En la pasada columna abordé los antioxidantes. Un mineral que sirve como antioxidante por proteger contra la oxidación causada por los radicales libres es el zinc.
El zinc se requiere para el crecimiento normal, facilita la funcionalidad del sistema inmunológico, puede disminuir el riesgo de algunas formas de cáncer y de enfermedades cardiovasculares y tiene un rol en ayudar a mantener niveles apropiados de insulina, la cual es importante para mantener niveles adecuados de glucosa.
El zinc, además, ayuda a mantener niveles de energía. Deficiencias de zinc se presentan en dietas deficientes de proteína y zinc, así como síndrome de intestino irritable. Tomar suplementos de zinc puede compensar una deficiencia dietética; sin embargo, al tomar suplementos siempre introduce la posibilidad de crear desequilibrios, y en el caso específico del zinc, puede causar problemas con cobre y/o hierro. La recomendación de zinc para mujeres es 8 mg por día, y para hombres, 11 mg por día. Una de las mejores fuentes de zinc en los alimentos es las ostras, camarones, carne de res con 5 a 9 mg en 3 onzas y más en el hígado y el puerco. Otras fuentes, que son productos agropecuarios nicaragüenses, son semilla de ajonjolí, semilla de marañón con 1.6 mg por onza, el yogur descremado con 2.2 mg por taza.
Para los vegetarianos es un reto obtener zinc en cantidades adecuadas, dado que con pocas excepciones, el zinc viene del tejido o la piel de los animales.
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