14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Edgar Pasquier entre paisajes

La búsqueda de la unidad en la solución de una especie de complejo rompecabezas ha sido desde la antigüedad un reto para el artista. No importa que la finalidad de la obra sea la representación de la realidad vista o su expresión o su abstracción; presentar las formas con supuesta espontaneidad, en un orden aparentemente […]

La búsqueda de la unidad en la solución de una especie de complejo rompecabezas ha sido desde la antigüedad un reto para el artista. No importa que la finalidad de la obra sea la representación de la realidad vista o su expresión o su abstracción; presentar las formas con supuesta espontaneidad, en un orden aparentemente desordenado es para el artista un eterno desafío.

En ese afán, Edgar Pasquier (pintor nicaragüense-canadiense), es protagonista de un proceso de diseño no lineal, interesado en la manipulación de ideas para darnos una visión de la superficie en consecuencia con el interior de sus estructuras. Su pintura aparenta pertenecer a las viejas tendencias vanguardistas del siglo XX: constructivistas y neoplasticistas.

Pero Pasquier, aún, cual pintor abstracto de las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX, por el empleo de elementos básicos de la forma: línea, plano, color, textura, juega en los principios del siglo XXI con lo oculto y lo aparente, más allá de las vanguardias. En sus pinturas las formas se distorsionan y dislocan, en un caos controlado, estimulante e impredecible. Por el uso de las formas rectilíneas, su punto de partida es todavía la geometría euclídea, en un aparente desequilibrio.

Mas, ver en su estudio a Edgar Pasquier, es ver una especie de científico de caja oscura, que se ocupa de la experimentación formal para crear la ilusión de espacio. Al igual que los antiguos cubistas, abandona la perspectiva lineal cambiándolas por perspectivas múltiples, variaciones de tamaños en las formas y principalmente paralelas convergentes, logrando una ilusión del espacio, que triunfó en el pasado siglo.

Pasquier invita a sus lienzos en un aparente caos, donde la vista penetra para darnos la sensación de apacibilidad de un oasis. Después de una serie de trabajos de años anteriores, donde relacionó versiones libres de famosos pintores como el español Juan Gris (1887-1927), o el norteamericano Stuart Davis (1894-1964), logró una pintura íntima y personal.

Luego pasó, a una importante exposición individual” en Galería Añil, Managua, Nicaragua, en el 2005, presentando una etapa de pintura abstracta orgánica: tamiz de detalles del mundo, enseñando más allá de esfuminadas nubes, las pátinas de muros lamosos en despreocupado abandono, donde aparecen entre otros ocultos fantasmas y visiones de calles y casas del solar nicaragüense.

Hoy nos presenta: Ecuaciones, una serie de más de veinte pinturas, donde cita el juego de la libertad pensada, que surge como el humo de la lámpara hacia la piel del lienzo. Al fin y al cabo la pintura es para él más que una imagen icónica, algo que nos muestra parte del mundo por una rendija. En estas pinturas usa una economía de formas, sin mayor pretensión: líneas, planos, colores y texturas en una exploración abstracta geométrica, con sabio manejo de formas de proporciones y equilibrios de escueta unidad.

(Fragmento)

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí