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Conversaciones con el espejo 1 y 2

1 De la manga de algún dios que aún no he nombrado sale el día. Va tocando despacio las cosas que serán itinerario de mis manos. Acaricia mis pechos. Susurra en mi oído “estás viva”. 2 Soy una conciencia invadida por el fuego. Las aguas del sueño no pudieron apagar su calor y su porfía. […]

1

De la manga de algún dios que aún no he nombrado

sale el día. Va tocando despacio las cosas que serán itinerario de mis manos. Acaricia mis pechos. Susurra en mi oído “estás viva”.

2

Soy una conciencia invadida por el fuego. Las aguas del sueño

no pudieron apagar su calor y su porfía. Mi cuerpo es un ovillo con el sosiego roto. Un aire pretendiendo oficio. Un pedazo de humanidad desprendido del cielo. Furor que el tiempo disimula en latidos.

3

De ti sólo tengo las palabras, la espera

el salto al vacío. Un cuerpo que imagino mío mientras toco y huelo y lamo

un alma que interpreto como el antiguo lugar de mis quimeras.

De ti sólo tengo el deseo, las ganas de ver tu luz. Sé que vendrás a reconocer tu fuego en esta llama que mantengo encendida desde la edad primera. De ti

sólo tengo esta pasión de inmensidad, este sacro placer

de adivinar lo que acontece detrás de mis ojos

Cerrados, llagan una espera de flor en su primer día de delirios.

4

Me miro en ti buscándome el fondo. Ese lugar secreto en que me escondo guardando lo más mío. Me miro para verte. Me miro para constatar la manera en que me faltas.

Mirándome te miro. Esa boca tuya que dibuja un cielo

¿Cómo es que conozco el sabor de la fruta que ha mordido?

5

De ti sólo tengo, lo que aún no tengo. Estas manos abiertas que te buscan

en la superficie de los días. Esta piel dispuesta a los descubrimientos a partir de tus navíos. En la quietud tu silencio lo llena todo. Es así que la espera tórnase universo en el que vivo.

Conversaciones con el espejo 2

La noche es sólo gato despidiéndose en mi espalda.

El incendio de la aurora es una espada que me parte la mirada en dos.

¿Qué será de mí en los entresijos de un tiempo que no perdona?

Dios no está aquí mientras te espero en este cuarto de arruinadas sombras.

También la oscuridad suele ejecutar sus abandonos a estas horas.

Tú no has llegado aún. Llegar es siempre el punto de partida. Un comenzar a irse sin que el dolor lo sepa. Estarás en mi abrazo como en las recapitulaciones.

De allí saldrás al mundo como naciendo un poco. Beberás lo que le falta a tu sed de infinitos. Entonces serán mis labios la copa marcada. Te llevarás contigo la semejanza de nuestros silencios. No habrá palabra entonces para nombrar lo que fuimos. Ni una historia posible para contar del amor ni sus amargos cataclismos.

Un minuto en la vida para saber cómo es morirse adentro de tu beso.

Dulce equipaje para seguir construyendo estos caminos.

La Prensa Literaria

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