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“Dios es negro”

El poeta David MacField habla de su quehacer, cómo su poesía enfoca ese mundo de las razas, las culturas negras y visión de ellas “¡Dios es negro!; el que no le guste que se vaya donde el diablo que es blanco”, vuelve a exclamar poéticamente cuatro décadas después, el poeta afrocaribeño nicaragüense David MacField, autor […]

  • El poeta David MacField habla de su quehacer, cómo su poesía enfoca ese mundo de las razas, las culturas negras y visión de ellas

“¡Dios es negro!; el que no le guste que se vaya donde el diablo que es blanco”, vuelve a exclamar poéticamente cuatro décadas después, el poeta afrocaribeño nicaragüense David MacField, autor de Black is Black, y del primer poemario multirracial e insurgente Dios es negro, el que vino a marcar en 1967 un hito para la literatura de la Costa Caribe por su “negritud rítmica y realismo social”.

Fue precisamente en 1967, que sus poemas Margen y Tarde salieron publicados en la revista de literatura Mokuana, junto a los de Ernesto Mejía Sánchez, el padre Ángel Martínez, Noel Rivas, Julio Cabrales, Fernando Gordillo, Beltrán Morales y el guerrillero Julián Roque.

Asimismo dio a conocer su cuento El Milagro, en la revista 7 Hombre y jaguar, donde llegó a ser editor junto a los poetas Félix Navarrete y Paul Tiffer. MacField, es por igual creador de los encomiables poemas Paloemayo y Marie; y de los que se volvieron canciones populares escuchadas por más de un millón de nicas en las décadas pasadas, como Pancasán, el Niño negro, Quién tiene que cambiar, El mundo al revés.

También ha publicado sus libros: En la calle de enmedio (1968); Poemas para el año del elefante (1970); Los veinticuatro: poemas y canciones (1975); y está por publicar sus inéditos: Recolección y su primera novela, Ciudad Rama.

Actualmente trabaja como Director General para Asia, África y Oceanía, de la Cancillería nicaragüense, sigue sosteniendo que su poesía “no habla del negro con el alma blanca, porque eso es un disparate”. “Negro es negro”, reafirma, y aclara que lo esencial, es luchar con los de abajo, “porque ahí están los negros, los indios, los sumos… Ahí estamos todos”, porque en este crisol de razas está su poesía, a pesar de que “los negros están desapareciendo”.

David MacField, quien aún sigue reclamando en su poesía de crisol de razas, pan, agua y luz para los pobres del mundo, indistintamente de su color, escribe que nadie ha visto la piel de Dios, pero sí las injusticias.

¿Los negros nos han dejado su cultura?

Creo que si agarras al negro aislado no estás haciendo nada. Negro es solo, sólo negro y nada más. Pero si estás claro dónde estás, en el pueblo, como Duncan Campbell o Willy Hooker, o cualquiera de los negros que llegan a Managua, ese es su espacio.

Empecé a decir: ¡Dios es negro!; el que no le guste que se vaya donde el diablo que es blanco. Yo no estoy discutiendo aquí la calidad de esos poemas; estoy hablando de unos chisporrotazos, borbollones, que surgen de la vivencia aquí en Managua, y que traigo encima de la Costa Atlántica y que nadie se atrevía a decir.

Hablamos de El Cristo negro, Tata Chombo negro; y a nadie se le acontece pensar que Dios es negro; para sorpresa de los blancos. Porque según La Biblia y los sabios a Dios nadie lo vio jamás. Los ateos insisten en eso y los bíblicos también.

La poética afro siempre está vinculada a la musicalidad. ¿Su poesía tiene esos ritmos?

El ilustrísimo poeta Julio Valle-Castillo la cita (en su antología El Siglo de la Poesía en Nicaragua). Mi género es eminentemente musical, aunque no ande en un orquestón, como la del Duque Ellington, o Louis Armstrong, o el que vos querrás, como Mango Ghost, (José Sinclair).

En los años sesenta, traje el Palo de Mayo a la Managua, en el barrio de la Mecatera, bajo la lluvia, y fue un asombro. Así entré a la poesía por la puerta trasera como entran todos los de abajo, porque no podían sacarme, ya estaban los poemas ahí, y toda Nicaragua cantó la música y letra de David MacField: Pancasán, el Niño negro, Quien tiene que cambiar, El mundo al revés, fueron poemas cantados por más de un millón de personas.

Muchas personas no sabían de quién eran las canciones y cantaron Pancasán, que es un hito en la música nicaragüense. Nadie dice esa es una música de negro, no; como el Palo de Mayo, todo mundo lo baila porque está rico.

Muchos se preguntan si existe poesía negra. ¿Qué dice al respecto?

Es como que se pregunten si existe poesía latinoamericana o española, porque está escrita en español. Todo depende de quién la haga y cómo ve el mundo. No es que vea el mundo negro o blanco. Para escribir estas cosas que escribo, no es necesario ser negro, hay que tratar de saber escribir; ésta es la lucha más grande del blanco, del negro.

¿Siente en Rubén Darío algo de la poesía afro?

Acordate que Rubén Darío dice que en él hay un poco de negros, aunque sus manos son de marqués. Ese es un feeling, pero también decía que sus poemas estaban en Netzahualcóyotl. Rubén Darío dijo cosas que aún hoy en día podrían costarle un leñazo, pedrada, o un balazo como allá en Puerto Cabezas, en aquella época. Él había visto todo lo que estaban haciendo los yanquis, apenas pudo balbucear algunas cosas, pero les dio duro.

Entre las diversas culturas, ¿podríamos estar hablando de una poesía mestiza, donde se rompen los esquemas de las razas?

Es parte del paquete nacional. ¡Claro!, trasciende los niveles de raza. El racismo es otro problema con el que hay que tener cuidado, porque lo pueden explotar algunos, para fregar a otros. Hay que tener cuidado, Black is black, el poema, dice así, “give me a chance”, pero si no les das un chance al indio, al negro.

Entonces, ¿ podrían estar afuera los rastafaris?

¡Ah, no…! Cada loco con su tema. Que le metan al reggae y lo que tengan. Y claro, es lo que te digo: no podés quedarte anquilosado, ni en la torre de marfil, ni en tu receptáculo de porquería. Hay que levantarse y brillar, como dice el profeta. Es lo mismo, como cuando hablo del negro y del pobre, comiendo basura podrida, o de la niñita que vende su sexo por dos pesos porque no tiene qué comer. ¿Y quiénes son los más jodidos en este país?.

El indio, el negro, el mestizo. ¡Los negros estamos en vía de extinción, los negros están acabándose en este país!

¿Cómo que “los negros se están acabando”?

Vas a Bluefields, y no ves las nubes de zancudos que se miraban antes, lo que ves ahora es un crisol de razas. Vos ves mestizos, mayagnas, creoles; mira las gentes de Steadman Fagoth, o mirá el rostro de Brooklyn Rivera, o de Hazel Lau; es decir, no estamos hablando de que si sos indio, mestizo o negro, si no que este es el problema de Nicaragua.

¿Ahí está su poesía?

Nosotros no andamos peleando en una insurrección individual; fue más elegante y bellísimo cuando Carlos Martínez Rivas habló de su Insurrección solitaria; fue un fenómeno y sigo creyendo que fue el mejor poeta que ha surgido en los últimos años, aunque a muchos no les guste; sin embargo, hay una lucha de los pobres, ahí estoy yo, ahí mi poesía, ahí el crisol de las razas.

La Prensa Literaria

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