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José Coronel Urtecho. LA PRENSA/Archivo.

Tres anécdotas de José Coronel Urtecho

Perfiles del poeta, pasajes de cómo era uno de los principales bardos de la poesía nicaragüense Cuando evoco los años en que desempeñé la Rectoría de la Universidad Nacional de Autónoma de Nicaragua (1964-1974), vienen a mi memoria algunos de los recuerdos más gratos. Entre ellos, la fundación de la Editorial Universitaria, gracias a la […]

  • Perfiles del poeta, pasajes de cómo era uno de los principales bardos de la poesía nicaragüense

Cuando evoco los años en que desempeñé la Rectoría de la Universidad Nacional de Autónoma de Nicaragua (1964-1974), vienen a mi memoria algunos de los recuerdos más gratos. Entre ellos, la fundación de la Editorial Universitaria, gracias a la insistencia del Ing. Ernesto Gutiérrez, y los Doctorados Honoris Causa que en esa época otorgó la UNAN al Profesor Edelberto Torres Espinosa y a los poetas Alfonso Cortés y Ernesto Mejía Sánchez.

También evoco, con no menos agrado, la cordial relación que mantuve siempre con don José Coronel Urtecho, uno de los fundadores del Movimiento de Vanguardia. En estas líneas voy a relatar tres anécdotas de José Coronel Urtecho que revelan su singular personalidad e ingenio.

La primera de ellas se refiere a la hazaña que fue convencerlo para que nos autorizara publicar, en la Colección Poesía de la Editorial de la UNAN, un libro con su obra poética dispersa en revistas y antologías. La Editorial de la UNAN la dirigía, en ese entonces, el poeta Ernesto Gutiérrez. Veamos como nos refiere el propio Gutiérrez lo que significó arrancarle el permiso para publicar el libro: “El capitán del Movimiento de Vanguardia, el poeta que por sí solo explica el extraordinario florecimiento de la actual poesía nicaragüense, aún no había hasta entonces (1970), publicado sus poemas reunidos en libro. Por excesiva autocrítica se negó siempre a hacerlo, y no fue sino por una insistencia a lo largo de tres años que la Editorial Universitaria de la UNAN logró sacar a luz esta publicación que, indudablemente, se volverá indispensable para la historia de la literatura nicaragüense, así como será fecundante para las nuevas generaciones de poetas, que surjan cuando ya no sea posible recibir las enseñanzas de viva voz de José Coronel”.

Cuando se le pidió al poeta que nos comunicara el título que quería para su libro, su decisión fue “Pol-la d’ananta, katanta, paranta” (y por muchas subidas y caídas, vueltas y revueltas). Además pidió, modestamente, que se subtitulara: “Imitaciones y traducciones”. Y cuando le remitimos a don José los primeros ejemplares de su libro, nos envió una carta desde “Las Brisas” agradeciendo el envío “del libro de ustedes” (se refería al poeta Ernesto Gutiérrez y a quien escribe). Para don José, el libro era más “nuestro” que de él, y en su carta nos atribuía todo el mérito de su publicación.

En otra oportunidad, en mi calidad de Rector de la UNAN, me permití invitarlo para que dictara una conferencia en la Universidad sobre la poesía norteamericana contemporánea, con especial referencia a Ezra Pound. Aceptó la invitación, siempre que no fuera una conferencia, mucho menos una de esas conferencias llamadas “magistrales”, y que tampoco fuera en el “Paraninfo” de la Universidad en León, porque ese lugar tan augusto, con un nombre tan impresionante, le causaba pavor y lo inhibía para hablar. Que él ofrecía llevar a cabo un simple “conversatorio”, en algún lugar más modesto, como por ejemplo, en la cafetería de la UNAN y en torno a una mesa. Insistió que él quería más que enseñar, aprender. Se hizo como nos lo pidió: nos reunimos unas doce personas (escritores, intelectuales y poetas jóvenes, entre quienes recuerdo a Edgardo Buitrago, Mariana Sansón, mi esposa Rosa Carlota, Raúl Elvir, Fanor Téllez y Octavio Robleto). Por supuesto, el “conversatorio” se transformó en un largo monólogo durante el cual Coronel Urtecho disertó, con pleno dominio del tema, por más de dos horas sobre la trascendencia de la poesía de Ezra Pound.

Otra anécdota: después de haberles otorgado el Doctorado Honoris Causa de la UNAN a Alfonso Cortés, Salomón de la Selva y Ernesto Mejía Sánchez, nos pareció que la UNAN debía honrar con este título honorífico al gran animador del Movimiento de Vanguardia. Se le envió una carta a “Las Brisas” pidiéndole su consentimiento. A vuelta de correo don José nos dijo que declinaba el honor, pero que el día en que la Universidad ofreciera el título de “Estudiante Honoris Causa”, entonces sí lo iba a aceptar.

Finalmente, nos complace reproducir el breve, pero genial discurso, pronunciado por Coronel Urtecho en una celebración del doce de octubre en Madrid, España, siendo entonces Consejero de Asuntos Culturales de la Embajada de Nicaragua en España. A don José le correspondía hablar en representación de Centroamérica. Los otros participantes en el acto pronunciaron extensos discursos, cargados de la retórica propia de estas conmemoraciones. Cuando le llegó su turno, Coronel Urtecho se levantó y dijo el discurso más breve, pero más trascendente: “Centroamérica ha dado tres grandes aportes a la cultura hispanoamericana: en la época precolombina: el “Popol-buh”; en la época colonial: la “Rusticatio Mexicana”, de Rafael Landívar, y en la época independiente: la maravilla de Rubén Darío”. Y se sentó. Al día siguiente, las crónicas de los diarios madrileños no comentaron nada sobre los otros discursos, pero reprodujeron íntegro el breve discurso de don José.

La Prensa Literaria

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