Un gobierno completamente alejado de la realidad y del pueblo”, indicó Guadamuz.
Garantizar la felicidad
Añadió que un concepto importante en este pacto es el de la felicidad porque un gobierno debe procurar los derechos humanos para materializar este concepto. “Lo que vemos es un estado represor, activo para reprimir y violentar todo el catálogo de los derechos humanos”, dijo.
En las generaciones de los derechos humanos, tenemos los derechos civiles y políticos, los derechos económicos, sociales y culturales. Los que según el especialista se han quebrantado en toda la estructura. Porque la crisis que vivía Nicaragua antes del Covid-19 inició políticamente desde los derechos civiles y políticos y ahora se traduce
a los Derechos Económicos, Sociales, Culturales y Ambientales (DESCA).
Las directrices de las Naciones Unidas buscan proteger a los sectores más vulnerables como los adultos mayores, grupos étnicos y privados de libertad, pero la violación a los derechos de estos grupos fueron los que causaron el estallido de la crisis del 2018 en Nicaragua.
Guadamuz señaló que la presentación de un libro blanco sobre la situación de los derechos humanos fue más una confesión y una obligación internacional que aprovecharon para solicitar fondos y ayuda para atender la crisis sanitaria.
La normalidad hasta en la muerte
El especialista criticó que el Estado de Nicaragua ha querido mantener una “normalidad” al no tomar medidas como el llamado a una cuarentena y continuar con la dinámica económica. En esta “normalidad” el Estado ha hablado de la muerte de personajes ligados al partido de gobierno que al fallecer por Covid-19 ha pasado a “otro plano esperanzador”. Lo que para Guadamuz es una forma de normalizar hasta la muerte durante la pandemia.
Memoria histórica y denuncia
Ante un panorama sin garantías mínimas ¿Qué se puede hacer? Guadamuz recomienda dos cosas: que los nicaragüenses se organicen para construir su memoria histórica en el tema de derechos humanos y denunciar las violaciones a estos derechos fundamentales.
“Organizarnos para construir la memoria histórica, porque la ausencia de esta memoria ha ocasionado que volvamos a caer en esa cadena que se repite. Además, debemos denunciar todos los abusos, las arbitrariedades”, recomendó el especialista en Derechos Humanos.
Sumado a esto recomienda la verdadera solidaridad para denunciar y protegerse de la pandemia, sobre todo ante un Estado que pone presión social para acudir a conglomeraciones como marchas y ferias. “Debemos recurrir a organizaciones de derechos humanos, medios de comunicación y plataformas de internet. Lo que nos toca a las
organizaciones de derechos humanos es documentar, informar a todos los organismos, dejar en evidencia e incidir ante la comunidad internacional, acompañar en la lucha al pueblo de Nicaragua de exigir ese respeto a la vida. La falta de solidaridad y el olvido son las principales herramientas para que se impongan las dictaduras absolutas”, finalizó.