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Pintura de Javier Valle reproducida en blanco y negro. LA PRENSA/Archivo

Anuncian“Torbellino Rebelde”

“Con Yasir Arafat tuve el amor y las ansias de libertad”, nos revela la poeta Suad Marcos, al anunciar que próximamente lanzará su libro Torbellino Rebelde, dedicado al líder palestino. También en esta entrevista nos habla de sus orígenes, sus poemarios y sus peligrosas vivencias en el Líbano. ¿Quien podría creer que esta poeta con […]

  • “Con Yasir Arafat tuve el amor y las ansias de libertad”, nos revela la poeta Suad Marcos, al anunciar que próximamente lanzará su libro Torbellino Rebelde, dedicado al líder palestino. También en esta entrevista nos habla de sus orígenes, sus poemarios y sus peligrosas vivencias en el Líbano.

¿Quien podría creer que esta poeta con discapacidad motora que sobrevivió a los bombardeos en el Líbano y desafió el autoritarismo sandinista de los años ochenta, hoy se encuentra haciendo dulces mermeladas diabéticas, a la par que escribe su segundo libro Torbellino Rebelde, dedicado al líder palestino Yasir Arafat, que amó, ‘más que el mismo aire’?”, según nos revela en esta entrevista Leyla Suad Marcos Frech.

Leyla Suad, que en español significa “noche de alegría”, nació en Managua un 21 de junio de 1941, y es descendiente de palestinos establecidos en Nicaragua a comienzos del siglo XX. Irrumpe a la vida literaria en los años setenta. Periodista, autora del libro Desnuda ante mi Sombra, texto testimonial de sus vivencias insurrectas entre Nicaragua y Palestina; y del poemario Para que no se Mueran las Palabras.

De su primer libro de narración, la poeta Vidaluz Meneses ha valorado que la “poética de Suad verbaliza el dolor social vivido en sus dos patrias en guerra, lo mismo le duelen Gaza, Belén, que Matagalpa, León y Masaya”.

En esta entrevista la poeta, declara que sigue siendo libre y que se convierte en el ser más rebelde cuando la quieran apresar, y que su discapacidad motora no la detiene, porque usa sus palabras: “poesía de amor y libertad para desafiar toda opresión dictatorial”.

Sus libros hablan del amor y la guerra

Desnuda ante mi Sombra, es tu primer libro que recoge parte de tus vivencias y denuncias, que tienen ese carácter testimonial de los años noventa. Háblame de esta primera experiencia de narradora.

Yo incursioné en este tipo de género de una manera accidental. Comencé a escribir este libro en trozos de papel, en servilletas. Un día vino la “Cachorra” (Aurora Sánchez), y vio una caja que decía: “Desnuda”. Y la curiosidad mató al gato cuando me pregunta: “¿que hay ahí?”. Le dije, míralos. Luego ella se dio a la tarea de recopilarlos y reordenarlos por fechas.

Por su esencia es movediza, por que así me salió este libro, por sus fechas y alterabilidad de lugares, como dice el poeta Álvaro Urtecho en el prólogo. Salta de un sitio a otro, porque en un momento estoy en Beirut, y otro en Managua. Entonces, ves no soy prosista lineal, soy poeta de intensas emociones.

En 1965, debutaste en el colegio Ramírez Goyena, y en recientes años diste a conocer tu libro de poesía Para que se no mueran las palabras. ¿Qué nos puedes comentar?

Me gustaba escribir desde muy niña. Recuerdo que en el colegio “Ramírez Goyena”, concursé en una composición sobre los días patrios, y gané. Me animaba a hacerlo la profesora de literatura, Nélida Lobo López. Yo siempre escribía, pero no publicaba porque me daba vergüenza.

Cuando tuve 17 años me encontré con el poeta Carlos Martínez Rivas, le enseño mis dos primeros poemas: Epitafio, y El Dios que yo no conocía, los leyó y corrigió. Él me incitaba a seguir escribiendo. Seguí haciéndolo hasta que en Costa Rica, participé en un recital con el poeta de negro Raúl Orozco.

