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Mario Maffioli. Energía y fusión, 2008. la prensa/cortesía. LA PRENSA/CORTESÍA

Abstrácticos

Exposición de pintura que se inaugura el martes 10 de junio en el Teatro Rubén Darío y viajará a Granada del 5 al 26 de julio y a León del 2 al 23 de agosto En el panorama centroamericano de la pintura actual destacan dos artistas costarricenses, dedicados a la pintura abstracta desde siempre, ellos […]

  • Exposición de pintura que se inaugura el martes 10 de junio en el Teatro Rubén Darío y viajará a Granada del 5 al 26 de julio y a León del 2 al 23 de agosto

En el panorama centroamericano de la pintura actual destacan dos artistas costarricenses, dedicados a la pintura abstracta desde siempre, ellos son: Fabio Herrera (1945) y Mario Maffioli (1960).

Les conocí en Managua en el año 1983, venían con una exclusiva e importante delegación de artistas costarricenses, de la Asociación de Autores de Costa Rica, que firmaría en esa memorable visita un convenio de colaboración con la Asociación Sandinista de Trabajadores de la Cultura. En la delegación encabezada por los intelectuales Alfonso Chase y Carmen Naranjo venían artistas que ya iluminaban el universo costarricense y centroamericano: Fernando Carballo, Grace Blanco, Sandra Frech, Sulay Soto, Virginia Vargas y los dos abstractos y ticos, mis dos queridos amigos abstrácticos.

Se inauguró la muestra con obras de Fabio y los otros importantes artistas; les paseamos por varios lugares de Nicaragua, pues nosotros los jóvenes de entonces redescubríamos nuestro país, después de una cruel guerra y nos preparábamos para enfrentar otra guerra que nos impondrían los intereses de los Estados Unidos en la región.

Eso ya es historia, parte de nuestra historia han pasado 25 años y siempre desde ese año nunca dejamos de comunicarnos los abstrácticos y yo, Costa Rica-Nicaragua…

Luego el intercambio se hizo algo natural, ellos a Managua y yo a San José, yendo y viniendo. Ellos desarrollaron una obra contundente como verdaderos pintores, los creyentes y amantes de la pintura, pintores de verdad (ante este siglo XXI lleno de menos arte y tantas ocurrencias y shows mediáticos que crean artistas y bajan artistas, donde los curadores han asaltado el lugar de los verdaderos artistas…).

La obra de estos dos pintores representan a mi juicio la alta sensibilidad que tiene el costarricense en su capacidad sensorial por la luz y el color, simplemente eso, la insinuación de la forma en colores, de la luz en el espacio.

En el caso de Fabio, sus texturas son esas pieles coloridas, y arenosas, dulces y deliciosas como un helado con sabor de frutas tropicales. Su pintura es fuerte y tierna, dulce y ruda, viaja de un extremo a otro con mucha facilidad, con la habilidad de la maestría y la experiencia, con la sutileza de la vista de pájaro o de una estrella que desde el espacio observa las formas sensuales de los mapas en tierra, agua y aire. Su pintura es extremadamente sensual y sensorial, ricas texturas, contrastes ambiciosos y bien logrados, y sobre todo de trazo firme y seguro, llenas de gran elegancia que le dan a sus lienzos esos exuberantes trazos empastados y arenillados.

Su obra se expresa en la pintura y en la gráfica, recuerdo su famoso Cristo de Monimbó (Xilografía, homenaje al heroico pueblo de Monimbó en Masaya) y sus calaveritas asesinas, sus acuarelas y sus dibujos, retratos y paisajes.

Hoy desde este cargo (Director General del Instituto Nicaragüense de Cultura) que me ha confiado el Presidente de Nicaragua, me toca abrirle de par en par las puertas y salones de este templo de la cultura nicaragüense el Teatro Nacional Rubén Darío a uno de los más grandes y auténticos pintores de Costa Rica, Fabio Herrera, ganador del Premio Ancora, fundador del famoso Grupo Bocaraca.

Mario Maffioli es de mi edad. Su pintura ha sido más concreta, planificada desde una estructura visual influida por la geometría, pero no fría, sus colores más tropicales, —tropicalísimos—, contrastados intensamente, sus formas viajan en la geometría a lo orgánico y vegetal, orgánico animal, es más abstracto, sus imágenes dejan muy poco a la imaginación, me atrevo a decir por eso que su arte es más concreto. Lo vegetal y el estampamiento y a veces el “dripping” forman parte esencial de su propuesta plástica, su obra es de mucha higiene, cocina de pintura pura, verdadera, limpieza y definiciones colorísticas de sus elementos con fronteras bien definidas, en fondos sensuales tenues, desvanecidos, delicados, por medio del cual establece ese contraste sellador de su obra, entre el espacio total y los otros elementos que invaden ese espacio.

Mis abstrácticos son parecidos pero diferentes, pero ambos son verdaderos, verdaderos pintores, verdaderos amigos de Nicaragua, y hoy sus trabajos viajarán por Managua, Granada y León, recorrerán las atmósferas tan diferentes de nuestras ciudades, Managua con su bello teatro frente al Lago Xolotlán, Granada con su antiguo Convento, sitio histórico y sus isletas en el Lago Cocibolca, León con su señorial Teatro Municipal, rodeado de volcanes activos.

La Prensa Literaria

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