Walter Gómez y Marcos Fletes tienen muchas cosas en común: son padres que aman a sus hijos, consideran que los estudios son fundamentales para el desarrollo, son personas serviciales, amigables y hoy cumplen 365 días lejos de sus familias, detenidos por el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo en las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ) conocidas como el nuevo Chipote.
Los dos, además, son extrabajadores de la Fundación Violeta Barrios de Chamorro (FVBCH) y fueron los primeros en ser secuestrados en la ola de detenciones que suma más de 40 presos políticos, entre el 28 de mayo de 2021 y la actualidad. Esta es la historia de Walter y Marcos, desde el interior de sus familias.
“A Walter le gustaba el basquetbol”
María Céspedes, su esposa, conoció a Walter Gómez en 1986. En ese año él regresó del servicio militar para retomar su tercer año de secundaria. Ambos estudiaban en el Colegio Loyola, de Managua, y se enamoraron en las canchas de baloncesto. “A Walter le gustaba el basquetbol. Yo también pertenecía al equipo de mujeres y nos mirábamos en las canchas. En los partidos, yo apoyaba a los varones, él a las mujeres y ahí hicimos nuestra relación de noviazgo”, cuenta Céspedes.
El noviazgo duró hasta el 20 de febrero de 1993, cuando se casaron, y aún así Gómez no dejó las canchas. Se incorporó a un grupo de veteranos que jugaban en el Parque Luis Alfonso.
Céspedes, su esposa desde hace 29 años, lo recuerda como un hombre responsable, que trabajó desde los 12 años en un negocio familiar y luego del matrimonio, con alrededor de 26 años, buscó un trabajo fijo.
Gómez estudió economía en el Recinto Universitario Carlos Fonseca Amador (UNAN-RUCFA) y sus primeros trabajos fueron en Tipitapa y Rivas, por lo que en esa época de recién casado le tocaba viajar todos los días.
A un año de matrimonio nació su primera hija, “los ojos de su cara”, dice la mujer. “Primero tuvimos a la niña. Recibimos la noticia asustados, porque esperábamos tener el primer hijo a los cinco años de casados y resultó al año, pero bien, nuestra primera bebé, los ojos de la cara de él. Ahora ella tiene 27 años”, comenta Céspedes.
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Afirma que el secreto para vivir casi 30 años de matrimonio ha sido la comunicación, porque, aunque ella trabaja con su familia, siempre que uno de los dos tenía alguna duda le consultaba al otro.
“Con la niña era un amor. En la primaria a quien conocían en el colegio era al papá, que la llevaba y la traía todos los días, le hacía su desayuno y su merienda. Se levantaba a las cinco de la mañana. Las amiguitas de ella le preguntaban qué había hecho su papá y ella les contestaba que madurito con queso o huevito. Ella adora el madurito con queso, porque se lo hacía su papá. Él se entregó mucho a la crianza y cuido de la niña”, detalla la esposa de Gómez.
Luego de 15 años, ambos tuvieron un varón. La pareja solía decir que no lo esperaban, pero “Dios manda”. Actualmente, el niño, de 13 años, lleva un año de no ver a su papá. “Cuando vamos a la visita siempre pregunta por él. Es su mayor preocupación, porque sabe que la niña ya está encaminada”, refiere María Céspedes.
“Me enamoró su sonrisa”
Gómez es un hombre de familia. Cuando alguno de los cuatro miembros de la familia cumplía años, lo celebraban entre ellos viajando a algún municipio de Nicaragua. Céspedes recuerda que él tiene muchas cualidades y una de ellas es “su sonrisa”.
“Me enamoró su sonrisa, bien amplia, franca, dulce, el trato de él con las personas, tiene muchos amigos. Cuando lo tratan, miran el carisma de él. Es un hombre humilde. Si te puede ayudar, te ayuda. Un hombre preparado. Tiene varios estudios en el ámbito en el que se desarrolló”, afirma su esposa.
Comenta que Gómez siempre apuesta por la educación. Estudió mucho y cuando alguno de sus hijos le dice que quiere estudiar algo los apoya, porque sabe que es para un mejor futuro.
Marcos, niño de barrio aplicado y querido
Por su parte, Marcos Fletes es recordado por sus familiares como un niño aplicado y muy querido por todos. Sus padres, ambos ya fallecidos, lo mimaron mucho porque era el menor de todos sus hermanos.
“Fue un niño bien querido, bien portado, buena onda, cariñoso, sus padres lo querían mucho, sus hermanos siempre pendientes de él, para que no le hicieran nada. Era un niño de barrio, pero muy independiente, se dedicó a sus estudios, a sacar su carrera, a profesionalizarse, a hacer sus trabajos”, relató uno de sus familiares.
Al igual que Gómez, los familiares de Fletes, que prefieren mantenerse en el anonimato aunque solo se refieran en este artículo a su historia de vida, destacan su dedicación y su convencimiento de que los estudios son la manera de salir adelante. “Se dedicó a sus estudios, a sacar su carrera y profesionalizarse. Con la Fundación (FVBCH) se desarrolló y creció profesionalmente. Logró tener su casa”, comenta el familiar.