Sólo hasta en recientes años, logré publicar mis poemas. Mi primer libro Desnuda ante mi sombra, fue patrocinado por el movimiento italiano Movimundo; y el poemario Para que se no mueran las palabras, logré editarlo a través del Programa Nacional de Rehabilitación, del Ministerio de Salud, MINSA.

Veo que tu poesía tiene un alto índice “romántico-guerrillero”: tu primer novio fue Julio Buitrago, al cual dedicas uno de tus poemas. Pero en los inicios de los años ochenta tus experiencias amatorias y de guerra, se dan en Palestina.

La parte política y la amorosa siempre están ligadas. Al respecto la poeta Helena Ramos, dice que mi poesía es “erótico-política”. Yo creo que no es erótica, aunque muchos lo digan, porque trata más sobre el amor. Yo creo mucho en el amor.

Pero, también percibo un canto de rebeldía, de libertad en tus escritos.

Es que yo soy libre. Cuando me quieren apresar de cualquier manera, me convierto en el ser más rebelde. Como no puedo usar mis piernas y mis manos, utilizo mis palabras.

El amor y la guerra, los has vivido en Nicaragua y Palestina; ahora te ha llevado a escribir tu segundo poemario Torbellino rebelde, el cual darás a conocer próximamente.

Es que yo soy una mujer que pertenece a dos patrias. Me descubrí desde niña, pero no lo había procesado. Mi padre, y Jacobo mi hermano, son una referencia. Decía Jacobo: “no se si me sentiré cómodo aquí o allá”. Porque no se sentía cómodo. Yo si me siento cómoda en mi país; pero si considero que una mujer de dos patrias. Amo tanto a Palestina, como amo a Nicaragua, a Masaya, León, Chinandega, como cualquier otra parte de Palestina.

Poemario dedicado a líder palestino

¿Pero Palestina tiene “algo muy especial” para tu persona, como poeta y como mujer?. Pregunto esto porque viendo estos poemas que me has mostrado están dedicado a un líder de Palestina.

Es un amor intenso. Este poemario está dedicado a Yasir Arafat, con poesía que escribí para él, antes y después de su muerte. Realmente el grueso de esa poesía, es después de su muerte el 11 de noviembre del 2004. Y lo titulé como Torbellino rebelde, porque así lo llamaba, y porque con él tuve el amor y las ansias de libertad.

Él fue además de hombre, un compañero. Es para mí muchísimas cosas, porque Arafat, llevó a convertirse en mí casi como el aire que respiraba. Él me enseñó de nuevo a sonreír, a ver de nuevo el canto. Y mil cosas. Yo estaba como muerta en los ochenta, cuando llegué al Líbano.

Yo era un ser que no quería nada de la vida, porque sufrí una “decepción política” que no viene al caso. Él me dio oxígeno, y no lo veas sólo desde el punto de vista del hombre y la mujer, sino del revolucionario, de la historia de la lucha de un pueblo.

Hay algunos referentes, que dicen que tu vida corrió peligro ante los bombardeos, y el conflicto del Medio Oriente, que viviste en esos años de confrontación de Palestina con Israel.

Me iban a sacar, pero me quedé. Si me muero, me muero con ustedes. Ahí aprendí lo que era la “runga”. Ahí supe lo que era un verdadero bombardeo, el arrastre, todo lo que conocía en teoría. Y fue bien duro. Quiero que sepas fue sumamente dolorosa, la esperanza y la búsqueda de la libertad de la patria. Recuerdo algunos de los poemas que hice, uno de ellos lo titulé: En este cementerio contando tumbas nuevas.

Pero también tenés otra patria, otra esperanza y seres queridos, como tus hijas.

¡Ah…¡ Ellas son el esplendor de mi vida. Mis hijas, Elsa Beatriz y Mónica, son lo mejor que he tenido, lo más grande; las arropo permanentemente, pero no las tengo atadas, ellas también son libres.

Libres como el amor, la poesía. Es por esas ansias de amor y libertad que me estoy preparando para dar a conocer mi segundo libro de poesía.

La Prensa Literaria

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