El Tesoro del Nancital es una obra que aborda la problemática de los y las jóvenes del campo, especialmente orientada a denunciar y cuestionar la falta de participación activa de éstos en los procesos de desarrollo que se impulsan en el seno de sus comunidades.
Su colorido vestuario crea una atmósfera juvenil, alegre, tierna y enérgica. Pero sobre todo logra una intencionalidad dramática al combinar el vestuario lleno de alegría y pureza con los textos polémicos y controversiales.
El argumento narra la historia de un joven que se resiste a la tentación de abandonar su comunidad para marcharse a la capital, y lucha por quedarse, a pesar de la falta de oportunidades en su lugar, de la violencia de los padres, del menosprecio social y gubernamental, que le niegan la oportunidad en los espacios de participación en las acciones de desarrollo que tienen que ver con sus vidas. El personaje, frustrado por todos los obstáculos y dificultades a las que se enfrenta, es presionado por la cultura masculina que lleva el sello del machismo y la violencia. Se sumerge en el mundo del licor, desde el cual denuncia la soledad y abandono en que están los y las jóvenes. Cuestionando el rol del Estado, la sociedad, el gobierno, las instituciones y la sociedad civil con respecto a la situación del sector joven del campo.
El planteamiento de esta obra es que ellos y ellas tienen capacidades de enfrentar los problemas, participando en forma activa, crítica y participativa. Por otro lado, se hace énfasis en la autoestima del joven y de la joven y en la necesidad de fortalecer su dignidad personal. Es un rechazo de la sumisión, el conformismo, la resignación y la obediencia a las formas de poder absoluto. La obra hace también un cuestionamiento a los padres de familia que sólo recetan trabajo y castigos violentos a los hijos e hijas, sin tomar en cuenta sus dificultades, limitaciones, frustraciones y dudas, así como los hábitos y gustos propios de la edad.
La obra brinda elementos de reflexión y análisis a las y los jóvenes sobre su problemática; así como sensibilizar a los padres para que reflexionen sobre su comportamiento con ellos; se pretende además, hacer un llamado a los organismos que trabajan con jóvenes sobre los mecanismos verticalistas, jerárquicos y adultistas de trabajo implementados en los proyectos.
La obra es un medio de recreación y entretenimiento para las y los jóvenes del campo que no tienen acceso a ello. Pero es sobre todo una herramienta para fortalecer su autoestima, clave estratégica para lograr incidir en la construcción de un desarrollo sostenible en el campo.
ADINJA (Asociación para el Desarrollo Integral de la Niñez, Juventud y Adolescencia) es un grupo de jóvenes rurales de los municipios de Boaco y Camoapa, que entre otros quehaceres hacen teatro, danza, actividades de medio ambiente. El 31 de julio del 2008 compartieron escenario con la Compañía Teatral Campesina Tecum Umanii de San Ramón, Matagalpa, con la obra El Paraíso Perdido, en la que también participó el grupo de teatro QUIGUINA de la Universidad Nacional Agraria (UNA). Esta gala tuvo lugar en la Sala Mayor del Teatro Nacional Rubén Darío el 31 de julio del 2008, presentación bastante ovacionada por el público y muy bien comentada por la crítica y los medios de comunicación nacional.