“Se lleva bien con toda la familia, no solo con los hermanos. Es comunicativo, amistoso, le gusta jugar con los niños y está sufriendo, porque tiene dos niños menores de edad que están en Estados Unidos. Se fueron luego de su captura, porque sufrieron acoso y la exesposa decidió irse”, explica.
Fletes sufrió el fallecimiento de su primera esposa por cáncer. De ese matrimonio tiene un hijo de 15 años. Luego se casó nuevamente y tuvo una niña de 12 años, que, al igual que Gómez, a su hija la considera “los ojos de su cara”.
“Su primera esposa falleció de cáncer, tiene un hijo de 15 años. Luego se casó nuevamente, se separó y tiene una niña de 12 años y un varón, de 2 años. Esa niña son los ojos de su cara. Se desvela por ella, se preocupaba por ella y tiene un año de no verla”, indica el familiar.
Fletes estudió en el colegio Miguel Bonilla y su carrera la cursó en la Universidad de Ciencias Comerciales (UCC).
Ambos han perdido más de 50 libras en un año
Entre la tarde y la noche del 28 de mayo del año pasado, Walter Gómez y Marcos Fletes fueron secuestrados por el régimen Ortega Murillo y encerrados en el nuevo Chipote, pese a que ninguno de los dos es político ni tenían aspiraciones políticas.
La directora del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh), Vilma Núñez, dijo recientemente a la revista Domingo, de LA PRENSA, que la única explicación que encuentra sobre el arresto y posterior condena en contra de Gómez y Fletes es el interés de Ortega de tratar de destruir la imagen y el prestigio de la exdirectora de la FVBCH, Cristiana Chamorro. Con ellos inició una ola de detenciones que ya suma más de 40 privados de libertad, entre activistas, empresarios, periodistas, defensores de derechos humanos, exdiplomáticos y candidatos presidenciales.
Gómez y Fletes han perdido más de 50 libras en su peso corporal en los 365 días que llevan en la DAJ y sus familias los han visto solo en 7 ocasiones.
De las siete visitas que le han hecho a Gómez, las primeras dos solo fueron con su esposa y el resto con su hija mayor. A su hijo menor no le han permitido verlo.
“La primer visita fue la más dura. Teníamos tres meses de no saber nada de ellos, de cómo estaba, de si estaba comiendo, si estaba recibiendo lo que le pasábamos. para mí fue duro. En esa primera visita ya había bajado más de 20 libras”, cuenta su esposa, María Céspedes.
“Él estaba asustado. La tortura más grande que había tenido ese día era la incomunicación, no saber qué había pasado con nosotros, cómo estábamos nosotros, a parte de un montón de mentiras que les dijeron a ellos (a los presos políticos), como que a nosotras nos tenían ahí. Le decía aquí está tu esposa y tu hija presa y se preocupaba por el niño, por qué había pasado por la casa. Esa fue la (tortura) más dura”, expresa la mujer.
En la tercera visita lo más duro fue la emoción de ver a su hija. “Esa fue la tercera visita dura también, porque era la primera vez que la miraba a ella. En las primeras dos me preguntaba por ellos (sus hijos). Se alegró de verla. Mi hija es psicóloga y trata de darle ánimos, confianza y fe en él mismo. Su mayor preocupación es su niño, su bebé, me pregunta por él. No nos han permitido que lo vea. Es una espina que él tiene que no lo ha logrado ver”, dice Céspedes.
Gómez es un hombre católico y su esposa evangélica, pero ambos han respetado sus creencias y Céspedes asegura que este año él se ha reencontrado un poco más con el Señor y eso lo tiene fortalecido en su fe.
“Él sabe que esto es un proceso. Dentro del ámbito cristiano esto es una prueba, un proceso que a él lo está preparando. La fe es donde ha encontrado fortaleza. Él sabe que es inocente, que no ha hecho nada malo, que es el contexto que estamos pasando” su único delito, dice su esposa.
Gómez no tenía padecimientos antes de la detención, pero ahora su esposa está preocupada por la pérdida de peso. “Ese hombre no padece de nada. Yo le pregunto: hijo te duele algo y él me dice que no. No pide ni una pastilla, para no deberles nada. Lo único es su extrema delgadez. Entró con 210 libras y pesa menos de 150 libras”, detalla.
Por su parte, Fletes sí presentaba padecimientos que se agravaron con su situación de detención, como diabetes.
Walter Gómez, exadministrador, y Marcos Fletes, excontador de la FVBCH, fueron condenados a 13 años de prisión: dos por el delito de falsificación ideológica; dos, por gestión abusiva, más la inhabilitación para ejercer sus profesiones por ese mismo periodo; cuatro años y 300 días multa por supuesta apropiación indebida y cinco años por lavado de dinero, más la multa de tres veces el monto del supuesto lavado.