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Hermana Glenda, la Virgen María y el discípulo amado

Nicaragua ha estado bendecida de forma abundante en esta semana con la presencia de la Hermana Glenda. Miles de nicaragüenses hemos podido participar de estas Jornadas de Oración Al Encuentro de Cristo Palabra, tanto a nivel presencial como por las transmisiones de Radio Católica de Nicaragua. Entre otros lugares estuvo en Betania, en el municipio […]

Nicaragua ha estado bendecida de forma abundante en esta semana con la presencia de la Hermana Glenda.

Miles de nicaragüenses hemos podido participar de estas Jornadas de Oración Al Encuentro de Cristo Palabra, tanto a nivel presencial como por las transmisiones de Radio Católica de Nicaragua. Entre otros lugares estuvo en Betania, en el municipio de Dolores, Carazo, en donde más de seis mil personas vibraron de amor a Jesús y a María.

La Hermana Glenda nos ha expresado que “si quieres ser discípulo amado tienes que acoger a María en tu casa”.

Recuerda que María es modelo de:

Fe: En la Anunciación ella dice: ¿Cómo será esto si no conozco varón? (Lc 1, 34).

Obediencia: Cuando el arcángel Gabriel le explica que lo que nacerá de ella será por obra del Espíritu Santo, ella expresa: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1, 38).

Paz: En la Visitación a Isabel, la Virgen se dirige presurosa a las montañas de Judea para servirle. María saludó: “La paz de Dios esté con vosotros” (Lc 1,41).

Alabanza: Cuando recibe el saludo gozoso de Isabel, quien la proclama como “bendita entre todas las mujeres”, ella resumió en el Magníficat el amor y las hazañas de Dios, diciendo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor…” (Lc 1,46).

Intercesión: En las bodas de Caná de Galilea, cuando se termina el vino, ella expresa: “No tienen vino”. (Jn 2,3).

Discipulado perfecto: El regalo maravilloso que nos da su testimonio de escucha y práctica, porque así nos integramos a la familia de Jesús. Expresa: “Hagan lo que Jesús les diga” (Jn 2,5).

El discípulo amado es aquel que tiene la confianza suficiente para recostarse en el pecho de Jesús y escuchar su corazón. Cf. Juan, 13, 25.

El discípulo amado es aquel que permanece fiel al maestro divino y en los momentos de prueba, en el instante supremo de la redención, está al pie de la cruz. Cf. Juan 19, 26.

El discípulo amado es aquel que recibe de Jesús la invitación de acoger a María como Madre y la lleva a su casa. Cf. Juan, 19, 27.

El discípulo amado es aquel que cuando María Magdalena ha experimentado la resurrección de Jesús y avisa a los demás que el Señor ha resucitado, corre presuroso, primero que el apóstol Pedro, porque el corazón del que ama tiene alas. Cf. Juan 20, 3-9.

El discípulo amado es aquel que reconoce a Jesús ya glorioso y resucitado cuando se presenta a los discípulos y les pide de comer. Ellos le contestan que no tienen nada después de una noche de intento de pesca. Jesús les indica que echen las redes a la derecha y cuando lo realizan hay abundancia. Cf. Juan 21, 1-7.

El discípulo amado es aquel que en el transcurso de los siglos sigue las indicaciones del maestro. Aunque la figura del discípulo amado está en el Evangelio de San Juan y se relaciona con este evangelista, en realidad el discípulo amado es todo aquel seguidor de Jesucristo que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica. Usted y yo somos discípulos amados del Señor. Cf. Juan 21, 20-24.

Hoy domingo 20 de septiembre a las 3:00 de la tarde todos estamos invitados para ir a los predios de la catedral de Managua, para compartir con la Hermana Glenda esta bella experiencia que nos acerca más a Cristo Palabra.

Religión y Fe

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