- Poesía Nicaragüense
Margarita López Miranda
Nítido el recuerdo.
La mañana clara.
Ir y venir del aeropuerto.
La pequeña imagen
sentada frente a mí.
Sonrisa grande,
indefinible de tan pura,
luminosa como el alma de los santos.
A la vista del pastel,
dimensión de infinitud
y suavidad de ángel
tu gratitud por el halago.
Desde entonces,
cuando viene la tristeza,
desempaco tu recuerdo
y siento incontenibles, dulcísimas ganas
de saborear un trozo de pastel.
Advenimiento
La verdad, no esperaba tu precioso advenimiento.
Enmudecí, turbada, por el anuncio del ángel.
¿Sería justo posesionarte de un mundo en retroceso?
Fueron días sensitivos
entre asombro y afecto.
Prevaleció tu derecho a enarbolar la esperanza,
la de tu nombre quijotesco,
pequeño, amado Adrián Alonso,
enquerubinado desafío
a la oquedad que nos consume.
Ellos, que te modelaron
empujados por su Mano Creadora,
retarán la convulsión de nuestros días,
acomodando nueva paja en propio nido
para calentar tu sorpresiva y tierna presencia.
Y ahora serán ya cuatro hermosas vidas
asomándose al espacio de lo tangible,
escudriñando amorosos y confiados
la redondez verdeazulada del entorno
con la inquebrantable decisión
de reencontrar para sí mismos
lo que aún nos queda
de éste que un día fuera paraíso terrenal.