El silencio es utilizado por el Estado que se ve como administrador y promotor de la memoria histórica. Hacer memoria en Nicaragua es una actividad contenciosa y hacer memoria puede ser identificar los silencios del pasado, son las tres reflexiones de Michael Reed Hurtado, director de Operaciones del Centro Guernica para la Justicia Internacional, sobre lo que ocurre en tierra nicaragüense.
La intervención de Reed Hurtado se da en el panel virtual “Memoria, Verdad y Justicia”, en conmemoración del Día Internacional del Derecho a la Verdad, con relación a las violaciones graves de los derechos humanos y de la dignidad de las víctimas.
Indicó que hacer memoria implica una acción social concertada para hacer frente al silencio y al olvido. “La acción social de hacer memoria requiere de mucho valor e imaginación para vencer la inherencia y enfrentar el poder, que siempre prefiere mantener el control sobre la organización de la memoria del pasado”, dijo.
Destacó que los ejercicios o iniciativas de memoria llenan vacíos sociales y hacen frente a la cantidad de mentiras que se pueden decir sobre el pasado. Agregó que el olvido es una manera de situarse frente al pasado, para no revisar lo acontecido y así no reconocer el sufrimiento humano.
Las tres reflexiones
La primera reflexión de Reed Hurtado se refiere al rol de la memoria en lo que llama la imaginación del Estado nicaragüense.
“La recordación del pasado hace parte importante de la organización política del país. Al menos para un poderoso sector de la sociedad nicaragüense. El pasado y proceso son elementos que contribuyen a la construcción de una identidad nacionalista, en el cual Estado-partido cumple un poderoso rol en la definición de ese recuerdo”, explicó Reed Hurtado y comentó que el Estado se vuelve promotor y administrador de la memoria histórica en este caso.
Amplió esta reflexión indicando que por ello es que el Estado busca controlar las formas sociales de recordación y este control ha hecho parte del proyecto político.
“Hacer memoria es una forma de desafiar y transformar. El poder seguirá explotando todos los recursos a su disposición para controlar y evitar esa transformación”, remarcó Reed Hurtado.
Su segundo eje de reflexión es que hacer memoria en Nicaragua es una actividad contenciosa, porque los procesos de reconocimiento de lo acontecido no son pacíficos, por el contrario, son procesos de mucha contención política y desafortunadamente a veces de violencia.
“La búsqueda de la verdad y la justicia es un camino contencioso que puede o no terminar en una transformación hacia la coexistencia de grupos en disputa y la consolidación de formas inclusivas del gobierno”, aclaró.
La tercera reflexión se refiere a hacer memoria histórica buscando identificar los silencios del pasado. “El relato del pasado está lleno de silencios, pasan inadvertidos generalmente, en medio del registro del tumulto y la gritería, esos silencios son difíciles de detectar, provienen del mutismo de quienes no tienen algo para decir, abarcan la inexpresión de los marginados y quienes tienen miedo ante el poder arbitrario del Estado-partido”, explicó.
Añadió que son productos del “ejercicio del poder. Son mordaza y censura”.
El evento fue organizado por Peace Brigades International – PBI, el Colectivo de Derechos Humanos, Nicaragua Nunca + y el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh).
#AgendaDeHoy Conmemoramos el #DíaInternacionalDelDerechoALaVerdad en relación con Violaciones Graves de los #DerechosHumanos y de la Dignidad de las Víctimas con el panel virtual Memoria, verdad y justicia. Se transmitirá vía zoom y FB Live pic.twitter.com/ZcC1M9490V
— Colectivo de Derechos Humanos “Nicaragua Nunca +” (@ColectivoNunca) March 24, 2021
La verdad, un terreno en disputa
Vilma Núñez, presidenta del Cenidh, recordó la labor que realizan y cómo han sido víctimas de asedio y tuvieron que salir de sus oficinas por acciones del Estado. Recordó a los defensores de derechos humanos que “el desarrollo jurídico de los derechos humanos es producto de la lucha de los pueblos, porque derecho que no se defiende, es derecho que se pierde”.
Por su parte Pablo Parentti, exmiembro del GIEI Nicaragua, planteó que “la verdad es un terreno en disputa”.
“El derecho a la verdad es un derecho que normalmente se ejerce desde la sociedad civil frente al Estado. Son cosas que le queremos arrancar al Estado, que queremos que el Estado nos proporcione, por supuesto que cuando hay un estado perpetrador estas posibilidades son mínimas, de ejercer un derecho a la verdad y ni hablar de un derecho a la justicia”, comenta Parentti.
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Entre lágrimas, Gonzalo Carrión, presidente del Colectivo de Derechos Humanos, Nicaragua Nunca +, habló de cómo debieron salir de Nicaragua y desde el exilio continúan con la labor de defensa de los derechos fundamentales.
Sobre la memoria histórica comentó que “la verdad de todo lo que ha sucedido, una lápida. En Nicaragua nunca hemos tenido una verdadera comisión de la verdad, lo que hay es una verdadera comisión de la mentira, una farsa, que promueve impunidad”.