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Grabado. Alicia Zamora. LA PRENSA/ARCHIVO.

La posta

Toda embozada en su chal negro, la noche se había desgajado sobre la colina. De su pecho, un prendedor de luna-plata se quitó, dejándolo entre las ramas de un árbol de jenízaro entre cuyas raíces me encontraba agazapado en mi posta. De esa profunda oscurana reapareció como la noche anterior, tres lucecitas al otro lado […]

Toda embozada en su chal negro, la noche se había desgajado sobre la colina. De su pecho, un prendedor de luna-plata se quitó, dejándolo entre las ramas de un árbol de jenízaro entre cuyas raíces me encontraba agazapado en mi posta.

De esa profunda oscurana reapareció como la noche anterior, tres lucecitas al otro lado del río, por donde comenzaba la trocha, avanzando hasta perderse entre el caserío. La latidera de perros hería el silencio de la noche.Tuti, que posteaba a unos pocos metros de mí, se acercó para susurrarme: “Está chiva esa chochada… ¿y sabés qué decía mi abuela?”. “¿Qué decía tu abuela Tuti?”. “Pues que los perros ven al diablo en la noche”. “No digás pendejadas Tuti, quienes vamos a ver al diablo cuando amanezca seremos nosotros. Mejor pelá bien los ojos… ¡mirá!, ya las luces desaparecieron”. En ese momento vinieron a mi memoria las palabras de don Chinto resonando como golpes estentóreos dados dentro de una lata vacía: “Pues ya le digo, aquí mismito pasaron los chilotes* y a la mañana siguiente estalló La Purísima!*” Una sensación helada me recorrió el espinazo. Chilotes y purísimas se me hicieron un solo torozón en la garganta, que apuré con un trago de frío café que me quedaba en el pocillo.

Las manos con sudor helado sujetaron más fuerte el fusil y el frío, al colárseme a través del raído uniforme verde olivo, me calaba desde los tuétanos hasta la misma conciencia. Me quito la gorra para con ella espantar a los chayules que me tienen pipiriciego, mientras los ladridos de los perros se van calmando poco a poco, para dejar entre pausas cada vez más largas sólo el murmullo del río Coco, que como estela fugaz corría raudo entre un verdor negro matizado por pinceladas rojizas del amanecer. Una noche más del aquelarre de las postas había cesado.

*chilotes>contras.*purísima> combate

La Prensa Literaria

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