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Obispos nicaraguenses, reunidos en visita reciente con el Papa BenedictoXVI. (LA PRENSA/ CORTESÍA)

Los retos de Benedicto XVI a Nicaragua

Al recibir a los Obispos de Nicaragua expresó su alegría de conocer sobre la realidad del país 1.— Los catequistas y delegados de la Palabra (… ) que son un cauce a través del cual el don de la fe crece en los niños e ilumina las diversas etapas de la vida en lugares recónditos […]

  • Al recibir a los Obispos de Nicaragua expresó su alegría de conocer sobre la realidad del país

1.— Los catequistas y delegados de la Palabra (… ) que son un cauce a través del cual el don de la fe crece en los niños e ilumina las diversas etapas de la vida en lugares recónditos donde es prácticamente imposible la presencia estable de un sacerdote que guíe la comunidad. Mucho debe la Iglesia a estas personas que presentan la buena noticia y la doctrina cristiana con espíritu fraterno, cara a cara, día a día y de viva voz.(…) Por eso es imprescindible que estos generosos servidores y colaboradores en la misión evangelizadora de la Iglesia reciban el aliento de sus pastores, tengan una formación religiosa profunda y continuada, y mantengan una intachable fidelidad a la doctrina de la Iglesia. Ellos han de ser de manera muy particular “discípulos” aventajados que aprenden de los “maestros auténticos” que enseñan con la autoridad de Cristo (cf. Lumen gentium, 25), y que infunden en sus oyentes la añoranza del Maestro y de sus ministros, que lo hacen realmente presente mediante los sacramentos y muy especialmente la Eucaristía, para constituir de este modo una verdadera y plena comunidad cristiana reunida en torno al Señor y presidida por uno de sus sacerdotes (cf. Sacramentum caritatis, 75).

2.— A los laicos, ante la vida actual, dice el Papa (…) nunca se ha de olvidar que la semilla del Evangelio ha de plantarse cada vez, en cada época, en cada generación, para que germine vigorosa y su flor no se marchite.

3.— A la religiosidad popular, tan arraigada en vuestras gentes y que es una gran riqueza para vuestro pueblo, ha de ser algo más que una simple tradición recibida pasivamente, revitalizándola continuamente mediante una acción pastoral que haga brillar la hondura de los gestos y los signos, indicando el misterio insondable de salvación y esperanza al que apuntan, y del que Dios nos ha hecho partícipes, iluminando la mente, colmando el corazón y comprometiendo la vida.

4.— La necesidad de clero bien preparado espiritual, intelectual y humanamente (…) Es de esperar que mejore también la debida asistencia religiosa en los hospitales, centros penitenciarios y otras instituciones.

5.— La necesidad de la formación religiosa, haciendo que el Evangelio quede profundamente grabado en su mente, su vida y su trabajo, de manera que sean fermento del Reino de Dios con su testimonio en los diversos ámbitos de la sociedad y contribuyan a que los asuntos temporales se ordenen según la justicia y se adecuen a la vocación total del hombre sobre la Tierra. Esto es particularmente importante en una situación en que a la pobreza y la emigración se suman acusadas desigualdades sociales y una radicalización política, especialmente en los últimos años.

6.— A los Obispos, el Papa pide (…) respetar escrupulosamente la autonomía de la gestión pública, se esfuercen en crear un clima de diálogo y distensión, sin renunciar a defender los derechos fundamentales del hombre y denunciar las situaciones de injusticia y a fomentar una concepción de la política que, más que ambición por el poder y el control, sea un servicio generoso y humilde al bien común.

Les aliento en este camino, exhortándoles al mismo tiempo a promover y acompañar tantas iniciativas de caridad y solidaridad con los más necesitados como hay en vuestras Iglesias, para que no falte ayuda a las familias en dificultad ni ese espíritu generoso de tantos laicos que, en ocasiones de forma anónima, se esfuerzan por conseguir el pan cotidiano para sus hermanos más pobres.

7.— A los religiosos y religiosas… son testigos de que “cuanto más se vive de Cristo, tanto mejor se le puede servir en los demás, llegando hasta las avanzadillas de la misión y aceptando los mayores riesgos.

8.— A los maestros e instituciones educativas ( …) que cumpliendo, en medio de grandes dificultades y falta de la debida ayuda, una misión esencial de la Iglesia y un inestimable servicio a la sociedad. Es encomiable el servicio de los educadores que, a veces con grandes sacrificios se dedican a una formación integral que abra las puertas de un futuro prometedor a los jóvenes.

9.— A los padres de familia… Os exhorto, pues, a que animéis a los educadores y os esforcéis en preservar los derechos que tienen los padres de formar a sus hijos según sus propias convicciones y creencias.

10.— Al final de este encuentro, envía especiales saludos al señor cardenal Miguel Obando y Bravo y a todos los cristianos nicaragüenses.

Religión y Fe

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