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El morboso Dalí

La figura de Salvador Dalí, reconstruida por Ian Gibson, muestra a un creador polémico Salvador Dalí es una tentación y a la vez un tormento para cualquier biógrafo. Pocos artistas modernos ofrecen tal cantidad de material provocador o morboso. Pero, paradójicamente, esa misma abundancia puede llegar a ser frustrante. Si el biógrafo actual aspira a […]

  • La figura de Salvador Dalí, reconstruida por Ian Gibson, muestra a un creador polémico

Salvador Dalí es una tentación y a la vez un tormento para cualquier biógrafo. Pocos artistas modernos ofrecen tal cantidad de material provocador o morboso. Pero, paradójicamente, esa misma abundancia puede llegar a ser frustrante.

Si el biógrafo actual aspira a revelarnos el lado oscuro de un personaje, y especialmente sus tendencias sexuales secretas, resulta difícil descubrir en Dalí una perversión que él mismo no haya confesado abiertamente; él ha ido más lejos que nadie en el afán de desnudarse y de envilecerse en sus textos y declaraciones públicas.

Gibson ha aligerado sus argumentos y ha ampliado algunos puntos, pero la estructura del relato y sus temas son los mismos (es curioso que en el prólogo de este libro no mencione siquiera su propia biografía, como para disimular lo que haya en él de autoplagio). El libro no aporta ninguna novedad, pero nos ofrece (lo que no es poco) un relato ágil y ameno, por supuesto bien documentado y esmaltado con análisis de los cuadros más importantes, que sigue los pasos de Dalí desde su infancia hasta su triunfo en el París de los surrealistas.

¿Por qué el Dalí joven? Ante todo, la “novela de formación” del artista puede ser la parte más atractiva de su biografía: las primeras amistades en la Escuela Municipal de Figueras, los primeros indicios de una vocación, el primer amor (una catalana llamada Carmen Roget), los primeros experimentos vanguardistas, la relación personal y creativa con Buñuel y Lorca. Por otra parte, la elección del Dalí joven ya estaba implícita en The Shameful Life, donde se dedicaban dos terceras partes al primer tercio de la vida del artista. Tal desproporción responde a la visión de Gibson, según la cual, a partir de 1940 la obra de Dalí se volvió repetitiva y trillada y el propio artista traicionó los ideales a los que antes se había adherido. Los postmodernos han rehabilitado el cinismo del Dalí tardío, su versatilidad de performer, sus apropiaciones y simulaciones, acercándolo a Duchamp, o considerándolo como una especie de precursor de Andy Warhol (un honor por lo demás bastante dudoso).

En sus textos, Dalí confiesa su crueldad de niño mimado, su avidez de notoriedad, su egotismo ridículo. En el campo erótico, declara su horror a los genitales femeninos, su impotencia, su fijación anal. Siguiendo a otros autores, Gibson pone un poco en el centro de su relato el onanismo compulsivo del artista; Dalí sería el único pintor en la historia del arte que ha hecho de la masturbación uno de los temas centrales de su obra. Cuando apareció su biografía en 1997 algunos críticos anglosajones reprocharon a Gibson que encontrara símbolos de masturbación por todas partes; pero esa objeción es ridícula, puesto que fue el propio Dalí quien inició esa interpretación de su obra.

La relación Lorca-Dalí fue uno de los ejes de The Shameful Life y más tarde de otro libro: Lorca-Dalí. El amor que no pudo ser. Es verdad que muchos autores han destacado esa relación, pero Gibson ha ido más lejos que nadie, sosteniendo que Dalí nunca pudo olvidar a Lorca, cuyo fantasma seguiría acechando en su obra hasta el final; y que la gran tragedia de Dalí fue no haber correspondido al amor del poeta. Para Gibson, Lorca es una especie de ángel que podría haber salvado a Dalí de sí mismo. (Otro género de “salvación”, pero por el lado oscuro, representará la rusa Gala, que al final para Gibson parece ser una especie de sustituta inadecuada de la figura de Lorca).

Los problemas estéticos y las preocupaciones vitales aparecen mezclados en el relato de Gibson, hasta el punto de confundirse. La pasión de Lorca resuena en su Oda a Salvador Dalí con motivos estéticos.

Tomado de salvadordali.net

La Prensa Literaria

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