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Un arreglo personalizado

La combinación de bases de dos tonos y la correcta aplicación del rubor son los trucos para que cualquier tipo de rostro se encamine hacia la apariencia de una forma ovalada ideal. Rostro redondo. Después de aplicar la base, con otra de un tono más oscuro, trabaje los contornos esfumando hacia las orejas, el cuello […]

La combinación de bases de dos tonos y la correcta aplicación del rubor son los trucos para que cualquier tipo de rostro se encamine hacia la apariencia de una forma ovalada ideal.

Rostro redondo. Después de aplicar la base, con otra de un tono más oscuro, trabaje los contornos esfumando hacia las orejas, el cuello y el nacimiento del pelo. El rubor: sobre los pómulos y el mentón.

Rostro cuadrado. Coloque una base oscura sobre los ángulos de las mandíbulas y aplique rubor (en forma angular) desde las orejas hacia los pómulos.

Rostro triangular. Oscurezca los laterales de las sienes y el mentón. Aplique rubor formando dos triángulos invertidos.

Rostro rectangular. Use una base pareja en toda la cara y trabaje el mentón y la frente (desde el nacimiento del pelo hacia abajo) con un tono más oscuro.

Rostro ovalado. No necesita corrección. El rubor se aplicará desde el centro de la mejilla hacia arriba.

Con el arte del maquillaje podemos retocar y dar un valor extra a la belleza natural. Para esto es importante saber manejarlo según los rasgos faciales y el estilo de cada mujer; de lo contrario, no se explotará al máximo esta gran herramienta.

El secreto está en ver individualmente y como conjunto los aspectos del rostro. Primero, probar cada área con lo que más le vaya y después comprobar la armonía en un análisis general para el que también hay que tomar en cuenta la ocasión y el efecto que se quiera lograr.

Un truco básico para crear efectos visuales, de forma que se destaquen los atributos y se hagan menos notorios los pequeños defectos, es la utilización de tonos claros para realzar y de colores oscuros para achicar y desviar la atención de la zona. Igualmente el equilibrio es fundamental. Recuerde que si acentúa los ojos, deje los labios más sencillos y a la inversa.

Mirada de impacto

Para que los ojos pequeños se vean más grandes, aplique rímel en abundancia, combinado con sombras claras.

En párpados prominentes, el uso de sombra gris o café en los lugares donde se refleje la luz es ideal, junto con una sombra clara en el hueso de la ceja.

Para abrir los ojos rasgados dibuje una línea a lo largo de las pestañas con sombras oscuras, rebasando hasta el hueso de la ceja; complemente con una sombra clara en la parte externa de los ojos.

Si los ojos son juntos, dé luminosidad a la parte externa del párpado. En cambio, si están separados, necesita iluminar la parte del lagrimal.

Tono de piel

Tome en cuenta su tono de piel para escoger los colores de maquillaje más favorecedores. Las mujeres con tez blanca pueden llevar casi cualquier gama, siempre y cuando no sean tonos demasiado claros o extravagantes. Para las morenas claras los ideales son los terracotas, marrones, cafés y bronce. Si se trata de una morena más oscura, lo suyo son los colores mate en chocolate, azul, verde, durazno, morado y dorado.

Para el día, los colores deben ser muy naturales y mates, aunque en la actualidad se permite un poco de brillo. El maquillaje de noche debe enfocarse en tonos más fuertes, brillantes, intensos y expresivos.

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