En el Hogar de Ancianos Dr. Agustín Sánchez Vigil, ubicado en Jinotepe, la cuarentena comenzó cinco días antes de que en Nicaragua se confirmara oficialmente el primer caso de Covid-19. Desde el 13 de marzo el personal hace turnos con dormida adentro, se cancelaron todas las visitas y se gasta el doble de cloro, desinfectante y alcohol puro. Todo esto con el propósito de proteger a los 31 “viejitos” residentes, que son parte de la población más vulnerable ante el nuevo coronavirus.
“Desde que empezamos a oír que en otros países los ancianos estaban siendo afectados gravemente, empezamos a aplicar todas las medidas”, afirma Sandra González, administradora del hogar.
Las medidas tomadas en el Agustín Sánchez Vigil están lejos de ser exageradas. Por las experiencias de otros países, se ha comprobado que el Covid-19 se ensaña especialmente con las personas mayores de 60 años, debido a los cambios que experimenta el sistema inmunitario al envejecer. La edad de los pacientes está estrechamente relacionada con la posibilidad de que desarrollen cuadros críticos. A más años, más vulnerabilidad.
Se estima, por ejemplo, que alrededor del 95 por ciento de las más de 23 mil personas que han sucumbido ante el Covid-19 en Italia tenía entre 60 y 90 años.
Informados
En los hogares de ancianos los residentes escuchan noticias en la radio o las ven en la televisión. Pero igual ha sido necesario explicarles la situación para que comprendan por qué ya no reciben visitas de sus parientes ni de las personas que antes de la pandemia llegaban a alegrarlos con algún refrigerio.
“Se les habló, se les dijo lo que está pasando, explicándoles de manera sencilla el por qué no se está aceptando ahorita la visita del familiar”, cuenta González. Para compensarlos un poco, se les comunica a través de videollamadas con sus parientes; en al caso de los residentes que aún tienen quién pregunte por ellos.
Lo mismo ha sucedido en el Hogar de Ancianos Horizonte, en San Marcos, Carazo. Se han limitado las visitas y para llenar el espacio que antes se dedicaba a actividades recreativas, ahora se reza todos los días a las 3:00 de la tarde. Momento que los abuelitos aprovechan para pedir por la paz del mundo y el fin de la pandemia de Covid-19.
En este hogar habitan 15 ancianos, siete mujeres y ocho varones, de 78 a 90 años de edad. Siete personas se encargan de atenderlos y en las últimas semanas han incrementado las precauciones, limpiando con más frecuencia todo el lugar y practicando más el lavado de manos, señala Concepción Cerda, doña “Conny”, directora del hogar.
Se continúan recibiendo las donaciones necesarias para que el hogar funcione, pero nada más. Por ahora, dice Cerda, es mejor “que nadie se aparezca” por ahí.
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Medidas extremas
Para atener la emergencia, en el Agustín Sánchez Vigil contrataron temporalmente a tres enfermeras que se sumaron al personal de planta: nueve personas. Luego se dividieron en tres grupos para que cuatro empleados permanezcan a tiempo completo en el asilo.
Cada lunes a las 7:00 de la mañana hay cambio de turno. Sale un grupo y entra otro. “Y una vez que ingresamos al centro no podemos salir para nada, aquí tenemos todo lo necesario para consumo, tanto alimento como productos de limpieza, y aquí mismo nos quedamos a dormir”, dice Sandra González. El personal que termina su turno, descansa quince días, pero durante ese tiempo no tiene permiso para salir de casa. Todos deben seguir en cuarentena porque en dos semanas vuelven a estar en contacto con los ancianos.
Durante siete días, cuatro personas atienden todas las necesidades de los 31 residentes. Incluso el personal administrativo se ha entregado a las tareas de limpieza, porque ya no hay visitas que recibir. Los pocos donantes que llegan son recibidos en una sala acondicionada para eso, pero de ahí no pueden pasar.
Todo lo que tocan los ancianos (sillas de ruedas, barras para caminar, persianas, radios, sillas, mesas, cubiertos…) se limpia varias veces al día con alcohol puro y se les lava las manos cada veinte minutos. Eso ha duplicado el consumo de productos de limpieza. Y, como las donaciones han decaído, escasean también los “complementos de comida”, como “leche, queso, huevo, pollo, carne molida, verduras y frutas”.
Si desea ayudar a los ancianos del Hogar Dr. Agustín Sánchez Vigil, puede llamar al número 2532-0242. En el caso del Hogar de Ancianos Horizonte, el teléfono es el 2535-2463.
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