La historia del beisbol recuerda a Roberto Clemente por su estilo único de bateo, por disponer de un cañón por brazo, por jugar con más intensidad que nadie, por su magnética y fuerte personalidad, por defender los derechos de los peloteros latinos y por ser uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. En Nicaragua, lo recordamos porque dio su vida por nosotros.
Clemente hizo a un lado la cena familiar de fin de año y a eso de las 9:20 de la noche del 31 de diciembre de 1972, se montó en un avión DC-7 que alquiló para traer a Nicaragua la ayuda que había recolectado tras el terremoto de Managua. El astro boricua quería entregar personalmente el donativo, porque le habían informado que la guardia de Somoza estaba saqueando los suministros y se quedaba con lo mejor.
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La vieja nave estaba sobrecargada y a los pocos minutos que despegó en San Juan, cayó al mar y jamás fue recuperado el cuerpo de uno de los seres humanos más extraordinarios que se recuerde.
Clemente se sentía conectado con Nicaragua porque un par de semanas atrás había dirigido a Puerto Rico en el Mundial de Beisbol.
Ya hace 45 años de la trágica muerte de Clemente, pero su legado se ha transmitido de una generación a otra en nuestro país, sin perder fuerza su recuerdo, respecto, admiración y gratitud.
Así se le recuerda:
Roberto Clemente hijo:
Ese hombre siempre me podía hacer sonreír, pero me podía congelar con una mirada. Cada vez que salíamos de la casa, siempre estaba bien vestido y su mirada generaba respeto. Él sentía que su misión en esta vida era luchar por los derechos del pueblo y su escenario era el diamante.
Tenía un sentido del humor, a la par con su poderoso brazo, y me acuerdo después de los partidos los jugadores y amigos se reunían para comer en mi casa y todos pasaban toda la noche en carcajadas.
Dennis Martínez:
Clemente es un ídolo para nosotros (los latinos). Es un modelo a seguir. Una inspiración para todos, tanto dentro como fuera del terreno, sobre la parte humanitaria.
Me empecé a dar cuenta de él en el Mundial de Nicaragua en 1972. Lo que más me impresionó en ese momento es que dio un show en la práctica de bateo, sacando la pelota por el jardín izquierdo, el central y luego por el derecho. Esa demostración fue impresionante, se miraba la calidad de pelotero que era, y luego me impresionó más su calidad humana, y como nicaragüense agradezco que diera su vida por nosotros. Es algo que todos los nicaragüenses llevamos en el corazón.
Joe Morgan:
Una y otra vez he dicho que Willie Mays es el mejor jugador que yo he visto. Pero, Mays siempre decía que Roberto Clemente es el mejor jugador que ha enfrentado. Y mucho otros están de acuerdo.
Además de sus extraordinarias habilidades en el campo de juego, Clemente era como un caballo purasangre. Igual que los purasangres galopan con dignidad y orgullosos, Clemente tenía la misma actitud cuando caminaba, cuando corría las bases, cuando jugada en los bosques. Además de ser un jugador especial, uno sabía que estaba particularmente orgulloso de ser puertorriqueño.
La frase
“Si tienes la oportunidad de hacerle bien a alguien, y no lo haces, estás desperdiciando tu tiempo aquí en la Tierra”, Roberto Clemente
Honores
Aproximadamente 150 lugares de todo el mundo llevan el nombre de Roberto Clemente, incluyendo el estadio de beisbol de su ciudad natal, Carolina, en Puerto Rico, y el estadio de beisbol de Masaya, Nicaragua, así como cientos de calles, escuelas y avenidas en Nicaragua, Estados Unidos, Venezuela y República Dominicana.
Las Grandes Ligas crearon el premio Roberto Clemente en 1973 para honrar al pelotero que más aportes hace a la sociedad.
Clemente fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en 1973, meses después de su muerte, sin necesidad de esperar los cinco años reglamentarios y es el único caso de la historia.
Como pelotero ganó un premio de Jugador Más Valioso, 15 veces fue invitado al Juego de las Estrellas y se adjudicó 12 guantes de oro. Tuvo un promedio de bateo vitalicio de .317 y capturó cuatro títulos de bateo. Fue el primer latino de 3 mil hits.