El abogado Róger Reyes, quien se encuentra privado de libertad, cumple 210 días en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocidas como el nuevo Chipote, desde su detención que organismos de derechos humanos y abogados han denunciado como arbitraria. Sus familiares han denunciado que llevan más de 50 días de no verlo ni saber de él.
Reyes forma parte del Consejo Político de la Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), a pesar de que recientemente se celebraron los procesos internos de elección de esta organización y afirmaron que “una reforma de la elección del CP dispuso que los cuatro miembros del CP detenidos lo seguirán siendo porque consideran que su participación política como líderes de la UNAB fue la razón de su encarcelamiento”, afirmó uno de los integrantes de esta plataforma opositora.
Fue condenado a diez años de prisión por el supuesto delito de menoscabo a la integridad nacional y declarado culpable el 1 de marzo por Félix Ernesto Salmerón Moreno, juez Quinto Penal de Juicios de Managua, en conjunto con el activista político José Alejandro Quintanilla, conocido como Alex Hernández.
En el juicio contra este privado de libertad afirmó: “Soy inocente, amo a Nicaragua y sería incapaz de cometer menoscabo”. Asimismo, agregó que en el futuro sus hijas sabrán con orgullo que él estuvo preso por defender a su país.
Reyes fue detenido por agentes de la Policía orteguista la noche del 20 de agosto, en las cercanías de un gasolinera. No se sabe con exactitud la hora y lugar de detención.
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Familiares denuncian incomunicación
Algunos familiares de presos políticos denuncian que llevan más de 50 días de no ver a sus parientes detenidos en las celdas de DAJ. La última visita que pudieron hacer en la DAJ fue durante la tercera semana de enero.
El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) indicó que la incomunicación es parte del régimen de tortura impuesto por el gobierno de turno. Algunos familiares de los privados de libertad afirman que las visitas es el único vínculo humano que tienen con ellos.
De igual forma, la angustia que genera la falta de comunicación es constante porque la incomunicación es total y violatoria de los derechos de las personas y además ilegal.
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