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Datos que no sabía del fascinante mundo de las huellas dactilares

Las huellas dactilares no solo han sido fundamentales en la criminología, sino también en el desarrollo de la biometría. Aquí le explicamos todo.

Identidad única. Las huellas dactilares de cada persona son únicas, incluso en gemelos idénticos. Las diferencias se deben a variaciones aleatorias durante el desarrollo fetal. Es muy improbable que dos personas tengan las mismas huellas, por eso se emplean habitualmente en tareas de identificación. Aunque teóricamente no es imposible que se repitan: se ha calculado que la posibilidad de encontrar dos huellas iguales es de 1 entre 64,000 millones. 

Primer uso en la historia. Las huellas dactilares se usaban ya en la antigua Babilonia, hace más de 3,000 años, como una forma de firmar documentos. Se cree que los babilonios las usaban para evitar el fraude en transacciones comerciales.

Sistema de clasificación. En 1892, el antropólogo argentino Juan Vucetich desarrolló el primer sistema de identificación basado en huellas digitales, conocido como dactiloscopía. Su método se sigue usando en muchas partes del mundo, aunque ha sido refinado. Ese mismo año el científico británico Francis Galton estudió las huellas dactilares y publicó un libro en el que detalló tres características principales: los bucles, las espirales y los arcos. Galton también calculó la probabilidad de que dos personas tuvieran huellas idénticas, concluyendo que era prácticamente imposible.

Patrones. Las huellas dactilares se agrupan en tres tipos de patrones básicos: arcos, bucles y espirales. La mayoría de las personas tienen bucles, seguidos de espirales, y los arcos son los más raros. También se ha comprobado que hay unos dibujos dactilares más típicos que otros: según los científicos, la forma de bucles es la más común, mientras que entre las mujeres predominan los arcos. Los estudios hallaron que el patrón más repetido fue el de los bucles cubitales, marcas dispuestas en un trazo que apunta hacia el dedo meñique de la mano.

Formación. Las huellas dactilares se forman entre las semanas 10 y 16 del embarazo. Durante esta etapa, las crestas en la piel de los dedos se moldean de manera única debido a factores genéticos y ambientales. Su forma depende de lo que el feto va tocando, a partir de la presión que este ejerce sobre lo que le rodea. Por eso, los gemelos idénticos tampoco tienen las mismas huellas, sino que son únicas en cada persona: la forma que toman es totalmente única y se ve influida por numerosos factores, como el movimiento o el lugar en el que el feto se desarrolla.

Primer crimen resuelto. En 1892, en Argentina, el uso de huellas dactilares ayudó a resolver el primer caso criminal, el de Francisca Rojas, quien fue acusada de asesinar a sus dos hijos. Precisamente, el Día Mundial de la Dactiloscopia se celebra el 1 de septiembre porque es el aniversario de la fecha en que se resolvió este primer caso policial utilizando esta técnica de identificación.

Permanencia. Las huellas dactilares no cambian a lo largo de la vida de una persona. Aunque pueden sufrir alteraciones temporales por heridas o quemaduras, el patrón original tiende a regenerarse. Es muy difícil deshacernos de nuestras huellas dactilares. Si nos quemamos o hacemos heridas, se regeneran… a menos que la dermis esté muy afectada.

Koalas. Las huellas dactilares no son exclusivas de los humanos. Los koalas, los chimpancés y los gorilas tienen huellas dactilares muy similares a las de los humanos. Otros, como las cebras o los tigres, tienen en los dibujos de su pelaje el equivalente a las mismas, pues los patrones que forman las rayas y las manchas son también únicos. Las de los koalas son tan similares a las humanas que podrían confundir a los investigadores. 

Espacio. Incluso en el espacio, las huellas dactilares han tenido su papel. Los astronautas del Apolo 17 tomaron huellas dactilares antes y después de la misión para estudiar el efecto de la ingravidez en el cuerpo humano.

Errores. Aunque el uso de huellas dactilares es altamente preciso, no es infalible. Existen casos documentados en los que errores en la identificación han llevado a detenciones injustas, lo que ha impulsado mejoras en los sistemas y en la capacitación de los analistas.

Sin huellas. Existe una mutación genética muy rara, adermatoglifia, que hace que las personas no tengan huellas en las manos ni en los pies. No es grave, pero da muchísimos problemas burocráticos. Por ejemplo, porque necesitamos nuestras huellas para hacer nuestros pasaportes. Es una condición que se descubrió estudiando el ADN de una familia suiza en la que los bebés nacen sin huellas dactilares desde hace generaciones.

Inteligencia artificial. Investigadores de la Universidad de Nueva York han encontrado la manera de producir huellas dactilares falsas utilizando una inteligencia artificial que puede engañar a los lectores biométricos. DeepMasterPrints, como las llaman estos científicos, replicaron el 23 por ciento de las huellas dactilares en un sistema que supuestamente tiene un margen de error de uno en un millar. Cuando este último era de 100, la máquina logró recrear el 77 por ciento de los casos. Estas huellas sintéticas podrían ser sumamente efectivas para burlar sistemas de seguridad con muchas huellas reales almacenadas. Un agresor podría tener éxito a base de prueba y error, algo sumamente peligroso para cualquier lugar o dispositivo con este tipo de seguridad.

La Prensa Domingo

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