- Para mi amigo Chús Visor
El vino y las rosas tienen poderes mágicos y frases fértiles
y me hacen un Ángel caído, un Ángel sin cielo, un verso poseído.
Con vinos y rosas, mares y lavas congeladas yacen inmóviles
bajo un cielo de profunda tranquilidad
y las estrellas son la arena luminosa de un mar oscuro.
Cuando el vino y las rosas arrojan mi corazón
a la brama del mar en un barco roto
las mariposas causan huracanes,
la luz es un espacio lírico
y mis palabras, son pájaras picoteando cremas y frutas,
fingiendo que se llaman vainilla, aurora, casa desvanecida.
El vino y las rosas preparan para el lado sentimental de las cosas.
Uno quiere ser un cadáver hermoso que respira por la herida,
un amor bandido que encuentra a sus amantes
así como el asesino encuentra a sus víctimas,
un ruido en la tierra y un pájaro en el cielo,
una caja de música oculta entre las rodillas,
un pasto aplastado cuando ella pone el beso
en la palma de su mano
y lo empuja con un soplo para infundirle el alma.
Cuando yo mezclo el vino con las rosas
los pensamientos que rondan mi mente
tienen mitad águilas y mitad leones, victorias y derrotas,
el lirio y el dragón.
Con el vino y las rosas tropiezo por las noches en el bosque,
la muerte no es una extraña
y se convierte en un bombillo solitario guindado de un cable
que me dibuja sonrisas en la sombra,
me cuenta historias como si fueran confesiones,
se encarama en un caballito de mar
y se pinta los labios y los ojos como una zorra huérfana
en una fiesta equivocada.
El vino y las rosas tienen magia y secretos desamparados.
Mi cuerpo como un traje viejo y mis manos ajadas
todavía gozan con las alucinaciones y sus peinetas de jade,
aman el caos y la imprudencia, miran en los rincones
y tienen riñas con arponeras que nos prohíben soñar.
Pero así es mi destino, con el vino y las rosas
el mar me va a llevar a la tormenta
creyendo que el amor es una mariposa
que hace dibujos, hechizos y lunas de sangre.