Samantha Padilla Jirón, conocida como Samantha Jirón, cumple hoy 150 días privada de libertad, aunque le permiten visita cada 21 días recibe un trato diferente al de las otras prisioneras del Sistema Penitenciario de Mujeres La Esperanza, ella no puede salir al patio y controlan lo que recibe de sus familiares. En la última visita, sus familiares la notaron “triste” y comentaron que está teniendo problemas de presión, hasta el punto de presentar temblores en las manos.
Jirón es quizás la presa política más joven de la más reciente ola de detenciones del gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo. Fue capturada el 8 de noviembre por personas vestidas de civil, por lo que su arresto fue calificado como “secuestro”, además que no se mostró una orden de detención ni se informó formalmente a los familiares.
Fue condenada a ocho años de prisión por el supuesto delito de “conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional en perjuicio del Estado de Nicaragua” y haber realizado “propagación de noticias falsas”. Además, el juez Melvin Vargas le impuso una multa de 30,000 córdobas.
Lea además: La inquieta y rebelde Samantha Jirón
Los familiares de Jirón indicaron que en la celda no le permiten radios, pero otras presas sí pueden tenerlo y escuchar noticias, pero a ella no. Además indicaron que no le permiten salir al patio y que su celda no tiene cielo raso, son la lámina de zinc, perlines y una malla, lo que incrementa el calor.
Ha estado triste
“Las visitas son cada 21 días, nos toca el 25 de abril. De ánimo está muy triste, muy deprimida, pero qué le vamos a hacer”, comentó el familiar.
Comentaron que hay una diferencia marcada en el trato de las presas. “Las otras reas tienen acceso a salir al patio, ella no puede salir al patio, pasa en la celda. Está con otras dos mujeres, una de ellas es doña Eveling Pinto”, indicaron.
“Después del juicio ella desarrolló problemas de presión y los desarrolló ahí porque apenas tiene 22 años. Dice que le da taquicardia y la sacan dos veces al día para tomarle la presión y monitorearla, le están dando cardioaspirina”, relató el familiar.
Además ha pasado con la psicóloga, pero ha dejado de hablar con ella porque dice que todo se reporta a la directora del penal. “La psicóloga le dijo que lo que tiene es presión carcelaria por lo del juicio. Eso la deprimió mucho. Tratamos de darle esperanza. Ella en el juicio se portó muy valiente, pero ha llorado”, relató.