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LA PRENSA/ARCHIVO

Meier es el zorro

Christian Meier no es un zorro cualquiera; es el primero que habla español y que no sonríe cuando pelea. El superhéroe de la espada, el látigo y el antifaz, que viste el color más elegante, el negro, tiene casi 90 años. Desde 1919, en que fue creado por el escritor de historietas Johnston McCulley, lo […]

Christian Meier no es un zorro cualquiera; es el primero que habla español y que no sonríe cuando pelea. El superhéroe de la espada, el látigo y el antifaz, que viste el color más elegante, el negro, tiene casi 90 años. Desde 1919, en que fue creado por el escritor de historietas Johnston McCulley, lo han interpretado infinidad de actores, desde Douglas Fairbanks en el cine mudo, pasando por la versión spaguetti western del francés Alain Delon, hasta El Zorro de Antonio Banderas, que habla inglés con sexy acento malagueño.

“Le hemos quitado la sonrisa cuando pelea, para darle más seriedad a su compromiso de combatir criminales”, explica Meier.

La otra cara del Zorro, Diego de la Vega, divierte mucho al actor peruano. “Es elocuente, histriónico, un pícaro muy divertido, y me la estoy pasando muy bien”.

Meier dice que emular las cualidades de un superhéroe sería pretencioso. “Sólo los superhéroes no tienen defectos, y eso los hace fantasiosos”. ¿Y de sus defectos? “Sólo tengo uno, cuando me preguntan por los míos no los recuerdo”, bromea.

Pero la capa y el sombrero tienen un efecto mágico. Cuando viaja a Perú los fines de semana para pasar tiempo con su familia, sus hijos lo reciben como el superpapá. Stefano, de 11 años, se ha puesto el traje de zorro. “Le queda un poco grande. Ha disfrutado mucho las coreografías porque está en una edad en que le encantan las aventuras. Las niñas —Taira, de cinco, y Gía, de cuatro— cuando ven las películas de Banderas piensan que soy yo. Y les digo que sí, para no decepcionarlas”.

Para Christian, la familia siempre ha sido lo primero, desde su excelente relación con sus padres, Antonio Meier, y Gladys Zender, la primera Miss Universo de Latinoamérica, que ganó la corona en 1957.

Su esposa, la actriz Marisol Aguirre, es una gran cocinera, conoce los secretos de la cocina francesa, porque tiene esa ascendencia por el lado materno. “Es una mujer muy fuerte, muy creativa, maravillosa”, dice Meier, que se siente satisfecho de haber formado un pequeño mundo con ella y sus hijos.

A Meier le parece estimulante acercarse a la madurez. Piensa seguir aventurándose en papeles fuertes, como el memorable de gay que representó en No Se lo Digas a Nadie, que le abrió las puertas al cine y a profundizar una amistad con el escritor Jaime Bayly.

“Me gusta ver que tengo canas, me parecen atractivas”, dice, asumiendo su madurez, porque nunca ha pretendido ser un galán sino un actor que cuenta entre sus virtudes el arriesgarse.

Se imagina trabajando más en su país, tras las cámaras, como director, o escribiendo sus vivencias. “Tengo un sueño, fomentar la producción de televisión en mi país. Con un grupo de colegas estamos tratando de forjar proyectos nuevos. Queremos dar una buena imagen del Perú, porque se ha prostituido de una manera denigrante por algunos programas. Queremos enseñarle al mundo cosas nuevas. Sustituir el espectáculo de circo con vistas de Lima, una capital hermosa, donde desde cualquier punto se puede ver el mar y el lugar donde mejor se come”.

Para esa tarea “el zorro” no necesitará antifaz.

Fuente: www.elnuevoherald.com

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