La cancelación de la personería jurídica de Ciudadanos por la Libertad (CxL) elimina toda posibilidad de la más mínima competencia en las elecciones del próximo noviembre, y menos que las mismas sean justas y libres, es decir, democráticas.
Glenda Mccoy
Punto de llegada, punto de partida
Las elecciones del 7 de noviembre eran, bajo condiciones que no se cumplieron, un punto de llegada para la solución de la crisis.
Estrategia de Ortega, ¿funcionará?
La estrategia de Ortega es, a partir de la situación económica, abrir un diálogo nacional, y así lo ha dicho desde antes que se convocara al proceso electoral.
Nadie es eterno
Incluso Ortega está aislado de la izquierda latinoamericana y europea, como lo simboliza la reciente declaración de alguien tan respetable e influyente a nivel internacional de José Mujica, entre decenas de personas también significativas a nivel internacional.
¿Está fraccionada la oposición?
El tema de la oposición obviamente estuvo presente en el discurso de Ortega para intentar justificar los aprisionamientos recientes y los citatorios ante la Fiscalía
Andanada represiva sin racionalidad
Ambos regímenes políticos conviven con el capitalismo, y esa fue la racionalidad política de Ortega al insertarse en el autoritarismo, mientras respetaba al capitalismo.
Ejército de Nicaragua y proceso electoral
Desde entonces se abrió una larga pausa entre la crisis iniciada en 2018, pero cuyas causas se venían acumulando, y las elecciones previstas para noviembre de 2021, que serían la salida pacífica y electoral de la crisis.
¡Hay por quién votar!
A diferencia de 1974, y esa no es la única diferencia entre las dictaduras de Ortega y Somoza, ahora sí habría por quién votar, ¡si es que hay elecciones!
¿Es posible recuperar política de Diálogo y Consenso?
Ortega pareciera tener todo bajo control, y así lo es en cuanto a la represión y su consecuencia inmediata, la ausencia de protestas multitudinarias y la supuesta “estabilidad política”
No todo está perdido, en esta crisis de unidad opositora
Pero recordemos las elecciones generales de 2011, que se realizaron en medio de toda la complacencia nacional e internacional que existía con el régimen de Ortega