- Poesía
Una tu piel
Traigo sobre mí una tu piel de algodón
Pertenece a un Rilke sin culpas y sin besos
A un niño que ha olvidado darle a su madre la ropa sucia,
a pesar de sus ruegos para lavarle los días
y las noches de otras
a pesar de sus ruegos para lavar nuestros caos.
Huelo a ti,
y cubro mis iras que se baten con la usura y sus caballos
apocalípticos, y guardo amorosa mis cóleras en los
bolsillos de una tu piel,
y sé, que no podré tirar el día en tus hombros.
ni comer el chocolate de ayer, ni salpicarte la mañana con
mi tristeza
Y es que tan sólo amores
¡ay amor! existen entre tú y yo.
Temporada de Xoconostles
¡Piensa el presente!
dice mi amor funículo
¡No me guardes para un mañana sin mañana!
repiten las zafras
dulces para resonar el infinito
¡Y si supiera si ha de volver!
carmín de cochinillas
inservible hoy para colorearme la tristeza
¡Ni mañana ni después, pero volver!
Hasta entonces los frutos esparcidos callarán,
agriándose en suelo ígneo
No me los puedo comer
ni siquiera sus espinas
Ahora soy yo la que madura agazapada en los pasillos
esperando tu mirada
¡Y lo que se rompe no se puede volver a pegar!
y un mi plato teñido se rompió
y a un mi plato teñido
se le salieron los xoconostles.