Comida más barata y combustible más accesible en los próximos dos años. Es el pronóstico del Banco Mundial, lo que puede tener un efecto limitado en Nicaragua, en caso que el régimen de Daniel Ortega decida mantener congelados los combustibles, tal como lo ha hecho en los últimos dos años.
Un exceso de oferta de crudo a nivel internacional y de alimentos básicos en el mercado ocasionarán que los precios caigan el próximo año a su nivel más bajo en cinco años, según el informe Commodity Markets Outlook (Perspectivas de los mercados de productos básicos) del Banco Mundial.
No obstante, el organismo advierte que si bien se espera una baja de precios, estos seguirán siendo 30 por ciento más altos con respecto a los cinco años anteriores a la pandemia del covid-19, es decir entre el 2015 y 2019.
Según los reportes de comercio exterior del Ministerio de Fomento, Industria y Comercio (Mific), entre enero y septiembre de 2024, las exportaciones de Nicaragua de productos tradicionales generaron 3,204.5 millones de dólares, monto superior en 2.4 por ciento al conseguido en el mismo lapso del año pasado.
Variación en los principales productos
Se espera que el abaratamiento de los precios de los productos básicos se extienda hasta el 2026, en cuyo lapso habrán caído casi un nueve por ciento. La reducción comenzó este año, porque los pronósticos apuntan a una baja de 9 por ciento al finalizar el 2024 y el próximo año sería de 4 por ciento. En el 2026 el alivio sería de 0.4 por ciento.
Solo en los granos básicos la baja este año sería de 15.2 por ciento; el próximo año de 4.6 por ciento; y en el siguiente año habría una ligera alza de 0.2 por ciento.
Por ejemplo, se espera que el maíz cierre el año con un abaratamiento de 26 por ciento; el año siguiente 1.1 por ciento; para experimentar luego una ligera alza de 1.1 por ciento en el 2026.
El arroz el próximo año bajará 11.4 por ciento, tras subir este año ocho por ciento. En el 2026 habrá una baja de 2.3 por ciento.
El trigo cerrará este año con una baja de 20.7 por ciento; el próximo año será de 1.9 por ciento; pero en el 2026 habrá una baja de 1.1 por ciento. Se espera reducción de precios en las bananas, pollo, las naranjas, camarón y azúcar.
En el camarón la reducción se experimentaría este año (15.6 por ciento), pero en los siguientes dos años habrá una recuperación: 4.7 por ciento en el 2025 y en 2026 habría un alza de 5.6 por ciento.
Sobre la carne de bovino, las previsiones apunta a una alza sostenida. Este año habrá aumentado 16.3 por ciento; el próximo año 3.6 por ciento; y en 2026 sería de 0.2 por ciento.
Una de las bajas claves para Nicaragua son los fertilizantes. Estos este año habrán experimentado una reducción de 23.9 por ciento; el próximo año será de 1.4 por ciento; y en el 2026 habrá una ligera alza de 1.6 por ciento.
No obstante, uno de los productos que representa una mala noticia para el sector exportador en Nicaragua es el café. Se espera que el de la variedad robusta caiga 6.7 por ciento y 7.1 por ciento en el 2026. En tanto, el arábiga se abaratará 8.3 por ciento; y en el siguiente año a baja será de 4 por ciento.
Esto representa un desafío para los exportadores de café de Nicaragua, que acaban de terminar uno de los peores ciclos cosecheros. La cosecha 2023-2024 cerró con una caída del 10 por ciento en el volumen de sus exportaciones, descenso que marca un retroceso de casi una década, y que pese al buen precio que tiene actualmente el café en el mercado internacional no evitó que los ingresos generados por la actividad se redujeran en más de 130 millones de dólares con respecto al ciclo anterior.
En el caso del cacao, tras una alza de 110.3 por ciento; el próximo año se espera que baje 13 por ciento; y en el siguiente año 1.7 por ciento.
