- Recomendaciones para una alimentación saludable
1. Usar alimentos de buena calidad.
Es decir, usar alimentos naturales y frescos. Los congelados pueden ser igual de buenos que los frescos, si se descongelan adecuadamente. Lo mejor es dejar que se descongelen lentamente en el frigorífico (no deben estar a temperatura ambiente más de dos horas), o en el microondas. Limitar el aporte de grasas reduciendo el consumo de: bollos industriales, mantequilla, margarina y carnes rojas.
2. Reducir el uso de platos precocinados.
Ese tipo de comidas suele llevar más grasas, sal y aditivos artificiales que los preparados en casa. Además, no podemos conocer la calidad de sus materias primas. Emplear alimentos bien conservados. Prestar atención a las fechas de caducidad de los productos envasados.
3. Cocinar con aceite de oliva.
Los ácidos grasos del aceite de oliva tiene efectos beneficiosos para el sistema cardiovascular. Cambiar a menudo el aceite de freír (incluso, el de la freidora). Cuando las grasas se calientan varias veces a altas temperaturas se degradan y resultan perjudiciales para el organismo. Variar la cocción de los alimentos. Se recomienda alternar el vapor con la plancha, el horno, el hervido y la fritura.
4. Utilizar ajo y cebolla.
El ajo es antiséptico y la cebolla ayuda a digerir las grasas de los alimentos. Estudios confirmar que las personas que consumen abundante ajo y cebolla tienen menor riesgo de cáncer de piel, estómago, hígado, colon, pulmones y cuello de útero. También bloquean las sustancias cancerígenas que se forman en el estómago al comer alimentos conservados con nitratos.
5. Usar la sal con moderación.
No añadir sal a los alimentos que ya la contienen, ni ponerla por rutina en la mesa. Aliñar mejor con especias, en pequeñas cantidades. Potencian el sabor de los alimentos y los hacen más digeribles.
Fuente: www.esmas.es y www.buenospadres.es