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¡Arriba esa autoestima!

La calidad de vida de los individuos está influenciada por la forma en que cada persona se percibe y se valora. Esta valoración que cada individuo hace de sí mismo es lo que los sicólogos nombran: autoestima, la que influye directamente en que las actitudes sean positivas o negativas. “Cuando la valoración que hacemos de […]

La calidad de vida de los individuos está influenciada por la forma en que cada persona se percibe y se valora. Esta valoración que cada individuo hace de sí mismo es lo que los sicólogos nombran: autoestima, la que influye directamente en que las actitudes sean positivas o negativas.

“Cuando la valoración que hacemos de nosotros mismos es beneficiosa para nuestra calidad de vida, se puede decir que tenemos una autoestima positiva, mientras que si es perjudicial, nos hallamos ante una autoestima negativa”, asevera Josefina Murillo, sicóloga del Hospital Metropolitano Vivian Pellas.

Murillo asegura que las personas pesimistas o negativas pueden mejorar su actitud mejorando su autoestima porque es un proceso de aprendizaje. “Cambiar la autoestima supone modificar para aumentar la confianza en nuestras propias capacidades personales”.

Para esta especialista, la autoestima positiva aporta un conjunto de efectos beneficiosos para la salud y calidad de vida que se manifiestan en el desarrollo de una personalidad más plena y una percepción más satisfactoria de la vida.

“También aumenta la capacidad de afrontar y superar las dificultades personales al enfrentarnos a los problemas con una actitud de confianza”, expresa.

Agrega que la autoestima positiva potencia la creatividad al aumentar la confianza en nuestras propias capacidades personales y permite establecer relaciones más satisfactorias, al enfrentarnos a los conflictos con actitud positiva.

Pero cuando la autoestima es negativa, nos falta confianza en nosotros mismos para abordar los sucesivos retos.

“Al faltarnos confianza personal, disminuye nuestra capacidad para enfrentarnos a los múltiples problemas y conflictos que se nos presentan en la vida”, dice.

“Al faltarnos autoconfianza, difícilmente nos fijamos metas y aspiraciones propias. Las relaciones que establecemos con otras personas no son de igualdad, dado que nuestra falta de confianza nos impide abordar los conflictos personales desde una perspectiva igualitaria”, indica la especialista.

Según Murillo, la formación de la autoestima se inicia desde edades más tempranas, desde el vientre de la madre, el feto capta todo lo que le rodea y se continúa a lo largo de la edad adulta.

En la formación de la autoestima influyen el entorno familiar y el contexto cultural y social en el que nos desarrollamos.

Tanto los modelos familiares como los culturales conforman nuestra autoestima, por eso es importante observarlos y revisarlos para tener conciencia de los modelos negativos que hemos interiorizado y así cambiarlos. Elimine pensamientos malos.

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