Las vendedoras que le daban la prueba de rosquillas y viejitas a los compradores que llegaban al mercado Roberto Huembes habían desaparecido desde hace un par de semanas de los pasillos del centro de compras.
Estas jalaban al cliente y lo convencían hasta que “sin compromiso” le agarraran la prueba de la rosquilla o viejita. Debido al distanciamiento social, estas jóvenes ya no se ven en este sector.
Pero la mañana de este miércoles, una escena más solitaria se observaba en el visitado mercado. La mayoría de los tramos que ofrecen rosquillas, viejitas, cajetas, churros y otras exquisiteces se encuentran cerrados ante el temor del coronavirus.
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En un recorrido realizado por el mercado, no más de cuatro negocios que ofertan este tipo de productos están abiertos.
Carlos Sánchez, quien comercia rosquillas, manifestó que aunque están vendiendo poco, por lo menos se gana “100 córdobas, solo para la comida”.
Sánchez explica que todavía la semana pasada abrieron más tramos, por el pago de la quincena, pero que después de esa fecha, los clientes dejaron de llegar.
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Él es uno de los pocos comerciantes de este sector que sigue llegando, pero dice que confía en Dios para su protección. También usa una mascarilla.
Sector artesanías también afectado
De los otros negocios solo quedaron los muebles vacíos y encadenados para que no se los roben.
Otro sector de este mercado que se ha visto tremendamente afectado por la pandemia, es el de artesanías, ya que ante la falta de turistas las ventas han sido casi nulas.
Ayer había algunos tramos abiertos ofreciendo hamacas, tazas, muebles, entre otros. Pero la mañana de este miércoles, un día después que el Ministerio de Salud (Minsa) anunciará el incremento en casos de contagio de Covid-19 a 279, al pasar por el mismo sector hay menos negocios abiertos. Por ejemplo, en un pasillo en el que el martes había tres tramos abiertos, ayer solo uno seguía atendiendo al público.
Ambulantes también la sufren
Los vendedores ambulantes siguen llegando al mercado, pero comentan que la falta de clientes es visible.
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“Vamos buscando qué hacer de la vida, porque esta situación está fea. La gente lo que busca por no morirse, pero de todos modos, si le toca le toca, encomendarse a Dios, más nada y seguir luchando”, dice el joven David López, quien ahora vende mascarillas, guantes y alcohol.
Otra comerciante de caramelos, galletas y otros dulces, doña Mayra Ruiz, manifiesta que “ahorita la vida está muy dura. con costo comemos, porque esto que está pasando, con esta enfermedad que hay, la gente no viene a los mercados, poco vendemos. Llevamos tan siquiera para el café y el pan, porque ya no se lleva para otra cosa. Está duro, mire ahorita que no hay nada de gente, todos los bares, estas cosas, esos rincones están vacíos”.