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Necesitan más ejercicio

Estudios demuestran que los niños con más actividad física tienen menos riesgo de enfermarse Los niños obesos durmieron 30 minutos menos diarios, comparado con los niños que no ganaron sobrepeso El motivo para los especialistas es que al dormir menos, el niño tiene menos energía para correr y quemar calorías. “Los niños con baja actividad […]

  • Estudios demuestran que los niños con más actividad física tienen menos riesgo de enfermarse

Los niños obesos durmieron 30 minutos menos diarios, comparado con los niños que no ganaron sobrepeso

El motivo para los especialistas es que al dormir menos, el niño tiene menos energía para correr y quemar calorías.

“Los niños con baja actividad tienden a dormir menos durante el día debido a que están menos cansados”, dice el estudio.

Los investigadores no encontraron ninguna evidencia que indique que amamantar al bebé lo protege de convertirse en obesos. Estudios anteriores habían sugerido esta posibilidad.

Los niños deben hacer al menos 90 minutos de ejercicios al día para evitar enfermedades cardiovasculares, obesidad y padecimientos relacionados con el sedentarismo, según un estudio científico dado a conocer en el Reino Unido.

En un artículo publicado en la revista médica The Lancet, los autores de la investigación pidieron que se modifiquen los lineamientos internacionales sobre el tiempo que los menores deben dedicar a la práctica de ejercicios.

En el Reino Unido, por ejemplo, el Ministerio de Salud sugiere que los niños hagan una hora de ejercicio cada día.

Ahora las autoridades considerarán la recomendación de los investigadores.

El equipo científico monitoreó el desempeño de 1,730 niños de nueve y quince años de edad en escuelas de Dinamarca, Estonia y Portugal.

Durante un fin de semana y dos días de semana, los menores usaron un aparato que medía su actividad física.

Los expertos calcularon el riesgo de enfermedades cardiovasculares mediante una combinación de elementos como la presión sanguínea, el peso y el colesterol. Tras examinar el grado de actividad física, determinaron que entre mayor es la actividad, menor es el riesgo de padecer ese tipo de enfermedades.

Menos y más riesgos

Los menores riesgos se detectaron en los niños de nueve años, que realizaban un promedio de 116 minutos de ejercicio entre vigoroso e intenso y en los de 15 años, que dedicaban un promedio de 88 minutos.

El director del equipo científico, el catedrático Lars Bo Anderson, de la Escuela Noruega de las Ciencias del Deporte, explicó que el ejercicio no debe hacerse en una sola sesión sino espaciado durante el día.

Un participante en el estudio, Chris Riddoch, jefe el Instituto de Deportes de la Universidad de Middlesex, en el Reino Unido, declaró: “Hemos diseñado una sociedad que no se ejercita físicamente. Ni los niños ni los adultos”.

“Cada pequeño aporte que hagamos a cambiar esto, ayuda. Si no lo hacemos, la próxima generación de adultos será menos saludable que la actual”, añadió. Vale la pena valorar la advertencia.

Padres obesos, niños obesos

Los padres juegan un papel importante en el sobrepeso de sus hijos, de acuerdo a un estudio realizado en Estados Unidos.

Los investigadores estadounidenses siguieron a 150 niños desde su nacimiento hasta que cumplieron los nueve años.

El estudio, publicado en el periódico Pediatría, explica que aquellos niños cuyos padres tienen sobrepeso son más propensos a ser obesos.

Los especialistas descubrieron que la forma en que los padres manejan las rabietas de sus hijos, por un lado, y sus actitudes ante el sobrepeso, por el otro, puede ser determinante en el peso de los niños.

Los científicos identificaron una serie de “factores de riesgo” que provocan que los niños tengan sobrepeso, de los cuales el más alto es que los padres sean obesos.

De hecho, el 64 por ciento de los niños con sobrepeso que se utilizaron para el estudio tenían unos padres obesos. Comparado con el 16 por ciento cuyos padres tenían un peso saludable.

El temperamento del niño también juega un papel importante. Aquellos que eran muy sensibles y propensos a tener rabietas por la comida tenían más posibilidades de convertirse en obesos.

Al respecto, los especialistas sugieren que este fenómeno se debe a que tratan de controlar demasiado lo que comen de los hijos, en vez de enseñarles saludables hábitos alimenticios.

Fuente: BBC

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