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Hay que negociar

La forma cómo se le llame al padrastro o madrastra no es importante, lo importante es que se haga con respeto, se le puede llamar por su nombre. Según la sicóloga Rosamaría Sánchez en cada familia hay reglas y tradiciones, y cuando llega un nuevo miembro al núcleo familiar (en este caso el nuevo esposo […]

La forma cómo se le llame al padrastro o madrastra no es importante, lo importante es que se haga con respeto, se le puede llamar por su nombre.

Según la sicóloga Rosamaría Sánchez en cada familia hay reglas y tradiciones, y cuando llega un nuevo miembro al núcleo familiar (en este caso el nuevo esposo de la madre o la nueva esposa del padre), lo primero es hablar de esas reglas, para que nada sea impuesto. “Nada se hace de manera automática, sino que es parte de un proceso”.

Cabe señalar que muchas veces los adultos por comodidad provocan situaciones que dañan a los hijos, por ejemplo cambios radicales como iniciar otras relaciones en un nuevo colegio. Según la especialista se debe hacer un esfuerzo por mantener algunas de sus actividades, ya que hay demasiados cambios en su vida, como cambio de casa quizás.

Por eso lo mejor es conversar con los hijos, en la medida que los hijos digan lo que sienten y puedan expresar lo que piensan, es mejor. “A veces las críticas de los adolescentes pueden ser válidas, pero deben decirlas en el momento adecuado y dentro del respeto”, señala Sánchez.

“Conversar con los hijos cuando esté seguro de que va a establecerse con una nueva pareja y explicarles sus sentimientos y cualidades de esta persona, da elementos a los hijos e hijas para comprendiendo el porqué de la elección”, afirma Sánchez.

Algo que se debe tomar en cuenta es la forma cómo concluyó la pareja de los padres, ya que éste elemento influye en la aceptación de una nueva pareja de parte de los hijos.

La actitud de la nueva pareja hacia los hijos e hijas, no importando la edad, también es determinante para lograr la aceptación, respeto y cariño.

Según la especialista es normal que los hijos sientan recelo, desconfianza, timidez, etc. ante la nueva pareja. Pero si durante el período de noviazgo han establecido un nivel inicial de relación, los sentimientos contradictorios o el temor de estar traicionando al padre o madre con quienes no conviven se puede superar y disfrutar el nuevo ambiente familiar.

Algo que no deben hacer las nuevas parejas es caer en el error de quererse ganar la aceptación de los hijos de su pareja a través de regalos, permisividad, etc., porque es dañino para todos, ni de competir con la figura de su padre o madre.

La sicóloga recomienda a la nueva pareja invertir tiempo en comunicación para lograr establecer un ambiente familiar acorde a su manera de pensar y convivir, sin tratar de modificar bruscamente todos los aspectos cotidianos que anteriormente estaban acostumbrados. “Establecer límites y formas de vivir claramente establecidos ayudan a un ambiente tranquilo y estable”, recalca Sánchez.

La especialista también aconseja no emitir juicios sobre la pareja anterior y mantenerse al margen cuando se dan discusiones entre la pareja y los hijos, después de que hayan concluido pueden abordar el tema entre adultos y buscar posibles soluciones.

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