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Grabado de Oscar Rodríguez.LA PRENSA/ARCHIVO

El vino y las rosas

Para mi amigo Chús Visor El vino y las rosas tienen poderes mágicos y frases fértiles y me hacen un Ángel caído, un Ángel sin cielo, un verso poseído. Con vinos y rosas, mares y lavas congeladas yacen inmóviles bajo un cielo de profunda tranquilidad y las estrellas son la arena luminosa de un mar […]

  • Para mi amigo Chús Visor

El vino y las rosas tienen poderes mágicos y frases fértiles

y me hacen un Ángel caído, un Ángel sin cielo, un verso poseído.

Con vinos y rosas, mares y lavas congeladas yacen inmóviles

bajo un cielo de profunda tranquilidad

y las estrellas son la arena luminosa de un mar oscuro.

Cuando el vino y las rosas arrojan mi corazón

a la brama del mar en un barco roto

las mariposas causan huracanes,

la luz es un espacio lírico

y mis palabras, son pájaras picoteando cremas y frutas,

fingiendo que se llaman vainilla, aurora, casa desvanecida.

El vino y las rosas preparan para el lado sentimental de las cosas.

Uno quiere ser un cadáver hermoso que respira por la herida,

un amor bandido que encuentra a sus amantes

así como el asesino encuentra a sus víctimas,

un ruido en la tierra y un pájaro en el cielo,

una caja de música oculta entre las rodillas,

un pasto aplastado cuando ella pone el beso

en la palma de su mano

y lo empuja con un soplo para infundirle el alma.

Cuando yo mezclo el vino con las rosas

los pensamientos que rondan mi mente

tienen mitad águilas y mitad leones, victorias y derrotas,

el lirio y el dragón.

Con el vino y las rosas tropiezo por las noches en el bosque,

la muerte no es una extraña

y se convierte en un bombillo solitario guindado de un cable

que me dibuja sonrisas en la sombra,

me cuenta historias como si fueran confesiones,

se encarama en un caballito de mar

y se pinta los labios y los ojos como una zorra huérfana

en una fiesta equivocada.

El vino y las rosas tienen magia y secretos desamparados.

Mi cuerpo como un traje viejo y mis manos ajadas

todavía gozan con las alucinaciones y sus peinetas de jade,

aman el caos y la imprudencia, miran en los rincones

y tienen riñas con arponeras que nos prohíben soñar.

Pero así es mi destino, con el vino y las rosas

el mar me va a llevar a la tormenta

creyendo que el amor es una mariposa

que hace dibujos, hechizos y lunas de sangre.

La Prensa Literaria

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