La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) considera que hay dos grupos particularmente afectados en las detenciones arbitrarias desde 2018, las mujeres y los adolescentes, según testimonios de exreos y expresas políticas que la comisión presenta en su nuevo sitio web interactivo sobre las personas privadas de libertad en Nicaragua.
En abril de 2018, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo emprendió una cacería en contra de los manifestantes que se levantaban en su contra, exigiendo el respeto a los derechos humanos de los nicaragüenses: Los jóvenes tomaron el liderazgo, lo que los ha llevado a ser víctimas de agresiones físicas, psicológicas, torturas y malos tratos al ser encarcelados.
La CIDH indica que desde el inicio de las protestas, al menos 1,614 personas han sido privadas de su libertad de forma arbitraria, de estas el 92 por ciento son hombres y el 8 por ciento restante son mujeres (incluidas mujeres trans).
Violencia sexual es un sufrimiento adicional durante las detenciones a mujeres
En el caso de las mujeres, aunque en porcentaje son mucho menor que los hombres, ellas “han sido víctimas de violencia de género, violencia sexual y violación sexual. En razón de su condición de género, las mujeres han sido particularmente afectadas, desde el momento de la detención”, se señala en el sitio de la CIDH.
“Hay un atropello diferenciado por los verdugos, a las mujeres en general cuando se les arresta les dicen, y eso está documentado por los defensores y defensoras, que “las vamos a violar”, las mujeres tienen ese sufrimiento adicional que su cuerpo, su integridad física, sus derechos a la integridad sexual y la libertad, todo eso recae en las mujeres con un énfasis mayor”, explica Gonzalo Carrión, del Colectivo de Derechos Humanos Nicaragua Nunca +.
“Nos golpearon, no amarraron con los cordones de los zapatos y nos decían: ‘¿Por qué le hacen esto al comandante Daniel Ortega?’. No nos dejaban de apuntar, siempre amenazándonos de que nos iban a matar y a mí, que me iban a violar y después matar. Llamaron a la Policía y nos subieron a golpes a la patrulla y nos llevaron directamente al Chipote”, se lee en uno de los testimonios recibidos por la CIDH en enero de 2020, según el sitio.
“En mi caso, las torturas fueron psicológicas y físicas, poniendo mi cuerpo desnudo ante los funcionarios a cada rato y burlarse, tocarme los senos, tratar de abusar de mi cuerpo”, refiere otro testimonio documentado por la CIDH.
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En el contexto de violencia y de no respetar ningún derecho humano, testimonios como este son la prueba de que las y los presos políticos son castigados por su compromiso y vínculo ciudadano por reclamar derechos, libertades y denunciar el poder, y en algunos casos las agresiones físicas y psicológicas no bastaron para los verdugos afines al régimen.
“Me hicieron hacer cincuenta sentadillas desnuda. Posteriormente, abusaron de mí cinco policías. Yo solo pude ver los zapatos de quienes abusaron de mí, fueron cinco sujetos los que lo hicieron”, se lee en un testimonio en el Informe sobre Migración Forzada de personas nicaragüenses a Costa Rica, de 2019, de la CIDH.
Por otro lado, dentro de este grupo particularmente afectado, también hay testimonios de mujeres trans, a quienes no se les ha respetado su identidad, siendo puestas en situaciones de peligro al llevarlas a cárceles con hombres.
“No se respetaron mis derechos como persona trans porque fui ingresada en una celda muy pequeña con otros hombres, yo no estaba preparada para eso. Fui tratada como un hombre, porque ellos decían que mi cédula de identidad tenía nombre de hombre, por lo tanto, tenía que ser tratada como un hombre. Yo estaba utilizando unas hormonas que me dio la endocrinóloga y la dermatóloga para mi piel. En el Chipote siempre se fue negado el ingreso de la medicación, también se me negó el ingreso de mis cremas corporales, me negaron ingreso de tratamiento para el cabello, se me negaron el ingreso de muchos utensilios femeninos”, se lee en otro de los testimonios recibidos por la CIDH.
Adolescentes, otro grupo víctima de las detenciones
El artículo 1 de la Convención sobre los Derechos del Niño y la Niña señala que se “entiende por niño todo ser humano menor de dieciocho años de edad, salvo que, en virtud de la ley que le sea aplicable, haya alcanzado antes la mayoría de edad”.
“De cuanta medida se tome debe de protegerse el interés superior del niño y la niña, y cuando los arrestas y además los someten también a tratos crueles y tortura, obviamente desconocen el espíritu de toda esa convención y esa particularidad, porque incluso, dice que los regímenes de privación de libertad no deben ser la medida inmediata y que cuando se tome deben tratarlos entendiendo la condición de niñez”, señaló Carrión.
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Según los datos de la CIDH, al menos 65 adolescentes fueron detenidos en centros de privación de libertad para mayores de 18 años.
“Nos llevaron a la Estación Uno como a las 10:30 p.m., dormimos en esa estación y había un montón de gente. A la mañana, la Policía nos llevó a la Estación Cuatro, ahí nos encerraron y nos volvieron a sacar y nos hicieron preguntas. Un hombre gordo de civil me amenazó con unos chunches que pasan corriente si no le decía los nombres de las otras personas que estaban conmigo. Me dijo que me los iba a poner en las tetillas. Estaba un comisionado de policía, dos policías uniformados y el gordo de civil. Di los nombres de los otros muchachos. Mientras estuve en la Estación Cuatro no me pasaron comida tres veces. El día de la visita no dejaron a mi mamá pasar porque estábamos castigados. Mientras estaban en la estación, estaba con otros tres reos ”, relató un joven de 16 años que fue detenido en el 2018.