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Pepe Prego, director de teatro e investigador.

Pepe Prego: cultivador de la tradición escénica

José Daniel Prego Fernández, bisnieto de aquel soldado español que llegó a Nicaragua de pasada y acá quedó anclado a esta tierra, con su pequeña industria para hacer aguardiente y que en manos de su hijo llegó a dar buenos dividendos para la familia. Este año el XIV Festival Internacional de Teatro, Monólogos, Diálogos y […]

José Daniel Prego Fernández, bisnieto de aquel soldado español que llegó a Nicaragua de pasada y acá quedó anclado a esta tierra, con su pequeña industria para hacer aguardiente y que en manos de su hijo llegó a dar buenos dividendos para la familia.

Este año el XIV Festival Internacional de Teatro, Monólogos, Diálogos y Más, organizado por CELCIT (Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral), filial Nicaragua, cuya sede es la sala del Justo Rufino Garay, le rinde homenaje dedicándole el festival.

Tal vez si se habla de José Daniel algunos no vinculen este nombre con el de Pepe Prego, a quien muchos consideran un personaje clave para el movimiento teatral nicaragüense.

Estudió Economía Política. Se graduó en Inglaterra de Filosofía y por su cuenta estudió Antropología. Fue reconocido como Hijo Dilecto de Diriamba, es del Consejo de Expertos de El Güegüense, ha impartido clases en universidades en Costa Rica y Nicaragua.

¿Cómo se inicia en la labor de rescate e investigación teatral?

Todo comenzó cuando analizábamos la situación del teatro en los años setenta, incluso de los ochenta y veíamos que había un desarrollo limitado de nuestra dramaturgia nacional, no sólo de los textos literarios de las obras escritas, sino también la escritura en escena y nos dimos cuenta que teníamos un amplio campo para desarrollar porque una de las metas para tener una dramaturgia propia es partir de nuestra tradición escénica popular, con todas las representaciones que se han cultivado en Nicaragua desde la Colonia. Ése es mi punto de partida: la búsqueda de un lenguaje propio, la búsqueda de las bases donde cimentar la propuesta de crear los códigos, los lenguajes que se han utilizado en Nicaragua producto de la llegada de los europeos.

¿A qué se dedica actualmente?

A investigar la cultura popular tradicional. No trabajo para nadie, lo hago por mi cuenta, en mi casa y realizo trabajo de campo, no tengo nada de internet aunque no estoy contra ella pues ya me estoy globalizando, pero aún sigo usando lápiz de grafito y mis tarjetas para notas.

Ha habido ocasiones en que sí he contado con apoyo, porque como proyecto me financiaron los países bajos, Holanda para el Cartel de Granada, el Cosude con la cooperación suiza para hacer La Yegüita, para El Güegüense financió la Embajada de Finlandia.

Son limitados recursos, y trabajo en el marco de los programas de la Escuela de Teatro de Granada, hacemos investigación, generamos documentos, los alumnos participan para después introducir en escena la investigación. Me interesa por igual el documento escrito como el montaje de lo que rescatamos.

¿Qué opina de este homenaje que está recibiendo?

No lo esperaba. Siempre me sorprenden estas cosas, mi primera reacción fue cuando conversé con amigos artistas, ellos me decían “cuando te están haciendo homenajes es que te están despidiendo”. Pero no es así. Todo es muy halagador.

Hay una satisfacción porque represento de alguna manera el trabajo de un grupo de gente que con grandes esfuerzos, con las uñas iniciamos un movimiento de teatro que durante los ochenta creció bastante, por ejemplo en un año nos visitaron más de 20 grupos de teatro. Desde Estados Unidos, México, Cuba, Colombia, Venezuela, Guatemala, Costa Rica hasta Argentina.

Hacíamos muestras y festivales de teatro, el Ministerio de Cultura contaba con un buen presupuesto, pero ya en los años 87 empezó a cambiar eso, es hasta 1992 cuando llega doña Gladis Espinoza, ahí fue cuando la Escuela de Teatro tuvo las mejores condiciones, estaban en el Rubén Darío y los muchachos contaban con un pequeño presupuesto para montar las obras. Fue una época dorada en medio de ese desierto.

Este festival del Justo Rufino es un gran esfuerzo que ellos han realizado durante todos estos años, han sido la tea encendida. Lucero es como una Prometea junto a Els, han dado la batalla buscando el apoyo financiero para hacer los festivales. Es el evento más recordado durantela aridez de todos estos años.

¿Qué le recomienda al movimiento teatral nicaragüense?

Están dispersos, fragmentados, hay actividades que no se conocen, se da muy poco espacio a la cultura y hay que aprovechar momentos como éste para hablar del teatro. Sé que existen grupos en Matagalpa, en León y se hacen actividades pero hay muy poca divulgación, excepto la cobertura que ustedes le hacen al Festival Internacional y al de Movitep.

Una de las limitaciones es la asimilación de la crítica, en la escuela de Teatro hacíamos debates de las puestas y aunque a veces se molestaban, ahora me dicen que fue cuando más aprendieron.

¿Cómo visualiza el futuro del movimiento teatral en Nicaragua?

Estamos dispersos y sin recursos, la música, el vídeo son toda una industria, por ejemplo un grupo de danza cobra por un espectáculo sus mil quinientos dólares, no conozco un grupo de teatro al que le paguen eso. No valoran el teatro, no tienen remuneración económica, no tiene la base material para establecerse en el mundo del espectáculo y poder despegar. El teatro necesita recursos, se llame subsidio, apoyo o lo que sea, porque es el que más lo necesita

No hemos establecido una crítica, una brújula con Norte y Sur para saber dónde ir y ver si hemos avanzado o no, establecer metas. No hemos establecido parámetros de calidad.

¿Qué le queda pendiente?

Me di el gusto de hacer el montajetradicional de El Güegüense. Fue muy difícil porque tuve que guardar todo sobre técnica, habilidades para no viciar la puesta.

Deseo completar estos trabajos y verlos publicados, además terminar un centro de documentación sobre tradición escénica en Nicaragua que no sólo organice y genere información sino que se traduzca para crear en danza, teatro música, que no sólo sea para archivar. Eso sería mi mayor sueño.

Este año XIV Festival Internacional de Teatro, Monólogos, Diálogos y Más, es dedicado a Pepe Prego por sus años de labor en el teatro.

La Prensa Literaria

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