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El carisma que caracteriza a Miguel Murillo, lo ha hecho ganar más clientela. La Prensa/ Roberto Fonseca

La crisis sociopolítica lo llevó a vender jugos en el Huembes, hoy lucha en medio de la pandemia

Murillo, igual que todos, enfrenta la segunda crisis en el país.  Con su tapabocas, lentes, gorra, toallas y alcohol en gel, recorre los diferentes pasillos del centro de compras

Cuatro meses después que iniciara la crisis sociopolítica del 2018,  Miguel Murillo se vio obligado a hacer un giro en su vida. El vendió anteojos en un lugar fijo por mucho tiempo, pero sus ventas empezaron a bajar y no le quedaba más opción que buscar que hacer para llevarle el sustento a su familia.

Por recomendación de un amigo, se aventuró a  vender  jugos de naranja de manera ambulante en el mercado Roberto Huembes. A pesar de la dura situación económica que apenas iniciaba, al día lograba vender entre comerciantes y compradores  hasta 50 vasos.

“La gente siempre compra su juguito, más por los fuertes calores que hacen la mayor parte del tiempo, yo hice una inversión como de 4,000 mil pesos, me equipé y me lancé a la calle, fue una excelente decisión”, comenta.

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Toma medidas

LA PRENSA/ Roberto Fonseca

Hoy día, Murillo, igual que todos, enfrenta la segunda crisis en el país.  Con su tapabocas, lentes, gorra, toallas y alcohol en gel, recorre los diferentes pasillos del Huembes para vender sus jugos.

“Yo no me puedo quedar en casa, pero cuidar mi salud es lo esencial,  también las de mis clientes, por eso he extremado medidas,  me gusta que la gente se sienta con la confianza de comprarme, que sepan que los 30 córdobas que van a pagar por mi jugo valen la pena”, refiere.

Murillo,  dice que desde que comenzó con su carretilla ambulante, ha cuidado la higiene. Ahora, de manera consecutiva la desinfecta, sus manos también las lava y se aplica alcohol, antes y después de despachar.

“Mis ventas han bajado un poco, porque al mercado ya no está entrando la misma cantidad de gente que antes, sin embargo, siempre Dios me provee, no me ha tocado irme con las manos vacías y eso es una bendición”, manifiesta.

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Miguel, siempre ha sido apasionado del trabajo, sueña con un día extenderse, visitar otros centros de compras, y ser reconocido.

“Yo trato  de  conquistar el paladar de mis clientes, que no se arrepientan de haberme comprado, y eso solo se logra haciendo las cosas con pasión y amor, hoy, en medio de esta segunda crisis, una pandemia que atenta contra nuestra vida, solo queda cubrirnos con la Sangre de Cristo, ser prudente y no rendirnos, hay que ser positivos, hoy más que nunca, se necesita mucha fe”, subrayó.

Los jugos de naranja que ofrece Murillo, cuestan 30 córdobas, también los vende con piña, valen 40.  El comerciante, dice que el costo ha subido, porque estos productos actualmente están caros.

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