Si todo
es tan corto, tan breve
rápido es, relámpago
insignificante, fugaz
entonces…
háblame lo más despacio
que puedas, aspira, suspira
desciende, detente, asciende
alarga este momento
corto
quel tiempo delincuente
nos hurta
persigue, acosa, tortura
nos arranca la palabra
apenas pronunciada
la marchita en la boca
ata la lengua al anhelo
labrado a mar abierto
entonces…
háblame suave
muy bajo, despacio
¡detente!
háblame en un susurro
lento, pausado, quedo
que antes que lo pienses
todo habrá pasado… ¡antes!
¡nada de nada, amor, la nada!
¡Quítate el reloj!, desbarata
su mecanismo, eriza
la piel de su conteo
paraliza su cometido
¡Destrúyele!
que no yergue de nuevo
e inyecte el veneno
de angustia locura obsesiva
del tic-tac y tac-tic y toc
¡dispárale, hiérelo de muerte!
que su mecanismo necrose
dópalo, envenénalo hasta
atiesar su mezquina yugular
de acero inexpugnable
al opio violáceo de lo narco
sea enterrado, luego, bajo
siete cielos de silencio,
entonces y por hoy…
háblame bajo, muy bajo
susúrrame
susúrrame
suave, muy lento
congela la chispa del vacío
-retenla-
casi en silencio, sostén este instante
¡amor, detenlo!
antes que caiga el telón.
El Madroñal, Navidad de 08