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El paraíso perdido es una denuncia de la relación de poder y de dominio sobre la Tierra.LA PRENSA/CORTESIA

El paraíso perdido

El teatro popular llevado a escena por campesinos no sólo muestra esa visión estética de la dramaturgia, sino que nos enseña a reflexionar sobre la naturaleza El teatro como ningún otro arte nació de la tierra, de la vendimia, cuando se recolectaba la uva que se transformaba en vino, en festín, en macho cabrío. El […]

  • El teatro popular llevado a escena por campesinos no sólo muestra esa visión estética de la dramaturgia, sino que nos enseña a reflexionar sobre la naturaleza

El teatro como ningún otro arte nació de la tierra, de la vendimia, cuando se recolectaba la uva que se transformaba en vino, en festín, en macho cabrío. El teatro es pues agrícola, expresión campesina, de la vida rural, del paisaje de la tierra sólo limitado por el sol.

Tenía que ser un campesino, Gerardo del Socorro Molinares, el que formara un grupo de teatro integrado por jóvenes y gente del campo. El grupo de teatro Tecum Umani, el mejor en su género, que tiene todo un repertorio teatral cuya temática es el campo y su problemática social y cultura. Su nombre proviene del nombre de una variedad de pino, considerada una de las más resistentes a las plagas en el mundo entero.

Su más reciente puesta en escena es El paraíso perdido, cuya tema central es el impacto entre el choque del hombre con la tierra. Una comunidad campesina peregrina hacia un cerro a buscar tierra para sembrar. A través del canto y la danza muestran su descontento por la infertilidad de la tierra, ésta transformada en mujer les provoca un encantamiento para mandarlos al pasado.

Ellos viven el paraíso que fue la tierra, pero también ven cómo los más poderosos la destruyen, caracterizados por la violencia contra la naturaleza y la mujer. Los campesinos descargan su enojo contra la tierra, por la sequía y el hambre, pero la tierra se defiende diciendo que el único culpable es el hombre.

La puesta en escena de El paraíso perdido es de gran calidad dramática y artística. Encontramos valor poético en las canciones que entrelazan las escenas, la poesía coral y los textos tejidos de figuras literarias de los diálogos de la tierra.

Existe toda una simbología de significantes de la vida rural: la Tierra representada en una inmensa montaña, cuyo cuerpo es mitad Tierra y mitad mujer, símbolo característico de la estatuaria precolombina.

Otro elemento es el pensamiento mágico de los aparecidos, en este caso el de la anciana que fue mandada a matar por no querer vender sus tierras, y anda penando por lo que ocurre a la tierra. Otra escena de una gran belleza plástica es cuando los árboles son cortados y a la par de cada uno le van colocando una cruz, creando al final un cementerio de árboles.

El paraíso perdido es una denuncia de la relación de poder y de dominio sobre la Tierra, representado en el poder político. Denuncia que nos lleva a la reflexión del tratamiento que le damos a la tierra, el despale por leña, la basura, la contaminación del agua, la tala de bosque y la quema. Además, se trabaja la relación de género, ya que la mujer simboliza la Tierra y es una mujer que se convierte en líder defensora de ésta.

Esta puesta en escena nace de un taller de capacitación sobre medio ambiente, realizada en el mes de mayo en el departamento de Boaco , que abordó causas y efectos, así como las acciones que se están implementando por las instituciones y los organismos locales.

Tanto en el taller como en el montaje de la obra participaron los jóvenes promotores de teatro de la Red de Jóvenes Rurales de Boaco y Camoapa, que integran los grupos de teatro juvenil ADINJA y jóvenes del grupo de teatro QUIGUINA de la Universidad Nacional Agraria (UNA, Managua), participando como invitados en la compañía teatral Campesina Tecum Umani.

El paraíso perdido fue una coproducción con el Teatro Nacional Rubén Darío, como una muestra de apoyo a los artistas del teatro. Con el desafío vino el éxito, tres funciones didácticas a teatro lleno y el 31 de julio el público que se puso de pie para ovacionar la puesta en escena del teatro campesino.

Conformado por 16 actores, entre ellos músicos, que se presentaron en la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío, demostrando la calidad teatral que aporta al teatro nacional, el ser interpretados por campesinos, que mezclan sus problemas con sus símbolos, creado un novedoso lenguaje teatral, surgido desde su propia esencia de ser, donde su voz y su sentir lo dicen desde la escena, desde la belleza artística que es el teatro.

La Prensa Literaria

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