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El Cruce, inspirada en la dramaturgia de Cartas al Pie del Árbol y de Pasaporte, del director escénico Ángel Norzagaray.LA PRENSA/Cortesía

El cruce de los migrantes

El grupo teatral Justo Rufino Garay estrenó El Cruce, con la excelente actuación de tres jóvenes nicaragüenses y una actriz que cuenta con una trayectoria en el quehacer teatral nicaragüense. Me refiero a los jóvenes Bayardo Hernández, Silvio Ulises Pérez, Tania Amanda Polo Millán y la directora y actriz Alicia Pilarte. El Cruce, inspirada en […]

El grupo teatral Justo Rufino Garay estrenó El Cruce, con la excelente actuación de tres jóvenes nicaragüenses y una actriz que cuenta con una trayectoria en el quehacer teatral nicaragüense. Me refiero a los jóvenes Bayardo Hernández, Silvio Ulises Pérez, Tania Amanda Polo Millán y la directora y actriz Alicia Pilarte.

El Cruce, inspirada en la dramaturgia de Cartas al Pie del Árbol y de Pasaporte, del escritor, actor y director escénico Ángel Norzagaray, quien goza de gran prestigio y reconocimiento fuera y dentro de su país natal, México y, del laureado escritor venezolano Gustavo Ott, que ostenta una carrera llena de méritos y reconocimientos.

Bajo un concepto novedoso desde el punto de vista de la creatividad en la dramaturgia, los autores: Norzagaray y Ott, cuyas obras han sido presentadas en escenarios de Europa y América Latina, tratan el tema social que a nivel global nos compete a todos: la migración.

Con el montaje de El Cruce, a partir de estudios e investigaciones de los integrantes del elenco del Justo Rufino, bajo la dirección de Alicia Pilarte, el teatro nicaragüense se enriquece con un tema de mucha sensibilidad, tal como es la migración latinoamericana.

En nuestro continente somos testigos de las expectativas de quienes dejan su país y van persiguiendo el “american dream”, el tan ansiado sueño americano, muchas veces no alcanzado por quienes lo persiguen, o lo que es peor, mueren en el intento, sobre todo aquéllos que no tienen en su pasaporte la visa del sueño americano.

Quienes se atreven a cruzar la frontera de manera ilegal no se imaginan las consecuencias en dolores, vejaciones y humillaciones que deben pagar como precio por ese sueño, sólo los empuja el deseo de cruzar el límite que divide el bienestar, las ilusiones, el empleo, aunque sea con explotación, del desempleo y el hambre.

Los tres jóvenes artistas, en admirable trabajo conjunto con la directora Pilarte, logran una excelente puesta que llena de bríos y esperanzas nuestro arte teatral nicaragüense. Bayardo Hernández Rocha y Silvio Ulises Pérez, quienes interpretan distintos personajes, logran impactar y convencer al público y tanto ellos como Tania Polo Millán (hija de dos artistas mexicanos, residentes en Nicaragua desde hace casi tres décadas), quien con su interpretación honesta logra en las tablas un crecimiento digno de su entrega, deben sentirse contentos y orgullosos de su tesón y entrega al trabajo teatral.

Fue Tania Amanda Polo con su Claudia convincente, quien obliga al público a usar un pañuelo para secarse las lágrimas que le provocan al ser tocado en lo más profundo de sus sentimientos. Todos los sueños de Claudia, una pobre joven madre, de Managua, que deja a sus hijos pequeños al cuidado de su madre sorda, para irse a los Estados Unidos en búsqueda del sueño americano”, en búsqueda de mejores horizontes, al menos de un trabajo mejor remunerado con el cual poder mantener a su familia, se van al abismo del infortunio y la tragedia cuando el disparo de una bala intolerante acaba con su vida.

Pilarte, además de dirigir la obra, interpreta a la madre sorda, quien lamentablemente, al igual que su hija Claudia, no logra cruzar la valla, el muro que divide a Estados Unidos con el resto de América, o lo que para muchos es, si se cruza la raya, cruza hacia el éxito.

La madre, sorda, transitando por veredas extrañas de los migrantes, no escucha más que el dictado de su propio corazón, que es el de buscar a toda costa a su hija Claudia, quien tampoco logró alcanzar su anhelada ilusión.

Todo el equipo de El Cruce, con su trabajo de escenografía, simple y funcional, la música y su actuación, alcanza la elipsis, cuyo marco nos muestra un tiempo de entrega y estudio a este noble quehacer artístico-cultural. Felicidades y adelante.

La Prensa Literaria

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