14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.

El fraseo de la flauta

La flauta acaba de ser invitada con el inconmovible propósito de lucir sus cualidades en un concierto exclusivamente dedicado a ella en el salón de magistrales glosas y ejecuciones de la orquesta Philharmónica de Dresden. Sus discursos con variada temática revivieron el concepto poético que tuvo de la música Hugo Riemann en 1884 con su […]

La flauta acaba de ser invitada con el inconmovible propósito de lucir sus cualidades en un concierto exclusivamente dedicado a ella en el salón de magistrales glosas y ejecuciones de la orquesta Philharmónica de Dresden. Sus discursos con variada temática revivieron el concepto poético que tuvo de la música Hugo Riemann en 1884 con su imaginación. Hubiera dicho que lo revelado en la pequeña pantalla que nos hace viajar para estar en un concierto sin necesidad de movernos de casa—esa misma que fácilmente ubica al planeta en los ojos y los oídos—fue la poesía reflejada en las notas, con todo lo que tiene la fortuna gráfica. Eso incluida en el parangón una verdad inobjetable: la música en relación a la musa, con sus toscas indicaciones como los signos de legato y staccato. Empero, el intérprete le pone las pausas, los versos, las estrofas.

En el paraninfo no hubo espacio para ningún primo o prima en la familia de las maderas. La flauta como si fuera el arpa que cuando lanza la gracia celestial de su proclama, no admite el diálogo con nadie. Ella sola como la pompa en el trono. La flauta llevada para tener invicta recreación sus atributos, ingratamente desconocidos hasta por quienes la escuchan con inspirada atención. Sus dos clases fueron expuestas en el solariego espectáculo, pues solamente estuvieron presentes ella y su expositor. Es sumamente valedero explicar en trascendencia prevaleciente en siglos, que dos clases definen su estructura porque en un principio era considerada exclusivamente de madera, por lo tanto partícipe de esa heterogénea estirpe. Hoy puede ser miembro de la sección de los metales en los grandes ejes sinfónicos. Las dos clases tienen mucho que ver—también—en la composición física. Las dos, la recta y la pequeña o piccolo, una octava más grave del sonido peculiar, hicieron una demostración intensa y polifacética a través de Kart Heinnz Passin, Helmut Rucker y Ec Kart, un trío que se ha juntado más de una vez en la confraternidad artística como en la línea de las voces hicieron acrobacias con la guzla, Pavarotti, Carrera y Domingo

No tenía porqué recurrirse al esfuerzo. Bastaba la disposición natural para no dejar ninguna prenda olvidada en la vitrina de las joyas tonales sobre todo en aquellas en que aparece más menudo el timbre femenino comparado en lo más grave con el sonido de una voz quebrada de mujer.

Debussy hizo una sonata para flauta, violín y arpa. Extraña mixtura. Trío único en su composición. Pero esta vez para darle premeditada notoriedad a los agudos en acoplamiento con los del violín dejando al arpa en la función de acompañante. En la exposición solo apareció la responsabilidad de la flauta para poner en el muestrario la admirable brillantez que le adjudicó el francés, seguro este del papel que juega en la música descriptiva.

Esa misma forma pudo apreciarse en el “badinerie” de la suite orquestal número dos de Juan Sebastián Bach, solo para endulzar las orejas de un acaudalado diletante de Inglaterra, razón por la cual y muy graciosamente para no ser exclusivista en su dedicación, exprimió la dulce capacidad de su flauta, respetada con fruición por Passin.

Difícilmente un compositor ha podido relegarla en la tentativa de no hacerla sobresalir, de mantenerla en los lindes de la complementación o como la rosa decorativa de un jardín. No gozó de las preferencias de Wagner. Pero había pasajes de su obra que la reclamaban. Necesitaba de su timbre para poder describir la pureza de Elizabeth en el tercer acto de Tanhhauser. Descubrió que sin sus brillos, sin sus particularidades agudas y ondulantes no brillaba el personaje en el firmamento de su decoro. Es la flauta en Tristán “el pendón ondeante del barco de Iseo”

Aunque Wagner no fue invitado a la reunión de solo flauta, quién va a dudar de las veces que se valió del instrumento para satisfacer su afecto por la escenificación.

La Prensa Literaria

Puede interesarte

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí