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Musas, Efrén Medina.LA PRENSA/U. MOLINA

“El mar”, “El soneto de rigor” y “De árbol a árbol”

El marQual è l’incarnato dell`onda?Valerio Magrelli ¿Qué es en definitiva el mar? ¿Por qué seduce? ¿Por qué tienta? Suele invadirnos como un dogma y nos obliga a ser orilla. Nadar es una forma de abrazarlo de pedirle otra vez revelaciones pero los golpes de agua no son magia hay olas tenebrosas que anegan la osadía […]

El mar
Qual è l’incarnato dell`onda?
Valerio Magrelli

¿Qué es en definitiva el mar?

¿Por qué seduce? ¿Por qué tienta?

Suele invadirnos como un dogma

y nos obliga a ser orilla.

Nadar es una forma de abrazarlo

de pedirle otra vez revelaciones

pero los golpes de agua no son magia

hay olas tenebrosas que anegan la osadía

y neblinas que todo lo confunden.

El mar es una alianza o un sarcófago

del infinito trae mensajes ilegibles

y estampas ignoradas del abismo

transmite a veces una turbadora

tensa y elemental melancolía.

El mar no se avergüenza de sus náufragos

carece totalmente de conciencia

y sin embargo atrae tienta llama

lame los territorios del suicida

y cuenta historias de final oscuro.

¿Qué es en definitiva el mar?

¿Por qué fascina? ¿Por qué tienta?

Es menos que un azar/una zozobra/

un argumento contra dios/seduce

por ser tan extranjero y tan nosotros

tan hecho a la medida

de nuestra sinrazón y nuestro olvido.

Es probable que nunca haya respuesta

pero igual seguiremos preguntando

¿qué es por ventura el mar?

¿Por qué fascina el mar? ¿Qué significa

ese enigma que queda

más acá y más allá del horizonte?

El soneto de rigor
Las rosas están insoportables en el florero
JAIME SABINES

Tal vez haya un rigor para encontrarte

el corazón de rosa rigurosa

ya que hablando en rigor no es poca cosa

que tu rigor de rosa no te harte.

Rosa que estás aquí o en cualquier parte

con tu rigor de pétalos, qué sosa

es tu fórmula intacta, tan hermosa

que ya es de rigor desprestigiarte.

Así que abandonándote en tus ramos

o dejándote al borde del camino

aplicarte el rigor es lo mejor.

Y el rigor no permite que te hagamos

liras ni odas cual floreros, sino

apenas el soneto de rigor.

De árbol a árbol
a Ambrosio y Silvia

Los árboles

¿serán acaso solidarios?

¿Digamos el castaño de los Campos Elíseos

con el quebrancho de entre ríos

o los olivos de Jaén

con los sauces de Tacuarembó?

¿Le avisará la encina de Westfalia

al flaco alerce de Tirol

que administre mejor su trementina?

y el caucho de pará

o el baobab en las márgenes del cuanza

¿provocarán al fin la verde angustia

de aquel ciprés de la Mission Dolores

que cabeceaba en Frisco

California?

¿Se sentirá el ombú en su pampa de rocío

casi un hermano de la ceiba antillana?

Los de este parque o aquella floresta

¿se dirán de copa a copa que el muérdago

otrora tan sagrado entre los galos

ahora es apenas un parásito

con chupadores corticales?

¿Sabrán los cedros del líbano

y los caobos de Corinto

que sus voraces enemigos

no son la palma de Camagüey

ni el eucalipto de Tasmania

sino el hacha tenaz del leñador

la sierra de las grandes madereras

el rayo como látigo en la noche?

La Prensa Literaria

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