Indermit Gill, economista en jefe y vicepresidente sénior del Grupo Banco Mundial, dijo: “La caída de los precios de los productos básicos y la mejora de las condiciones de la oferta pueden servir como factor de amortiguación frente a las crisis geopolíticas”.
“Pero no lograrán aliviar las penurias que generarán los altos precios de los alimentos en los países en desarrollo, donde la inflación de esos precios duplica la de las economías avanzadas. Los precios altos, los conflictos, los fenómenos meteorológicos extremos y otras perturbaciones han provocado que más de 725 millones de personas sufrieran inseguridad alimentaria en 2024”, agregó.
En el caso del oro, que es el producto de exportación de Nicaragua, alcance un valor récord este año, elevándose un 21 por ciento por sobre el promedio de 2023. El oro ocupa una categoría especial entre los activos, ya que a menudo sube de precio durante períodos de incertidumbre geopolítica y normativa, como los conflictos.
Se prevé que, en los próximos dos años, sus precios se mantendrán un 80 por ciento por encima del promedio de los cinco años anteriores a la pandemia del covid-19 y solo disminuirán ligeramente.
Por su parte, el precio de los metales industriales se mantendrá estable en 2025‑26, ya que la debilidad del sector inmobiliario de China se verá compensada con las limitaciones de la oferta y el aumento de la demanda de algunos metales derivada de la transición energética. Sin embargo, si el crecimiento de China mostrara resultados inesperados, podría generarse volatilidad en los mercados de metales.
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Viene baja en el precio del petróleo
Uno de los alivios que podría tener un efecto limitado en Nicaragua sería la baja en el precio del petróleo. Se espera que la energía caigan 6 por ciento en 2025 y otro 2 por ciento en 2026. No obstante, todo va a depender de lo que pase en Oriente Medio, debido a la preocupación por los daños que podría sufrir la infraestructura de petróleo y gas de los principales productores de productos básicos si el conflicto se intensificara, según el Banco Mundial.
Indica que si el conflicto en esa región no se intensifica, se espera que el precio promedio anual del crudo Brent caiga de los 80 dólares por barril registrados este año a los 73 dólares en 2025, su valor mínimo en los últimos cuatro años.
Pero si se intensifica la guerra y esto ocasionara una reducción del suministro mundial de petróleo del dos por ciento o dos millones de barriles por día para fines de este año, esto supondría una interrupción de una escala similar a la que se generó con la guerra civil de Libia en 2011 y con la guerra de Irak en 2003. Si se produjera una perturbación similar, los precios del Brent aumentarían bruscamente en un principio hasta alcanzar un máximo de 92 dólares el barril.
Sin embargo, los productores de petróleo que no se vean afectados por el conflicto podrían responder rápidamente incrementando la producción. En consecuencia, el alza de los precios podría durar relativamente poco, con un promedio de 84 dólares el barril en 2025. Ese valor, de todos modos, se ubicaría un 15 por ciento por encima del pronóstico de referencia para 2025, pero sería solo un 5 por ciento más alto que el promedio de 2024, según proyecciones del Banco Mundial.
Pero más allá de eso, el Banco Mundial dice que la baja de los precios de los alimentos y la energía debería facilitar a los bancos centrales el control de la inflación, sin dejar de tomar en cuenta el riesgo de una escala bélica en Medio Oriente.
Ayhan Kose, economista en jefe adjunto y director del Grupo de Perspectivas del Grupo Banco Mundial, dijo: “Esto abre oportunidades poco frecuentes para quienes se encargan de formular políticas en las economías en desarrollo. En primer lugar, la caída de los precios de los productos básicos puede ser un complemento útil de la política monetaria para lograr que la inflación vuelva a los valores establecidos como meta. En segundo lugar, los responsables de formular políticas tienen una oportunidad para reducir los costosos subsidios a los combustibles fósiles”.