Luis Rivas, director ejecutivo del Grupo Promerica en Centroamérica y Banpro de Nicaragua, y Pedro Vásquez, conductor de Cristiana Chamorro, ambos detenidos el 15 de junio de 2021, a un año de su detención son recordados por sus seres queridos como hombres de familia, que creen en su país, que trabajan en la economía: sembrando en su tierra o en la sostenibilidad de sus finanzas. Ambos cumplen hoy 365 días privados de libertad y de no estar con sus seres amados.
Luis Rivas Anduray es recordado por muchos como el ejecutivo con múltiples ocupaciones, de traje, serio, pero “el otro Luis”, como dicen sus familiares, es un hombre al que le apasiona pasar tiempo y convivir con su familia. En su tiempo libre se dedicaba a estar siempre con su esposa y sus hijos.
Recuerdan que desde niño fue muy activo y alegre, el niño bromista, servicial, que compartía sus juguetes y comida en los recreos con todos. “Le gustaba hacer amigos, fue siempre muy espontáneo, le encantaban los chistes, se los aprendía de memoria. Sus amigos de la adolescencia comentan que salía a las fiestas, le encantaba cantar y las actividades al aire libre, especialmente jugar en los parques baloncesto”, comentan sus familiares.
Señalan que Rivas desarrolló una vocación de servicio, muestra de ello es que organizó fundaciones para apoyar a los más necesitados.
Indican que es un hijo ejemplar, siempre se hacía presente en momentos de alegría y de alguna necesidad familiar. “Sus tíos y primos lo extrañan intensamente. Como hermano siempre sobresalió como el más extrovertido y noble de corazón. Haciéndose fácilmente querer y ser inmensamente extrañado cuando se ausentaba en alguna reunión familiar”, expresan.
En las celdas de la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocidas como el nuevo Chipote no les permiten material de lectura o escritura, lo que ha sido difícil para Rivas, porque le gusta disfrutar de libros de historia y se deleita escribiendo poemas dedicados a sus seres amados.
Quienes lo conocen recuerdan que “disfrutaba compartir con sus amigos haciéndoles reír con sus chistes y relatando sus anécdotas de infancia”.
Sobresaliente y destacado en sus estudios. Estudió en el Pedagógico La Salle y terminó su secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Sión, en Costa Rica, en los años 80. “Allí formó muy buenas amistades aún sostenidas, recordándole y estando todos muy pendientes de su estado actual”, señalan familiares.
Rivas ha perdido más de 60 libras
Rivas fue detenido, procesado y condenado a 13 años de prisión. El régimen señaló a Rivas de realizar “actos que menoscaban la independencia, la soberanía y la autodeterminación”. Asimismo, de “incitar a la injerencia extranjera en los asuntos internos y pedir intervenciones militares”.
Desde su ingreso hasta su última visita ha perdido más de 60 libras y su salud se ha visto deteriorarse cada día más. La situación se agrava más aún por las enfermedades crónicas que padece: presión arterial alta, hipertrofia de uno de sus ventrículos cardiacos, parálisis facial que en las actuales condiciones en prisión ha tenido agravamiento, así como su situación crónica de colesterol, triglicéridos y enfermedad gastrointestinal.
Luis Rivas es el tercer hermano del matrimonio del doctor Luis Rivas Leiva y la señora Elsa Anduray de Rivas. Casado con Haydée Lacayo con quien procreó cuatro hijos de 13, 12, 8 y 6 años. También tiene una hija de su primer matrimonio, de 21 años, a quienes no ha podido ver desde hace un año.
Rivas es nieto del doctor Plutarco Anduray Palma, reconocido médico, escritor y político. Estudió en Cornell University donde culminó con un doctorado y maestría en Economía; fue profesor visitante de la Facultad de Economía de Cornell University y profesor de posgrado en Vanderbilt University, trabajó en el Departamento de Política Monetaria del Banco Central de Nicaragua y ocupó el cargo de secretario técnico y asesor del Gabinete Económico y Financiero durante el gobierno de Enrique Bolaños, del 2002 al 2004, ayudando a la condonación de la deuda externa de Nicaragua.
Desde hace 15 años trabaja en el Banco de la Producción que forma parte del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y de la Asociación de Bancos (Asoban), como gerente general; hace cinco años fue nombrado director ejecutivo del Grupo Promerica en Centro América y Banpro de Nicaragua donde estaba trabajando al momento de su captura, nunca participó o perteneció a ningún partido político.
“Me enamoré de su sonrisa”, dice esposa de Pedro Vásquez
Don Pedro enamoró a su esposa “por su sonrisa”. Un hombre servicial. Cuando sus amigos lo necesitaban él ahí estaba, dicen. Desde que está en el Chipote está perdiendo esa sonrisa. “Solo llorar y llorar y me duele el alma ver a Pedro así, porque Pedro no es así”, relata su esposa Norma Vega, luego de la octava visita en un año.
“Yo trabajaba en Managua, donde yo trabajaba que era un puesto de tortillas, no me da pena decirlo, con el tiempo nos fuimos conociendo, mucho tiempo fuimos amigos”, relató su esposa.
De novio, Vásquez era un hombre respetuoso, amable, con su carisma de ser “siempre sonriente”. Le gustaba conversar bastante.
“Él soñaba con tener un lugar dónde sembrar para ver verde. Decidimos juntarnos, comenzamos a convivir y a trabajar en esos sueños. Todo lo que hacíamos era platicado. Sembramos maíz, nos iba muy bien. Él trabajaba en Managua, yo trabajaba en la finca. Eso es lo que me duele en el alma porque le han truncado sus sueños”, expresó.
Ellos tienen una niña que no ha podido ver a su papá. Actualmente tiene 3 años. Además él tiene otros hijos.
“Como amigo se quitaba el pan de la boca para darle a los demás, nunca se fijó en color, en tamaño. Era un hombre luchador de la vida. Le han estropeado sueños, ideas. Muchas cosas. El proyecto que teníamos era darle de comer a los niños de un basurero y además teníamos un proyecto de ayudar a los ancianos y nos estropearon el sueño. Eran proyectos personales, del sudor de él y mío, lo trabajamos los dos”, remarcó.
Su esposa lo recuerda con el espíritu de niño. Salían juntos de noche a cazar garrobos con tiradora.
Los presos políticos están cumpliendo un año. 365 días en los que no han podido disfrutar de sus familias, de sus vidas. Hombres y mujeres de grandes valores que creen en Nicaragua y en el desarrollo, en salir adelante.