El llanto es algo muy normal en los niños en su primer día de clases, pero el ambiente propicio en el que es recibido ayuda a que asimile rápidamente la situación.
El ambiente escolar debe estar listo para recibirlo, las instalaciones deberán estar equipadas con juegos, juguetes y actividades de acuerdo a la edad.
Todo debe ser a favor del niño para que su adaptación sea rápida y placentera. Por su parte, los educadores deben poner sus mejores esfuerzos para que los niños se sientan atendidos y comprendidos en su primera semana de clases.
Por eso la primera semana debe estar dirigida a dicho proceso.
La adaptación del niño se hace más rápida cuando ven a otros niños que están tranquilos disfrutando de sus actividades escolares.
No es correcto tener juntos a niños que lloran con los que están tranquilos, porque hay niños que lloran de ver llorar a otros, por eso es recomendable contratar un personal temporal para atender especialmente a los que lloren, llevarlos a áreas de juegos y hasta que estén tranquilos integrarlos al grupo.
NO LO RETIRE DEL COLEGIO
Cuando un niño llora mucho, hay padres que optan por retirarlo del colegio, eso es un gran error, lo indicado es persistir.
El padre debe decirle al niño cosas positivas en la casa sobre el colegio y animarlo para que vaya contento a clases al día siguiente.
También debe estar consciente de que el niño se vuelve manipulador y sabe que con solo llorar, su padre cederá a su presión y lo llevarán de regreso a casa.
Los padres no deben sentirse culpables cuando los niños lloran, deben pensar que sus hijos aprenderán a ser seguros y que desarrollarán sus conocimientos.
Estos primeros días de clases, se trata solo de una transición que pronto pasará.
A PREMATERNAL
Es muy positivo llevar a los niños a prematernales (de año y medio). Este niño desarrolla mayores habilidades y destrezas. Aprende más rápido a compartir e interactuar con otros niños con mayor facilidad y tiene independencia.
Es una etapa clave, una etapa de descubrimiento y curiosidad. El niño está sediento de saber y descubrir el mundo y qué mejor manera que lo haga guiado por maestras, nunca va a ser igual que deje a su niño al cuidado de una empleada, inanimado viendo solo televisión.
A esa edad aprende a hablar por lo menos tres palabras nuevas por semana. Señala las cosas y la maestra se lo traduce en palabras, en casa también es bueno que los padres le enseñen a vocalizar bien.