- Cuando se acaba lo bueno y todo vuelve a ser igual, aparece el síndrome postvacacional
Todavía es pronto para volver a ver al jefe, se siente malhumorado, triste, agobiado y su principal interés es saber cuánto falta para las próximas vacaciones? Entonces está sufriendo del síndrome postvacacional.
El síndrome postvacacional que algunos expertos prefieren llamar prelaboral es un trastorno adaptativo natural, pero los especialistas no lo consideran preocupante, ni una forma de depresión o un indicador de estrés que requiera una visita al médico.
Siquiatras y sicólogos afirman que se debe asumir esta vuelta a la rutina con normalidad y que, sin darnos cuenta, en unos días pasaremos de no quiero volver todavía a ¿las vacaciones? ¡Ya ni me acuerdo!
Aunque es cierto que existe un fundamento sicológico y que se dan una serie de síntomas como la ansiedad o el desgano, consideran que es un comportamiento lógico, porque durante las vacaciones se pierde la rigidez de la vida cotidiana y después se necesita un período para ajustarse a una disciplina de obligaciones y horarios.
CASOS ESPECIALES
Si el regreso al trabajo supone un trastorno más grave para alguien, ello no se debe al síndrome postvacacional, sino al reencuentro con problemas existentes antes de las vacaciones, como el llamado síndrome del burn out (estar quemado en su trabajo), un estrés que ya padecía o una aversión a su trabajo.
El problema, dicen los expertos, no está relacionado con las vacaciones, que han sido un respiro para estas personas, sino con su trabajo, en estos casos, la solución que proponen es cambiar de trabajo o adoptar otra actitud ante el mismo.
También se ha observado que a la vuelta de las vacaciones aumentan las consultas por problemas matrimoniales. Estallan muchas relaciones de pareja. Tampoco se trata de una consecuencia del síndrome postvacacional, sino de un problema de la pareja, al tener que compartir todo el tiempo y hacer cosas juntos durante el período de vacaciones, lo que hace que se evidencien las desavenencias de la pareja o se muestren las diferencias existentes.
EXCEPCIONES
Sin embargo, existen excepciones, porque hay quienes se alegran de volver al trabajo. Éstas son personas que durante sus vacaciones sufren estrés. Son aquellos que, bien por ser hiperactivos o adictos al trabajo, sienten la necesidad de llenar su tiempo libre o los que durante las vacaciones se imponen múltiples compromisos sociales. Para estas personas, acabar las vacaciones es un alivio.
También a muchos niños, después de casi tres meses de vacaciones, suele apetecerles la vuelta al cole, su trabajo al fin y al cabo.
Es por ello que los expertos se muestran más partidarios de descansos vacacionales cortos y periódicos, que de unas únicas y largas vacaciones al año.
Consideran, por una parte, que 15 días ya permiten desconectar y descansar y, por otra, que la adaptación al trabajo será más difícil cuanto más largo sea el período vacacional.
Por tanto, defienden que las vacaciones se hagan partidas en dos períodos y también que se respete el descanso de los fines de semana. Consideran muy poco saludable que la gente se lleve trabajo a casa por la noche y continuar resolviendo asuntos mediante el móvil o el portátil.
Fuente: www.mujeractual.com/salud/psicologia/postvacacional.html