14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

Árboles nicaragüenses en la pintura de Saravia.

Fernando Saravia Paisajista

Surgió con una obra pionera, a favor de los árboles y la naturaleza, sus trazos lo ubican como el gran pintor paisajista nicaragüense con elementos indígenas y maestro de generaciones “Cuando se vaya a construir el Museo de las Artes Plásticas de Nicaragua, tendrá que haber la Sala Peñalba, y la Sala Saravia”, expresó el […]

  • Surgió con una obra pionera, a favor de los árboles y la naturaleza, sus trazos lo ubican como el gran pintor paisajista nicaragüense con elementos indígenas y maestro de generaciones

“Cuando se vaya a construir el Museo de las Artes Plásticas de Nicaragua, tendrá que haber la Sala Peñalba, y la Sala Saravia”, expresó el poeta Julio Valle-Castillo al magnificar la obra y vida del artista Fernando Saravia Gavarrete (1922-2009), pintor, escultor y maestro de generaciones de pintores y escultores del país.

Para el poeta Valle-Castillo, Saravia fue hermano, discípulo y compañero del trabajo de Peñalba, en ese sentido sostiene que tanto “Peñalba como Saravia son los dos grandes fundadores de la modernidad del arte nicaragüense”.

“A don Rodrigo solo, le habría costado demasiado, así como le costó a Peñalba y Saravia el haber formado a todos sus muchachos, los Praxis, y de haber mantenido una Escuela de Bellas Artes sin recursos y asediada por el Gobierno”.

Fue bajo este contexto histórico, que surge y crece la obra pionera de Saravia, la que sin pretender negar o menospreciar su tema de árboles coloridos y su fervor por la naturaleza, su máxima obra lo ubica como uno de los “grandes pintores abstractos de Latinoamérica”, declaró el poeta.

“Eso no hay que olvidarlo, adaptó y trasladó junto con los muchachos de Praxis la escuela del abstracto expresionista norteamericano, la escuela después de la I Guerra Mundial, del action painting”.

Según Valle-Castillo, este “gran pintor abstracto” tenía un sentido más formal del abstracto, mezclado con elementos indígenas, americanos y personales. Su valoración de la obra también abarcó la escultura moderna, de la cual fue maestro de Ernesto Cardenal, Noel Flores, Arnoldo Guillén, Miguel Ángel Espinosa, y de artesanos de San Juan de Limay, hoy notables escultores como Erasmo Moya.

Otra de las obras maestras que destacó, además del desaparecido Vía Crucis de La Asunción, (1958), obra de carácter monumental, fue el mural en altorrelieve escultórico ubicado en la iglesia de Santo Domingo (1969), que exalta la resurrección de Cristo.

Con relación a la obra paisajística, dijo que la Nicaragua de mediados del siglo pasado no había tenido paisajistas de esa calidad, y que después de él surgieron figuras como Arnoldo Guillén, y Alejandro Aróstegui, con nuevas interpretaciones paisajísticas; pero que Saravia dejó su legado “neoimpresionista, con el empaste grueso, con el ojo listo para la sensualidad y la aplicación del óleo salido tubo, para hacer pitahayas, flores, frutas, buganvilias, y eso no fue obra menor”.

Esto asegura, lo ha reconocido el mismo pintor Armando Morales, al valorar el tema del paisaje nicaragüense, la seriedad y contundencia con que pintaba sus árboles.

Orlando Sobalvarro, reconoció en Saravia “el mejor escultor que ha producido Nicaragua”, y como su profesor por excelencia, al que calificó después de Rodrigo Peñalba, como el otro pilar de las artes plásticas nicaragüense, y formadores docentes del grupo Praxis.

“Éstos son desde el aspecto educativo, los dos pilares de la pintura nicaragüense. Pero en el aspecto de sus obras, cada uno de ellos dejaron sus propios legados”, expresó Sobalvarro.

Homenajes-exposiciones de Códice

El primer homenaje que Galería Códice dedicó a Fernando Saravia fue en 1992 una retrospectiva de su pintura y escultura, con motivo de sus setenta años, recuerda Juanita Bermúdez, directora de Galería Códice.

Asimismo cinco años, con patrocinio de Banpro, la galería publicó el libro Saravia, que rescata su memoria artística.

Otro homenaje fue el Premio Nacional Humanidades, en el 2002, y durante el 2007, para sus 85 años, Códice y el Colegio Marie-Curie, le rindieron homenaje con apoyo de Marta Zamora, y Ana Lorena Rondón.

Este pasado 13 de febrero, Códice le rindió un último tributo donde exhibieron algunas de sus obras representativas. Su cuerpo fue velado en el centro de arte a donde asistieron sus familiares, pintores, escultores y escritores.

Sobre este último homenaje, Bermúdez en tono emotivo explicó que la galería rendía este homenaje, no en negro o luto, ya que Saravia “fue un hombre que amó el color, que celebró la vida, que recogió el inventario de árbol colorido nicaragüense”. “Imprimió sus valores a sus esculturas, como la raza, el amor y la libertad. Y que prueba de ella fue su última obra, un bellísimo cuadro de encendidas buganvilias, que trabajó en junio del 2008, con su nieto Omar Saravia, legando así su traspaso generacional y su arte”, concluyó.

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí